miércoles, 1 de julio de 2009

La Batalla interior que perdí

Cuatro de la mañana del 5 de enero de 1993, mi padre me ha levantado temprano, ya que empiezo a estudiar en la academia preuniversitaria. Mi madre desea que me anime a ir por la carrera de medicina, por eso me ha matriculado en esa cara academia. Nunca me han gustado los hospitales y menos aún los médicos. Deseo estudiar comunicación, siempre soñé el estar involucrado en ese medio y he decidido postular a esa carrera, ya he averiguado todo lo relacionado y he pensado en la USMP. Mi padres me apoyan. Ha pasado el tiempo, ya estoy dentro, pero la situación económica ha empeorado y no puedo seguir, mucha gente me ha desanimado, pero mucha gente. Estoy desmotivado. Mi madre me aconseja que opte por otra cosa, pero no le hago caso, he decidido no continuar. Siempre soñé con ser un gran futbolista, jugar en el Alianza he soñado muchas veces haciendo goles y no es mentira, ese fue mi sueño eterno.

Estoy enamorado de Mayrim desde niño pero tengo un gran complejo de timidez, ella es tan linda y yo no soy guapo. Eso me ha destrozado el alma, no tengo sueños ya, he buscado oportunidades en el fútbol, me he probado en muchos equipos. Rechazado muchas veces, que eres malo, que te falta técnica, te falta más talla, maldita argolla. Han pasado casi tres años y una maldita lesión, me he roto la rodilla, esta ya no me sirve. He decidido probar suerte otra vez en los estudios, averigue y he buscado información en la UNAC, cualquier carrera me valdría, como autodidacta que soy, me he preparado solo. Mi madre me aconseja entrar al menos en una pre, no sé, le digo, me ha dado el dinero y he ido a ver, casi todos son jovencitos recién egresados de sus coles. Me he sentido muy mayor a su lado, desisto de la idea. He conseguido mucho puntaje, he pasado con holgura el puntaje mínimo, pero no he conseguido vacante. Me he confiado mucho en mi suerte. He decidido sentar cabeza. He hecho unos cursos de Dibujo, no me sirven mucho, en el Perú, no se aprecia mucho a los artistas. Paso por muchas empresas, sin pena ni gloria. Tengo casi 23 años, me han animado a estudiar Educación, me siento viejo por dentro y no lo hago, voy a perfeccionarme en el arte del dibujo. La situación económica empeora en mi país, así que debo buscarme la vida. Estoy trabajando en una empresa solida, pero el sueldo no es muy alto, deseo superarme. He estado buscando la perfección y eso valoran mis superiores, por eso he tenido problemas con mis compañeros, me consideran un patero, un chupamedias, un pelotas. No soy así, solo que busco la perfección y el orden.

He conocido a Dios, eso creo yo. Asisto a un grupo de oración. He vuelto a buscar mis amigos del cole, nos hemos vuelto muy unidos soy feliz. Nunca he tenido novia, siempre ame a Mayrim y no busque más de allí, si no es ella no es nadie, me decía como una excusa tonta a mi mala suerte con las mujeres. Pero soy feliz en el fondo con el amor de Dios y el de mi familia. Llevo casi dos años perseverando en el amor de Dios, mi vida ha cambiado mucho, pensé que estaba truncado. Pero el Amor de Nuestro Señor, me ha vuelto a dar otra nueva oportunidad y la quiero aprovechar. Pero algo ha pasado, me he enamorado de una chica del grupo de oración y ella solo me veo como un hermano más no me siento mal. Al contrario siento que es muestra del amor de Dios. Hay algo que anda mal. Hay un hermano que asiste al grupo, la gente lo quiere, pero yo no, es muy pedante, no entiendo como la gente no se da cuenta, o si se da, no se lo quiere decir. Menosprecia a hermanos que supone no son de nivel social, se ufana de sus logros, a los ojos de Dios todos somos iguales. Quiero vencer, es una gran prueba que ha puesto Dios en nuestro grupo. Cada día que avanza es peor, hay gente que solo busca vida social. Solo busca diversión, estoy perseverando, pero esta gente me saca de mis casillas. Todo el amor de Dios creo que tengo se esta yendo con el viento, ya no me siento a agrado aquí. Estoy perdiendo la batalla, quiero ayudar, pero aquellos a quienes me refiero siguen alli destrozando la armonía que allí existía. Han pasado algunos años y me rendí. Perdí la batalla. Hice buenos amigos pero me aleje. Sigo amando a Dios más aún. Mañana empiezo una nueva vida, parto hacia el viejo continente a buscarme la vida. Pero llevo en el corazón ese sentimiento que el amor de Dios me ha devuelto la confianza en la vida.



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