viernes, 16 de diciembre de 2011

Aquella Navidad con Camila


Javier me dijo que ya tenía todo preparado, para levantarnos a "La negra" y a "La china" Las había chamullado muy bien. Según él, estaban dispuestas a que las llevemos al hostal, que esta afuera a unos metros de la discoteca. Aunque no lo disimulaba, él estaba muy nervioso. Se frotaba las manos, mientras me repetía una y otra vez: ¡Ya esta David! ¡Ya esta, ahora! Seguía tomando los vasos de cerveza llenos. Yo no le decía nada, pero se estaba emborrachando. Aquellas muchachas, eran muy conocidas, en aquel local, y en muchos más. Así como ellas, habían una infinidad de chicas, que se la pasaban en grande. Tenían 15 y 14 años, Javier y yo cumplimos los 16 y ya estábamos en 5 año. Siempre nos íbamos los fines de semana, incluso a mediados, a esas discotecas. Javier le quitaba a su madre de la cartera, dinero y nos íbamos. Ya las habíamos visto, en varias ocasiones, cuando bailaban se formaba un circulo al rededor de ellas. Creo que les encantaba. Pero soy sincero que ninguna de ellas, me parecía agraciada. No eran para nada guapas. Pero el furor de la noche, hacía que Javier pierda la cabeza, muchas veces.

Javier se les acerco y les invito lo que ellas pidieron. Cuando la oportunidad se presentaba, ya que muchos pretendían levantarlas. A pesar que conocíamos a más chicas, Javier nos les paraba "bola" Algunas de nuestras vecinas, me invitaban a salir a la pista de baila. No les preguntaba nada. Ellas a mi, una infinidad de cosas. Muchas le contaban a mi madre. Que me habían encontrado y en fin esas cosas, y más. Solo las escuchaba. Me pedían que las invitase a tomar. Casi siempre andaba sin dinero. Javier pagaba siempre. No me avergonzaba, ya que fue él que me animaba a salir, me insistía tanto. Parado a un lado, hacía el amague de bailar,  Javier les indicaba quien era, y me llamaba. Ahí me las presento...
-Mira David, ellas son Shirley y Gracia- Dijo un poco fuerte cerca al oído, por la bulla de la música.
-Hola, hola!!- Me acerque y las salude con un beso. Ellas respondieron esos saludos. Les desagrada que las llamasen así, por aquellos apodos. Bailamos un poco más de una hora. Javier se empato con Gracia a quien le decían "La china" de 14 años. Y yo me quede con Shirley, a quien le decían "La negra" No por que fuese negra de piel o raza. Sino que tenía los labios muy gruesos. Tiene 15 años, e iba a un colegio fuera del distrito. El lunar que tenía en la mejilla, resaltaba más con esos labios. Cuando ellas hablaban, se reían. Javier cogió su casaca, y me dijo: ¡Vamos, ya, David!      ¡Ya esta! Salimos afuera, Javier y "La china" empezaron a besarse. Yo al lado de "La negra" solo observaba. Realmente deseaba no estar ahí. Shirley me quedo mirando un rato, como pensando: ¡Que huevon este pata! Me acerque a ella, y el aliento a cerveza, cigarrillos y chicles de mentas, no impidió que le plantara los labios. Ella con una gran perfección me empezó a besarme y dejarme sin respiración. Nos dirigimos a aquel hostal. Ellas se sentaron a un lado en un sofá de la recepción.
-Puta madre! un hostal de la mala muerte, y hay recepción como bueno. ta' mare- Dijo Javier desesperado por entrar, ya de una vez. Como eramos menores de edad, no podíamos entrar. Mientras ellas esperaban ahí, yo estaba ahí con él. Le rogo al encargado. Vamonos huevon, si no quieren, vamos a otro lado- le pedí. Pero su insistencia tuvo recompensa. El encargado le dijo que si, pero que fuera rápido, por si llegara alguna inspección, le jodían el negocio. Nos entrego unos preservativos. Le pagamos lo que pidió. Ya aliviado Javier dijo:
-Menos mal, vamos- mientras nos dirigíamos a verlas, para subir a aquellas habitaciones.
-Que caro nos ha cobrado ese huevon,-le dije ofuscado. Me gaste el dinero que llevaba.
-Ya, ya, esta, que más quieres vamos a debutar, si o no.
-Tu, yo no..
-Tas loco, vamos ya, provecho con "La negra", con esos labios, lo que te va a comer abajo... ya después si quieren las cambiamos, pe' huevon- Tirando los preservativos a la basura, esa mierda para que sirve.

Al entrar, en la puerta, ella se quito toda la ropa, tenía un cuerpo espectacular, y unos enormes pechos, muy bien formados. Hice lo mismo, y dimos rienda suelta a los instintos. Ella me hablaba muchas cosas, pero no le daba importancia. Solo en un momento, le respondí a aquello que me dijo: Tu amigo es más mosca que tu, es de arranque..parecías aburrido.
-Y ya ves lo que estamos haciendo ¿eh?-  No nos dimos cuenta del tiempo, a pesar que el encargado a veces llegaba a ver, para que nos fuéramos ya.
-Ya no seas sapo, ya acabamos- decía Javier.
-Pero ya pe' causa- y se iba el encargado.
En un rato que seguíamos haciéndolo, toca la puerta Javier, pensando que es el encargado, grite:
-¡Que! 
-Soy yo huevon, abre.
-Puta madre, que pasa!- fui a abrirle..
-Oye, ya le dije a "La china" para cambiar
-¿Qué?
-Si huevon, ya
-¿Y que dice?
-Que ya..vete para allá. Javier se abalanzo, sobre Shirley
-Ta' mare que ricas tetas- Y empezaron a hacerlo. Me quede sin palabras
-Vete huevon, vete y cierra ya- dijo encantando.
 No supe que hacer, él estaba ahí, mi ropa a un lado de la cama. Salí y me fui al cuarto con Gracia. Ella era más guapa que Shirley. Me senté a su lado. Y ella solo me miraba. Ya no tenía ganas de nada. Empezamos a hablar, sobre aquello. ¿Que te pasa? ¿Qué chupao eres? preguntaba. Le pregunte si le parecía gracioso todo eso. No sabía que responder. Sus 14 años, era lo que tenia. Pensé en que Javier, solo miraba a las mujeres, y pensaría que solo sirven para esto. Ella se abalanzo hacía a mi. Y me deje llevar. Le correspondí, ya sin ganas. Tu amigo, es mejor que tu ¡que monse eres! repetía ella. Mil posiciones inventadas, y se las sabían de memoria. Al terminar le dije que era bonita, y que aprovechara el tiempo. Pero luego tocaron la puerta. Abrimos, y eran ellos, y se metieron a la cama. Ellas fascinadas y él desorbitado. No te chupes, huevon! dijo él, animándome a seguir. Eramos cuatro en una cama de plaza y medía. El encargado, pasadas un buen rato, nos espero. Salimos y ya era de día. Quedamos para esta semana. Javier, les dijo que si, que estarían siempre, él iba a estar ahí.

A pesar que él deseaba repetir, yo ya no quise ir. Ya no volví a verlas en un tiempo.  Javier, me hizo más pendejo. Yo no era tonto, pero era más cuerdo que él. Actuaba con discreción. Era muy reservado a la hora de hablar. Pero si salía con él a divertirme, era por la amistad que nos unía de siempre. Incluso, él decía que parecíamos hermanos. Siempre con los amigos del colegio y del barrio nos íbamos al centro de Lima, a pasarla bien. Íbamos al cine, muchas veces nos metimos a ver películas porno. Creo que de ahí le viene la afición enfermiza a Javier. Eso se lo decía, y él lo tomaba con vacilón. Se estaba preparando en una academia y ahí conoció a muchas chicas, pero casí todas pasaban de él, ya que el solo buscaba divertirse. Las discotecas del centro de Lima, eran ya sus preferidas. Una tarde que salimos a pasarla bien. Entramos a una cebichería, que estaba cerca de donde estudiaba.
-Vamos a comer un cebiche.
-Estoy misio, no tengo nada- le dije
-Entra huevon, de eso no te preocupes- Ya dentro, pedimos de comer, y repetimos. Había mucha gente, Siempre se llenaba la cebicheria. Estaba repleta de bote a bote. Pedimos unas cervezas, para terminarla. Paso un buen tiempo y con la gran cantidad de gente que entraba y salía, a los  mosos, les faltaba manos a veces. En un instante, Javier vio un hueco y salio. Su actitud, me pareció muy grotesca. Me dejo solo ahí. Afuera con gestos me indicaba que saliera, por que sino me dejaba solo ahí.  Busca un hueco, me decía. Cuando vi un descuido de ellos, salí. Ya estaba afuera, y él solo se vacilaba.
-Que pendejo eres- le dije un poco acongojado. Él se partía de risa
-Siempre lo hacemos, con los compañeros.
-Pero tienes que pagar, y no hacer eso.
-Que se jodan- Y nos fuimos a seguir pasando el día en Lima.

CAMILA , LA VIDA DESPUÉS

Con 18 años sabía que mi vida, podría tener un cambio, si yo mismo me lo proponía. En un barrio contiguo al mio. Mi tío Abelardo, tenía una una ferretería, y me propuso que trabajase para él. Siempre me decía: te veo sin rumbo hijo, te veo sin rumbo. Atendería su negocio en el día, y por las noches, podría estudiar. Esos eran los planes de mi tío. Era un primo lejano de mi madre. Al estar cerca su negocio, a veces llegaba a visitarnos.  Y así empece a trabajar con él, y luego pensaría en estudiar. A Javier, sus padres le daban de todo. Tenían un negocio que les resultaba ganancioso.  Ya estudiaba contabilidad en la Garcilazo. Él la llamaba "la facilazo" por que no sabe, ni como ingreso. El que fuéramos grandes amigos, como casi todos los demás de nuestro grupo, hizo que fuéramos muy unidos. Cada uno en su forma de ser. La vida descuidada y disoluta de Javier, hacía que su madre, que le  daba de todo, empezara a preocuparse. Ya había reprobado un ciclo. Faltaba muchas veces. Solo pensaba en divertirse. Hasta que un día su madre, decidió cortarle toda la ayuda financiera. Solo le daría para los pasajes. Y de todos lo gastos ella se encargaría. Iba a la universidad y pagaba todo lo que debía de pagar. Si se lo daba, se lo gastaría. Cuando empecé a trabajar con mi tío. Su madre, me pidió que aconsejar a su hijo. veía un cambio en mi. según ella. Pero nunca me atreví a hablar de ello con Javier. No se, realmente pero me costaba. Incluso pasaba al revés. Él seguía animándome y salíamos de juerga miles de veces más. Con nosotros, todos nuestros amigos.

Mi madre y doña Carla, la madre de Javier eras muy amigas. Un día doña Carla, invito a mi madre, a una congregación mariana, que se iba a realizar en la parroquia del barrio. Doña Carla, ya llevaba asistiendo no mas de unos meses. Le agradaba aquello. Y empezó a ir muy seguido. Entonces ella decidió  invitar y animar a todas sus vecinas y amigas. Al pasar el tiempo, mi madre, ya pertenecía a aquella congregación. Incluso mis hermanos y yo empezamos a vacilarla. Pero a ella no le importaba, las bromas, de sus propios hijos. Hasta que nos fuimos olvidando de aquello. Para abril, de aquel año. Javier, quien volvio a repetir ciclo, me dijo que iba  a dejar de estudiar. No tenía dinero, Su madre le escondía todo el dinero, por que él siempre se lo quitaba. Le dijo que si no cambiaba, no le iba a pagar ninguna mensualidad de la universidad. A él no le importaba mucho. Pero con el correr de los días, el no tener dinero lo agobiaba. Estuvo tan acostumbrado a tenerlo siempre. Solo le quedaba trabajar con sus padres.

Javier una tarde le rogó a su madre, que le diera dinero, y que por favor, le pagase la universidad. Ella al ver, que realmente la pasaba mal, le dio una condición, que debía de cumplir. Doña Carla le dijo que le daba dinero, y le pagaba aquello, si se esmera en los estudios, pero lo más importante que debía acompañarla siempre, a aquella congregación mariana. Le pareció gracioso, pero pasados unos días acepto. A regañadientes, pero acepto.

La parroquia estaba en un barrio aledaño. La cual, reunía a muchos lugares del distrito. Es un lugar muy grande. La primera vez que Javier asistió, se sentía muy raro. Se aburría al ver orar a su madre, y a las demás. Entre ellas, estaba la mía. Pasaron unos meses, a pesar que empezó a estudiar, y a esmerarse, se sentía aburrido. Muchas veces se negaba, pero su madre, le decía: Pues ya sabes. Se acerco un día a la ferretería, mientras atendía y me contó todo aquello. A veces me causaba gracia, pero era así. No aguantaba aquello. Y una tarde me animo a ir, con él y su madre....
-Vamos pues David, hazme ese favor, me aburro ahí.
-Nada compare' no corre conmigo eso,
-No seas así pues. además ahí también va tu vieja.
- Si, si pero no le digas nada, por que de repente quiere que también vaya.
-Vamos ¿o que?
-Puta mare,....que monse eres. Ta' bien pero solo unos días.
-Chevere..
-Oye y no tienes amigas en la facultad,
-Si, pero son re-contras estrechas y sobradas, a ver si floreo alguna.
Entonces quedamos, para el sábado en la tarde. Nos fuimos acompañando a nuestras madres. A la mía no le sorprendía que vaya con ella. Sabía que lo hacía por Javier. Ya mientras oraban, nosotros la pasábamos divirtiéndonos. Con gestos pedían que nos portáramos bien. En los ratos, que salíamos afuera, nos vaciábamos.  En aquel lugar, habían chicos y chicas que asistían a grupos juveniles. Una infinidad de muchachos, de casí el distrito entero. Algunos se nos acercaban, y nos preguntaban si eramos de algún grupo o congregación. Cuando respondíamos que no, nos invitaban a sus grupos. Tal vez nos animemos, les decíamos, u otras veces que veníamos solo acompañar a nuestras madres. Las veces que íbamos, siempre hacíamos lo mismo. Salíamos de ese salón donde se reunían, y nos íbamos a afuera. Y así fue que fuimos conociendo más jóvenes, que nos invitaban. 

Una tarde de sábado se nos acerco Camila, una chica muy bonita, que pertenecía a un grupo de tantos que habían por aquí. Nos saludo, muy gratamente. Nos pregunto lo mismo, si pertenecíamos a algún grupo. En ese instante Javier, le dijo que no, pero que no le importaba pertenecer al suyo. Vi con jocosidad aquel gesto. A Camila, le agrado aquella respuesta.
-Hola me llamo Camila- Nos dio la mano, nos saludamos con un beso en la mejilla.
-Yo soy Javier y él se llama David. ¡Mucho gusto!- dijo Javier con avidez.
Nos dirigimos a aquel ambiente de la parroquia donde se reunían. Nos presento, y nos quedamos un buen rato con ellos. Al terminar todo aquello. Javier se despidió de Camila, prometiéndole volver siempre. Salieron nuestras madres, quienes nos vieron con aquellos chicos. No se si alegraron, pero les parecía bien eso. Saliendo de ahí, le dije a  Javier que Camila, me había parecido muy linda.
-Si esta muy rica la pendeja, para comérsela-  me dijo con una sonrisa un poco depravada.

Desde que conoció a Camila, Javier ya no pidió más a ir a la parroquia, él se iba solo con su madre. Y estaba asistiendo al grupo. Le gustaba Camila. A veces me llamaba, para quedar, tal vez. Pero yo también decidí ir algunas veces. Una tarde de octubre, me encontré a Camila, Javier no había ido por que tenía que estudiar. Empezamos a hablar de muchas cosas. Ya conocía a mi madre, y a la de Javier.
-Estoy saliendo con Javier.
-Ah que bien- dije yo un poco contrariado.
-Si, me parece un buen muchacho, nos estamos conociendo.
-Es mejor.
Pensé en ese instante que Camila, tal vez haya aceptado salir con él por su condición de universitario. Pero me insinuó que no. Javier es mi amigo. Mi gran amigo. Pero desde ese tiempo que la conoció, ya no volvió a llamarme, ni buscarme.
-¿Vas a seguir viniendo verdad?
-Si, tratare de venir, me gusta lo que hacen.
-Si, por eso también vine, quise cambiar un  poco mi vida.
Camila tiene 16 años. Vive en una zona empinada del distrito. Sus padres se fueron a los EEUU, y ella junto a sus hermanos menores, empezaron a vivir con sus tíos, desde los 10. Desde que cumplió los 13, su forma de vivir, solo era el divertirse, Salía con sus primas y primos a las discotecas. A veces tomaba alcohol. El no tener control de sus padres, hacía que tal vez se perdiese en este mundo. Cuando, una amiga del colegio la invito, dudo mucho en aceptar, pero por curiosidad, acepto.


Una vez me encontré con Javier, quien ya llevaba un mes saliendo con Camila, era domingo, nos reunimos a jugar fútbol, con los amigos y vecinos del barrio. No me decía nada sobre ella. Le pregunte si seguía yendo a la parroquia. Pero me dijo que no, a pesar que lo veían. Ya no acompañaba a su madre, solo iba por ella. No se si era mejor, pero muchas veces preferí estar solo. Camila, muchas veces le preguntaba a Javier por mi, pero él solo le respondía que estaba muy ocupado trabajando. En aquel grupo vieron con agrado esa relación. Javier se había ganado la confianza y la amistad de todos de ello. Así que yo decidí solo ir, cuando me apetecía. Y las veces que iba y estaba Javier, me dí cuenta de su desagrado. No le gustaba que estuviese. Pero eramos amigos, nos saludábamos. No se, si él era sincero. Yo si. Debido a aquello iba con menos frecuencia. Ya Camila, había ido a la casa de Javier, conocía a sus padres. Él había ido ya a la suya, los tíos de Camila, aceptaron con agrado esa relación. Muchas veces ella, me pedía que fuera con ellos, a la fiestas que hacían, y a las actividades que seguían haciendo en el grupo. 

Ya se acercaba diciembre.
-Hola David ¿como te va?
-Hola brother, pues bien, como siempre.
-A que bien, pues yo también con exámenes y toda esa mierda que hay.
-Pero  como vas, estas seguro de aprobar, chancando se puede.
-Si, pero últimamente no se que pasa.
-¿Y que tal Camila? ¿como esta?
-Bien, pero ya me aburrio, toda esta huevada de la iglesía, y del grupo.
-No jodas, pero te veo yendo bien.
-Si, pero ya me aburrió, solo me habla de eso, y quiero mandar a la mierda todo.
-Tranquilo, pues. Hablale con sinceridad, te va a entender
-Ya le dije, que pero no me hace caso. Además, le dije para hacer el amor, y se la hace la loca.
-Poco a poco, pe huevon,  no te apures. tranqui,
-Si, pero ya estoy aburrido de tanto "chape" cuando le agarro el culo, me agarra la mano...
-Bueno pues, ya sabes..tiempo al tiempo.
-Oye salimos el sábado, hay un tono mostro, que tengo vamos.
-Ponte a estudiar, huevon.
-Si, pero..Pero vamos,  Le decimos a una chica del grupo que nos acompañe.
-¿A quien?
-A cualquiera, pe huevon, que más da.

En aquella fiesta, que fui de tanta insistencia, estoy con Javier, Camila y Ana, una vecina suya que no iba al grupo aquel. Pero a veces nos dejan solo. No hablo mucho con Ana, creo que no fui lo que ella esperaba encontrar. En un rincón esta Camila, con Javier, parecen que están bien, pero de un momento a otro, empiezan a discutir. Él le pide que se vaya de una vez. Camila, sale y habla con Ana. Se fueron a la calle. Fui en busca de Javier quien estaba muy ofuscado.
-¿Que te pasa, brother?
-Ta ' mare, por la puta madre. esa conchasumadre que estrecha.
-Tranquilo, huevon que la gente se da cuenta.
-Nada, sino que mi amigo me ha dado su cuarto, para estar con ella, y se hace la estrecha la pendeja....Le dije que vaya a verla, pero no quiso ir. Me pidió que yo vaya a verla.  No quise ir, pero estaban tan lejos de su casa. Al salir, estaban sentadas en un paradero. Me acerque y les pedí volver. Ellas se negaron, y fue Ana, la que me recriminaba la actitud de Javier. No le hice caso. Le dije a Camila, que yo las acompañaba a casa, pero antes iba a decirle aquello a Javier. Volví a la fiesta. Le dije aquello que pretendía hacer. 
-Déjalas que se vayan solas, esas cojudas
-No huevon, si les pasa algo.
-Nada, déjalas
-................
Esta bien, llévalas ya hablare con esa tonta.
-Pásala bien.

Salí y ahí seguían. Camila le había contado todo a Ana, pero ella, a mi no me interesaba para nada. Cogí un taxi y nos fuimos  a casa. Iba adelante con el taxista, y converse mucho con él de tantas cosas. Llegamos a sus casas, me despedí de Camila, más no de Ana, quien se fue a su casa, casi al instante. Cuando me iba caminando para coger un bus, para casa, Camila, quien seguía en la puerta de su casa. Me llamo.....
-Gracias David, por traernos y disculpa por todo, si.
-No te disculpes por nada. Hice lo que debí de hacer. Bueno que tengas buenas noches- Pero realmente no deseaba irme de ahí.
-De verdad, no sabes como estoy.
-Me imagino. Si quieres conversar, ya sabes.
Nos sentamos en la acera de la casa de sus tíos. Mientras la gente pasaba. Conversamos mucho. Me contó lo que había vivido ese tiempo con Javier. Le dije que él era muy bueno, y que me alegraba que fueran pareja. Pero ella había decidido terminar con él, por su forma de ser. Le pedí que reconsidere aquella postura. Pero por más que trate insistiendo. Me pidió que le dijera esto a Javier. Ella mismo lo haría.

Camila perdió la virginidad a los 13 años. Edad en que empezó a salir con sus amigos y su prima, a las fiestas. Se volvió una costumbre para ella todo aquello. Bebía alcohol, y fumaba. Su vida era eso. Muchas veces no iba al colegio por divertirse. Había tenido cinco enamorados, y siempre lo mismo. Cuando cumplió los 15, sus tíos decidieron que se fuera a casa de otros familiares. Siempre les daban las quejas. Y empezaron a agobiarles los problemas. Un día cogió sus cosas y se fue a vivir ya del todo con un enamorado que tuvo. Pero en aquella casa, él y los padres de este, la trataban muy mal. Sabían como era. Entonces ella pensó en lo que había hecho de su vida. Pero aún era tan joven. Y antes de cumplir los 16, ante tanto abuso, se fue de aquel lugar. No sabía donde ir. Una tarde solo por curiosidad, entro a aquella parroquia. Y así como aquellos chicos, nos animaban a ir con ellos, a Javier y a mi. También la animaron. Fueron como cinco muchachos, que al verla así, entablaron conversación con ella, y le invitaron. Ella encontró en ese sitio otra forma de llevar su vida. Volvió a casa, y pidió perdón a sus tíos. Quienes la volvieron a acoger. Camila, me contó todo aquello, mientras la miraba con atención. También había contado todo eso a Javier. Todo iba bien, hasta que él solo pensaba en acostarse con ella, a toda costa. Pero ella se lo impedía diciéndole, que ya llegara el momento. Pero él insistía. Hasta el día de hoy, que ella se volvió a negar. 
-Gracias David, por escucharme.
-De nada- Y nos despedimos, pidiéndonos mutuamente en encontrarnos otra vez en el grupo.
-Trata de seguir yendo.
-Eso haré, no lo dudes. 
Me fui a casa, mientras me iba, pensaba en todo aquello. En cada palabra suya.  Nos volvimos a ver al día siguiente, fui para ver como estaba.

Días después volví a encontrarme con Javier, y me dijo que ella, no le contestaba las llamadas telefónicas. Pero no iba a verla. Me pregunto sobre aquella vez que fui a dejarlas a su casa. Le conté todo aquello que había pasado realmente. Me pidió que lo acompañe a verla.
 Tal vez, se niegue al verme llegar solo, hazme ese favor, David.
-Vamos pues.
Al llegar, los tíos de Camila, lo hicieron pasar, rápidamente. Lo querían mucho. La gran virtud que tenía Javier, era esa. Le caía bien a todos. Camila, se hizo negar. Entro solo, ya dentro dudo un poco, salio y me pidió que me fuera. Pero ella, había visto todo eso por la ventana en la segunda planta y de ahí le dijo:
-Vete Javier, no quiero verte.
-Baja mi amor, tengo que hablar contigo, baja por favor- Y Javier se metió dentro.
- No te vayas David, no te vayas-  Me pidió ella desde arriba.
Javier logro escuchar aquello, con un gesto me pidió que me fuera.  Cuando me iba, Camila, bajo  y le dijo a Javier, que lo suyo se había acabado. Él no deseaba aquello. Los tíos, estaban de su lado, pero nada haría cambiar de idea a Camila. Salio furioso, prometiéndole que volvería. Salio a mi encuentro..
-Vaya mierda todo, vaya mierda.
-Tranquilo huevon.
-Puta madre, que pendeja esa conchasumadre- Nos fuimos a casa.

Estando en casa, mi madre y doña Carla, estaban haciendo preparativos, para las fiestas por navidad de la parroquia. Nos iban a pedir, a Javier y a mi que las apoyemos. Pero él ya no quería saber nada de eso. Entonces, por ese tiempo las apoye en lo que pude.

DICIEMBRE

Estaba con Javier, en la ferretería. Él estaba un poco ofuscado, había reprobado algunos de los exámenes. Le echaba la culpa de todo a Camila. Pero nos distraíamos jugando en la computadora que había aquí. Cuando no habían clientes, nos poníamos ahí a jugar. Debido a que pasaba más tiempo apoyando a mi madre y doña Carla con aquello. Deje de visitar a Camila, más por Javier, que por mi. Suena el teléfono y atiendo...
-Alo, si.
-Alo David, soy Camila.
-Ah hola- y me incomode ante la llamada y por la presencia de Javier ahí.
-¿Como has estado amigo?
-Bien, bien ¿y tu?
-Pues bien, extrañándote mucho, te extraño, quiero conversar contigo.
-Yo también.
-Puedes venir a verme, ven por favor, necesito hablar contigo.
-Bueno si quieres por la noche, 
-Bien, entonces te espero, amiguito.
-Chau!
-Chau!

No sabía que hacer en este instante. Javier me pregunto quien había sido. Le dije que fue mi tio ¿Que como iba el día?
-Oye y al final ya decidiste que vas a estudiar.
-Pucha, me creería si te digo que no, no se.
-Estudia cualquier cosa técnica, la cosa esta de moda.

Por la noche, antes de ir a ver a Camila, pasaban muchas cosas por mi cabeza. Pero trate de llevarlas con calma. Llegue a su casa, Estaban sus tios quienes me preguntaron por Javier. Ya no le veían muy seguido. Salí con Camila, a dar un paseo. conversamos de muchas cosas. Asistía poco a la parroquia debido a los exámenes finales del colegio. Pero solo iba los fines de semana, debido a que la necesitaban para los preparativos de navidad.

No se que me paso, pero empece a ver a Camila de una manera distinta. No me llamaba la atención para nada el tener enamorada o algo parecido. Solo pensaba en otra cosa. Así que por las noches, iba a ver a Camila, en su casa, o algún parque, eran nuestras conversaciones amenas.  Sus tíos no le preguntaban por mi. Solo sabían que era un amigo, Me reunía con ellos en su casa. Algunas veces llegaban chicos del grupo, y la pasábamos bien. Mi amistad con Javier, sigue siendo la misma. Él por las noches se iba de fiestas. Me dice que es para olvidar a Camila. Ya no me llamaba, por que empezó a considerarme un aguafiestas, debido a que siempre me negaba. Salí un día sábado de paseo por Lima, con Camila, quien se quedo maravillada, por la belleza de la ciudad, Casi nunca visitaba la ciudad, ya que sus tíos no salían nunca de su barrio. Entramos a la catedral de Lima, visitamos aquel museo que hay ahí. Recorrimos toda la ciudad. Pero esto no lo sabía nadie. Camila y yo solo eramos amigos, grandes amigos.

EL DÍA

Se acercaba el día de las festividades por navidad, que realizaban en la parroquia. Como quede en apoyar a mi madre, estuve con ella. No podía estar con Camila y le dije que si quería podía venir y así la pasábamos juntos. Ella no lo dudo para nada, llego rápido y estuvo ese día con nosotros. Pensé que no podría venir, pero llego, y eso me alegro un montón. Pero doña Carla conocía ya a Camila, por que había sido la enamorada de su hijo. Al vernos tan juntos, empezó a murmurar con mi madre.  Ya era de noche, todo aquello había acabado, me quede con Camila, ahí le dije a mi madre que iba más tarde a casa. Solo me hizo un gesto que me afirmaba que me esperaría en casa. Fuimos a casa de Camila. Estuve con ella, y por la noche, me invito a ir a una fiesta de cumpleaños, de una compañera del colegio. También irían algunos chicos del grupo. Al irnos lo hicimos juntos. En la fiesta, me sentía algo extraño. En realidad no estaba agrado, y eso lo noto Camila, y me pregunto: ¿que me pasaba? Le respondí que nada, que ya se me pasaría....
-¿A ti te pasa algo?, no me lo quieres decir.
-No, nada.
-Si, yo se que te ocurre algo, seguro no me lo dices por que hay gente. Si quiere vamos afuera.
.No, estoy bien de verdad.
-Se te nota, Vamos afuera.- Y me saco de ahí..
-A ver dime con sinceridad, ¿te pasa algo? no confías en mi, soy tu amiga- dijo preocupada.
-Camila, me estoy enamorando de ti.
-¡Ay David! Estas seguro de lo que dices, eres tan bueno amigo- Me abrazo. Nos abrazamos.

En casa de Javier, doña Carla, esperaba contarle todo aquello que habían departido en ese día. Al llegar, nomas le contó todo...
-Oye Javi, ¿sabes quien estuvo todo el día en la parroquia? Camila
-Ah, esa pendeja!
-Y estuvo pegada a David, no se separaba de él para nada.
-¿Y que haría con ese huevón ahí?
- Estaba ayudándonos, no recuerdas, que también te lo pedimos. La gente decía que tal vez sean pareja, eso parecía.
-¡puta madre! voy a ver a ese huevon, a ver que me cuenta.
-Esa boquita hijo...¿Pero a que vas a verlo? Ya es tarde.
-No voy a verlo.
Llego a verme y mi madre, le dijo que aún no llegaba. Le pregunto, si había estado Camila ahí con nosotros. Le dijo que si. Y se fue.

Al día siguiente de mi confesión, me llamo Camila y me pide que vaya a verla, por que deseaba charlar conmigo. Cuando salí a verla, me encuentra Javier, y me pide hablar. No le dije que iba a verla. 
-¿Que pasa David, por que tanta prisa?
- No, prisa para nada. Iba a dar una vuelta.
- ¿Es verdad que estuvo ayer contigo Camila en la parroquia?
- Si estaba apoyando.
- Pero por que no me contaste, hubiese ido.
-Si te dijimos ¿no?
-¿Y te pregunto por mi?
-Pues no., Bueno, Javier chau,
-Chau.
Llegue a ver Camila, y salimos a dar un paseo por el parque. Estaba tan linda. Me sentía tan avergonzado por lo de ayer. Pero no me importaba....
-Sabes David, lo de ayer, me pareció muy bonito, ya nadie hace eso ¿creo?
-Me gustas mucho Cami, mucho
-Me estas contagiando, David.
-Si soy muy cursi.
-Me estoy contagiando de ese sentimiento.
-Contagiate, contagiate por que empecé a quererte desde que te vi. Te quiero Camila.
-Si David, si David, yo también me estoy enamorando de ti- Nos besamos diciendo que si. Aquella noche la pase con ella, hasta que nos dio la madrugada. Me fui a casa. Era tan feliz.

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No más al entrar por las calles, que daban a casa, algunos que estaban afuera, me miraban. Los salude y no me respondían. Llegue a casa, y estaba mi madre esperándome. Javier me había seguido, y visto con Camila. Al volver le contó a todos lo que yo le había hecho. Me llamo traidor. Fue a mi casa, y le contó eso a mis padres, y hermanos. Para ellos, fue muy fuerte aquello. Querían a Javier tanto como a mi. Mi madre me pregunto si era verdad. No le negué nada. Le conté todo aquello que sentía por Camila. Se fue a dormir. Ya pasara todo esto! me dijo.

En poco tiempo, Javier me dejo como una mala persona, ante todos. No sabía que explicarles. Pero no me daba cara. No se que planeaba hacer. Pensé en ir a verlo a su casa, pero desistía. Camila, me llamo llorando, contándome, todo aquello que Javier le había dicho e insultado. Mis hermanos, también creían que yo era un traidor. Los amigos también me dieron la espalda. Como podía traer a Camila a casa. Le dije a mi madre, que deseaba que ella venga y los conozca...
-Solo es una niña, a ti a Javier, ya se les pasara- Decían. 
Quería pasar la noche buena en casa, con ella. Pero no podría. No la querían en ver ni en pintura. Le conté toda la verdad a doña Carla, pero tampoco entendía. Decía que había traicionado a su hijo. Javier se encontraba, en la casa de playa de sus tíos, en el sur de Lima. Se fue para desconectar, según él. A Camila no quería contarle nada de lo que me hicieron en mi barrio, por que sabía que eso la haría sentir mal.

 Llego Noche buena. Salí de casa, pero no les dije nada a mi familia. Me pidieron disculpas, pero sentía que era tarde ya. Mi madre se acerco, y me dijo: Si quieres venir con ella, tráela, pero no quiero problemas con nadie. Sus palabras me hicieron sentir más defraudado. Al llegar a la casa de sus tíos. Ellos me miraron un poco con desprecio. Javier había llegado a verlos, y les contó todo. Querían que Camila, desista que este conmigo.
-Llévame a tu casa, - me pidió Camila, agobiada por lo que vivía en esos días, por sus tíos. No supe que decirle, en casa, también pasaba lo mismo. Quería irme lejos de ahí. ¿Pero a donde?
Cuando iban a dar las doce, llegue a casa, con ella. Todos los vecinos, y mis amigos del barrio, nos miraban. Llego noche buena. Aunque nos deseamos feliz navidad, con un poco de frialdad. Estábamos más tranquilos. Casi no hablábamos en la mesa. Salvo por algunas cosas, entre ellos. Mi familia. Estuvimos toda la madrugada aquella, en casa. No salimos para nada. Nos habían invitado amigos del grupo, pero no fuimos, Cuando dio la mañana, me pidió que la llevara a la casa de sus tíos, para al menos saludarlos. Nos fuimos. Ellos y el resto de la familia aún dormían. Con sus llaves abrió, entramos. Nos sentamos en el sillón de la sala. Empezamos a recordar todo lo que vivimos, pero eramos felices, cuando recordábamos las navidades cuando eramos niños. Le conté todo lo que mis padres nos regalaban a mis hermanos y a mi. Ella me contó las suyas. Y antes que se quede dormida, le dije que ya volvía. Me fui de ahí. No soportaba tanta presión. No me entraba el sueño. Fui a casa. Me puse a ver televisión. Me aburría. Dieron las 11 de la mañana, y fui otra vez a verla. Ya estaban despiertos, y al verla dormida en el sillón la enviaron a su cama. Me pidieron que me vaya, que vuelva más tarde. Amenazaron en denunciarme, ya que ella aún era una niña. Quise gritar su nombre, pero desistí. Me fui por ahí cerca a caminar, mientras ella despertaba. Eran ya las 2 de la tarde e hizo su aparición, en un auto nuevo, Javier, quien bajo raudo, y toco la puerta. Los tíos de Camila, al ver que era él, lo hicieron pasar.
-Espera que la llamamos- dijeron. Camila, bajo pensando que fuera yo el que la buscaba. Al verlo le le pidió que se marchara. Sus tíos los dejaron solos, para que arreglen sus cosas.
-¡perdoname mi amor! pidió Javier, y se arrodillo.
-Vete, no te quiero, no te quiero.
-Quieres a ese huevon verdad.
-SI, quiero a David, por eso vete.
-Ya se cago ese conchasumadre, ya se cago.
.Vete por favor, vete- Empezó a llorar. Él se le acerco, con la mentira de consolarla. Se alejo un poco de él. Le pedía que se fuera, y él la cogió del rostro, y empezó la besaba contra su voluntad. Sus tíos , su prima y sus hermanos pequeños,  quienes escuchaban todo aquello, no bajaban para nada. 

Entonces decidí entrar, había escuchado, casi poco, al ver que forcejeaba con él,  Toque puerta, con fuerza, la soltó, y Camila, abrió la puerta. Me abrazo, al entrar. Javier, no me dijo nada al principio. Solo me miro irritado. Ya te cagaste huevon- señalándome con el dedo, grito aquello y se fue. Bajaron en ese momento. Y me pidieron que me vaya. Nos le dije nada. En el oído, le susurre:
-Coge tus cosas, que nos vamos. Subió a la habitación, cogió lo que pudo. Bajo y nos fuimos.

Me fui  a la ferretería, ya que tenía las llaves, Le pedí que me esperara en un momento, que volvía rápido. Ya iba a atardecer. Llegue a casa, Cogí mis cosas. El dinero que había ahorrado en todo ese tiempo para estudiar. No me despedí de nadie. Ya con ella, le pregunte, si estaba dispuesta a irse conmigo lejos, y empezar una nueva vida, Su respuesta afirmativa, me alivio en ese momento, sabía que me quería tanto. Llame a mi tío, le dije donde iba a dejar las llaves. Que ya no iba a trabajar más con él. Cuando empezó a preguntarme más cosas, me despedí de él. Salí con Camila, cogimos un taxi y nos fuimos al terminal terrestre. Me fui a casa de mis abuelos, en Trujillo, ella podría estudiar y yo trabajar, pensaba con optimismo. Íbamos a empezar de cero, y a vivir nuestro amor. En el bus, le desee ¡Feliz Navidad! ¡ Feliz Navidad mi amor!




"Que les puede importar querida, que yo quiera amar mi vida,
no ven  que encuentro en ti un corazón de oro, no quieren que
te quiera, pero yo te adoro" (Lorenzo Antonio)

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