jueves, 22 de diciembre de 2011

Tatiana; Creo que es amor


Aún tengo esa carta, aquel papel con lineas, que me dejo antes de irse. No me dio tiempo, a prepararme para al menos despedirme de ella. Sabía que se iba, no podía quedarse. Ya estaba todo planificado, incluso desde que era pequeña. Pero el destino hizo que nos conociéramos.

Al acabar el colegio, decidí estudiar comunicación. La paupérrima educación que recibí en la secundaria, obligaba a preparme al menos, para optar a algo mejor.  La academia san Fernando, allá por los 80's  e inicios de los 90's, era unas de las mejores, hasta la aparición en gran cantidad de estas. En uno de esos salones, se encontraban una gran cantidad de chicos, venidos de todo Lima. Todos soñaban con ser médicos. Me senté al fondo. Esa era mi costumbre de siempre. A mi lado se sentó, Susana Carrizales, una espigada muchacha de 18 años. Tenía un cuerpo de modelo, un pelo negro muy hermoso. Ya había postulado dos veces a medicina en San Marcos, era su segundo año en la academia. Me contó aquello, al principio se moría de vergüenza, pero fue entrar en confianza, con los demás muchachos. Marcos, venía de Comas, sus padres eran dueños de cinco boticas. Querían que se encargase del negocio, pero antes debía ingresar a Farmacia y laboratorio. Kelly con sus 21 años, era la mayor. Era enfermera que egreso del instituto "Daniel A. Carrión" Soñaba con ser odontóloga. Iba a presentarse a la U. de Lima. Estábamos sentados, esperando al primer maestro que llegase. Algunos de ellos, dobleteaban en el trabajo. Llegaban muy justos, desde otras academias. Don Marcelo, era un catedrático, que había dado clases, en San Marcos. Creo que ya estaba retirado, ya era muy mayor. Nos enseñaba lenguaje.
-No se preocupen chicos, aquí no revisamos cuadernos, ni nada de eso- decía aliviándonos de tanto strees. Caminaba entre nosotros, dando palmadas en los hombros, a los que le respondían bien. Ese mismo día que llego sacaba a algunos a la pizarra, y preguntaba: ¿En donde estudiaron? ¿de donde venían? Para ser médicos, hay que tener mucha paciencia, el ser sabio es lo de menos, después de ingresar. Y esta era una buena edad para ingresar, refiriéndose a los más jóvenes, como yo.
-¿Como te llamas muchacho?
-José Miguel, y vengo de San Martín de Porres.
-Bien José Miguel ¿y que deseas ser en este mundo?
-Voy a postular a Comunicación.
-¿Comunicación? pero aquí preparamos más para medicina. 
-Si, lo se, pero es para tener más posibilidades.
-Muy bien pensado ¿eh?
Aquel día había aprendido tantas cosas. Muchas de ellas, no me las enseñaron en el colegio, a pesar que se esforzaban por darnos clases. Pero antes de que Don Marcelo se vaya, alguien tocó la puerta y pregunto ¿si podía entrar? Se le había hecho tarde, por el pesado tránsito.
-¿Y por qué tan tarde jovencita?
-No sabe, señor, el tráfico a esta hora, con tantas combis y buses, es imposible llegar a tiempo.
-¿Pero hubiera salido más temprano?
-Si, eso haré, no me percate. 
-Bueno, normal no se preocupe, entre, salga o no venga, no es asunto nuestro, aquí no hay control, depende de usted.
-Gracias, señor.
-Bueno, soy Marcelo, él profesor de lenguaje ¿Cómo se llama?
-Tatiana.
-¿Y de donde viene?
-De San Isidro
-Pase y siéntese al lado del que quiere ser comunicador (al ver el asiento de al lado vacio)

TATIANA

Se sentó al lado mio, en esas carpetas de dos. A pesar que la mayoría de chicas se sentaban entre ellas. Tal vez al acabar las clases, se cambiaría o ya mañana. Pero se quedo ahí. Un frío saludo, en pleno calor agobiante.
-¿Me he perdido mucho en la clase?
-No, no tanto, pero si quieres te paso lo que apunte.
-Gracias...¿Como te llamas? (con voz baja, para no incomodar al profesor)
-José Miguel, y tu: Tatiana, que bonito nombre.
-Gracias José Miguel.
Al día siguiente se sentó adelante, e intento ser amiga de las demás chicas.

En aquel salón eramos algo de 50 alumnos, no recuerdo ahora muy bien aquello. Un grupo de chicos muy grande. En la parte detrás, nos sentábamos. Marcos y Kelly en una carpeta, a nuestro lado, Fran y Susana, delante de nosotros. Fabrizzio y yo al fondo. Fran era el chico más callado, solo hablaba con nosotros, cuando se refería al fútbol. Era un fanático al igual que yo de Alianza Lima. Me contó en una ocasión que su padre iba a ser socio, y que podría entrar y salir del estadio cuando el quisiera. Algún día te invitare José Miguel, algún día-decía muy emocionado. Sufría de acné, y eso lo hacía muy cohibido. Tenía a su lado a una chica tan preciosa, como Susana. En los tiempos de descanso en la academia, siempre conversáramos. Habíamos formado un grupo muy unido. Nos la pasábamos bien. Nos contábamos siempre las historias que vivíamos. A mi me encanto Susana, quien prefería que le digan: Susan. Pero mi mente se invadió de la imagen de Tatiana

Tatiana, es una chica muy linda, el pelo un poco ensortijado. No llega al 1.60, tiene 16 años como yo, venía de un colegio privado. Su familia era acomodada.  Cuando ingreso a esta academia solo fue por orden de su padre, para que tenga una noción sobre la carrera que ella iba a seguir en los Estados unidos, donde se iría vivir muy pronto. Pero a ella, no le gustaba aquello.Y si eligieron esa academia, fue por unos vecinos, que le dijeron que era la mejor que había en Lima. Ella era muy buena estudiante, pero su sueño desde siempre, era ser una cantante muy famosa. Desde niña recibió clases de canto, y actuación. Como canta muy bien, y poseía una hermosa voz, era la vocalista de un grupo juvenil, formado por unos amigos. Incluso componía canciones. Cuando no ponía atención, solo la miraba. Contemplaba su cabello ondeado. De aquello se dieron cuenta mis nuevos amigos....
-Uyyy te gusta ¿eh?- dijo Susan, con una bella sonrisa..
-No vas a aprender nada, si sigues así- solto esa frase Kelly.
Cuando habían descansos en las clases, intente acercarme, pero se rodeaba de aquellas chicas. Contaban que habían comprado, tal cosa, tal cassette, o tal prenda de verano.

Al profesor de Álgebra, creo que también le encantaba Tatiana, ya que al sentarse delante, le costo, que este la tomara a ella sola en cuenta para todo. Miren a Tatianita, como viene hoy...Y reseñaba como iba y su vestimenta, como cual modelo. Un poco más y la piropeaba. Siempre al entrar, a clases, el conserje se paraba en la puerta y recogía los carnés de todos los alumnos, para evitar que se colase algún extraño. Y al acabar las clases, el mismo conserje se encargaba de pasar por cada salón y entregarle al profesor de turno, para que nos las devolviese. Y este profesor las veces que le toco aquello, elegía a Tatiana, para que nos las entregase. Se paraba y llamaba por nombre y apellido, y cuando decíamos: aquí, ella se acercaba, y nos la daba en mano....
-José Miguel.....
-Aquí...
-Hola.
-¡Hola! Y no podía dejar de mirarla.
A ella siempre la traían en auto, pero por las tardes se iba en bus a su casa. Yo me levantaba a las 5 de la mañana, para asearme y tomar un poco de desayuno. Cogía el bus a las 6, y estaba ahí a las 7:30, hora en que empezaban las clases. Cuando ella bajaba del auto, nos sonreía. Los que estaban afuera, seguían su andar tan sensual.

Una tarde de salir de clases, Marcos me pidió que lo acompañase a la casona de San Marcos, para ir adelantándose y comprar el prospecto que te vendían por obligación. Como estaba cerca, nos íbamos a pie. Ese mismo rato, vi como Tatiana, se dirigía a aquel paradero, el cual esperaba el bus para irse a casa. Marcos me dijo que no le prestara mucha atención...No te va a pelar, José Miguel, no te va a pelar.. Pero no le hacía caso. Estando en la casona, compro aquel prospecto, y apunto las fechas de inscripción.
-¿A cual piensas postular? -pregunto Marcos.
-No se todavía, creo que a la Villareal.
-¿Y por que?
-Esta más cerca a casa.
-Anda tonto (risas)

No puedo dejar de pensar en Tatiana. Me parezco a Parker Lewis que entra en estado de shock, al ver a Donna Sue.

Una madrugada de aquel verano tuve un sueño: Estaba sentado en aquel paradero, no se a donde iba, no lo se. Es en ese instante que todo desapareció. Una luz brillante, invadía todo el lugar, no podía distinguir donde empieza un punto, y donde termina el otro. Y entre aquella luz, apareció Tatiana, y me dijo: Hola ¿vas donde yo voy? Si tu me dejas ir, iría contigo a cualquier lugar del planeta. Al rato sonó el despertador de mi padre, tocó la puerta...Ya es hora, Jose Miguel, ya es hora, levántate.
Me fui a clases, entre un poco cansado, no había podido dormir y tenía mucho sueño. Estaba que me dormía. Fabrizzio, con el codo me indicaba que despertará. Pero por más que quise no podía. Era clase de geometría, él profesor hablaba y hablaba. Dibujaba figuras con su enorme regla de madera. Lo ví venir hacía a mi.....
Estoy en un barco, de nuevo la luz brillante, voy solo en este barco, no se donde esta el norte, no se donde esta el sur, la luz impide que vea todo el mar, pero siento el andar en las olas. Aparece Tatiana y me dice: Hola ¿vas donde yo voy? Y de repente un ¡pum! irrumpe mi sueño, salte exaltado con mucho susto. El profesor le dio a la carpeta un severo golpe con su regla...
-Aquí no se viene a dormir, jovencito, vaya al baño y mojase la cara.
Y me fui, mientras todos se seguían riéndose de aquello. Al volver, vi a Tatiana y sonreí. Ella sonrío conmigo, su linda sonrisa me alegro después de lo vivido en ese momento.
-Te estaba avisando, y no me hacías caso- dijo Fabrizzio aún riéndose.
Pasado unos día entraron algunos chicos más, a estudiar. Habían tantos chicos en Lima, con sueños. Llegaban de todos lados. Al lado de Tatiana, se sento German, un muchacho que tenía 19 años, moreno de piel. Vive en Magdalena, presumido como ninguno. Ya había postulado dos veces a la Católica, con nefastos resultados. Llegaba con su camiseta de "Nirvana" Adoro a Kurt, decía a cada rato, haciendo alarde de su gran colección de música. Entablamos conversación algunas veces, ya que también compartía la misma afición de ser hinchas del Alianza Lima. Innumerables veces llegaba con mi camiseta blanquiazul. Al igual que Fran. Una mañana de ese verano. Estaba el profesor Hugo, que nos enseñaba Física, mientras enseñaba nos hacía reír. Contaba una infinidad de chistes. A veces se pasaba un poco. Hacía preguntas, y decía que me responda el alumno más voluminoso. Y nadie se paraba a contestar. Se dirijía a un muchacho muy gordo, y decía: Ya pues te preguntaba a ti...y lo mismo con las chicas. Todos se mataban de risa. Bueno el caso es que llevando media hora de clases, quiso entrar Germán, y el profesor, le dijo: ¡hey alto! y empezó a interrogarlo, por que llego tarde.
-¿por que tan tarde alumno?
-Es que la empleada, no me ha levantado.
-¡Ahhhhh! Pero hubiese programado un despertador.
-No, para que, si ella ya sabe.
El profesor le hizo una reverencia y dirigiéndose a todos: Muchachos, con todos ustedes "El burgués"...Pase y tome asiento. Era inevitable no reír. Germán, estaba muy rojo de vergüenza. Pero este muchacho, no solo presumía de tantas cosas. Molestaba a Tatiana con tantas cosas. La invitaba a salir de fiesta y muchas otras. Pero ella pasaba de todo. Cuando tocaba con profesor de Álgebra, él preso de celos (se le notaba claramente) en una clase, le pidió que cambiase de asiento, ya que interrumpía la educación de su alumna preferida. Cuando hizo aquello, todos murmuraron a viva voz: uhmmmmmmmmmmmm.  Tatiana ahora si se moría de vergüenza.

HELENA DE TROYA EN AQUEL DICTADO

Aprendí bastante en este tiempo, mucho diría. A pesar de todo no podía dejar de pensar en Tatiana. Don Marcelo un día dijo: Muchachos, ando un poco aburrido, tal vez sea la edad, pero soy maestro y me debo a ustedes. Llamo a un par de chicos adelante. Les dio una hoja y pidió que recitaran un poema. Pero el profesor estaba tan sorprendido por la falta de eficacia de ambos para recitar aquel poema. Y nos tomo un dictado. Recorría los pasillos del salón, sonreía y dictaba. Ese día fui con mi camiseta blanquiazul, al verme el profesor esbozo una sonrisa un poco irónica: 
-Ah, un negrito, a ver si ya ganan algo.
-¿Usted es de la u?- le pregunte.
-Que bah, no me gusta el fútbol- Siguió su andar, y volvió a dictar. Las palabras que dictaba eran sobre literatura e historia. Al acabar, dijo: Yo no los voy a corregir, van a ser sus propios compañeros. Hizo que pasaran las hojas por cada alumno, y al llegar hacía el ultimo, al mismo ritmo, las invirtieron. Así fue que el ultimo corregía al primero y viceversa. Mientras el profesor, escribía correctamente en la pizarra las palabras que nos dicto. Pedía que cuando acertara con las palabras el que corrija levantara el papel. Para ver cuantos eran, y luego explicaba su significado. Cuando llego a la que asome con exactitud.
-Helena de Troya.
El profesor pregunto: ¿Cuantos acertaron? En ese instante Tatiana, levanto mi papel. Había sido el único que acertó en esa palabra. Don Marcelo, no se sorprendió. Ya que siempre que dictaba aquella palabra, siempre la escribían sin la hache.
-¿De quien es ese dictado?
-De Jose Miguel- respondió ella, un poco roja.
-Bien, no por algo quieres ser comunicador- dirijiendose a mi.


A veces perdí la esperanza, de ser amigo de Tatiana, pero siempre el destino te tiene guardada tantas sorpresas. En la academia, siempre hacían evaluaciones y simulacros de examen. Pero había uno que hacían al nivel de todos los locales que tenía la misma academia. Domingo, 9:00 jirón Lampa, en el centro de Lima. Ahí estábamos todos los chicos. Compartí aula con chicos de otros locales. Tatiana al entrar no encontró a nadie conocido. Al verme ahí, se me acerco...
-Hola.
-¡Hola! Sin reparar timidez alguna, la salude con un beso muy emotivo. Ella estaba con un conjunto blanco, que iluminaba todo ese sitio. Nos sentamos en la misma carpeta. No supe que decirle, pero de a pocos entre en valor, y empecé a hacerle tantas preguntas. Ella sonreía al responderlas. Se sentía un poco incomoda por lo que hacía el profesor de álgebra. Y a veces deseaba cambiarse de sitio. Le pedí que se sentase al lado mio, ya que al ser atrás, siempre había sitio. Después del examen, que duro tres horas, nos fuimos caminando, por la plaza San Martín. Me converso de aquello que le encantaba: Cantar. En un instante le pedí que me cantase algo, pero se moría de vergüenza. Entonces le dije, que aquello le impediría salir adelante en ese sueño. Ya había cantado con el grupo aquel de sus amigos en el colegio. Pero le daba vergüenza cantarme solo a mi. Me lo explico. Pero de tanto insistir, empezó a cantarme una canción en ingles. Idioma que domina a la perfección. Al oír esa melodiosa y dulce voz, mi cuerpo empezó a temblar. Ella se dio cuenta de aquello...
-Uyyyy mejor no sigo, te vas a derretir.
-..........................
-¿Josemi?
-¡Que hermoso cantas! impresionante.
-Gracias, que bueno eres.
-Es verdad Tati..es verdad.
Nos fuimos a su paradero. A pesar que nos encontramos con aquellos amigos, solo ese instante era para los dos. Al día siguiente se sentó a mi lado.

A veces ella no le ponía atención a las clases, por que a menudo me decía que no quería seguir yendo. Solo quería cantar, con el grupo aquel. Le entristecía dejarlos, pero ella debía irse algún día. Cuando ponía atención a clases, miraba de reojo y ella estaba despistada. Con mi rodilla, tocaba la suya, y ella ponía atención. Llevábamos muchos cursos, y eso agobiaba casi a todos. Algunas veces llegaba con sueño, pero ponía buena cara, para sonreirle. Era la única que no hablaba de comprar prospecto e inscribirse para el examen de admisión. Ya que no estudiaría en Lima. A veces llegaba desmotivada, tal vez se acercaba el día en que se fuera. Siempre me preguntaba por que quería estudiar comunicación, cuando le comentaba el por que, solo sonreía. Los demás chicos decían que tenía una sonrisa un poco sería, pero era por lo que vivía. Entre evaluaciones semanales y examenes simulacros, me iba convirtiendo en su amigo. Una vez les dije lo lindo que cantaba, ellos sabían que le gustaba aquello, y que estaba  en un grupo, pero la animaron a que lo haga delante de todos nosotros. Solo lo hizo una vez, en uno de los descansos.

CREO QUE ES AMOR

Algunas veces, como todos iban a postular  a medicina, o algo referente a aquello, los llevaban a practicas a un local, muy cerca. Ahí diseccionaban ranas. Casi todos iban. Yo me quedaba. Tatiana también pasaba de eso. Cuando se reunía con sus amigas, siempre me llamaba para comentar sobre lo que habíamos estudiado aquel día.  Al acabar las clases, le pregunte si deseaba que la acompañase al paradero. Ella acepto. Ahí siempre rogaba que el bus demorase, para seguir charlando. Me encantaba estar con ella. Y así todos los días. Al acercarse el examen. Ya todos andaban en eso. Mil nervios y tantas cosas, invadían a los chicos. Esperaba mi turno...Cuando llegue. 
-Usted esta resagado. Su fecha de inscripción ya paso- dijo la secretaria de admisión. Vuelva dentro de dos semanas. Ahí se inscriben los resagados. Pude comprar el prospecto. Volvería.
Había perdido noción de todo afuera. Solo el estudiar y Tatiana estaban en mi cabeza. Cuando le conté esto, solo sonreía como diciendo: Ay Josemi, Ay Josemi...Pero ya sabes que todo saldrá bien.
-¿Quieres salir un domingo conmigo a tomar algo?- Pregunte con miedo
-Si, claro- fue su respuesta. La que siempre he anhelado. Y un día salimos a pasear. Nos fuimos al cine. Aquel día le conté toda mi vida. Le hable de mis hermanos, de la música que me gusta. Del por que soy tan hincha del Alianza Lima. De lo feliz que soy al estar a su lado. Aún que sentía mucho miedo saber, que un día se iría del país. Ella me contó sus sueños, su vida. Paseamos por el centro de Lima, a pesar de nuestra juventud sabíamos mucho. En un instante recorríamos las calles. Al pasar por unas de ellas, tan transitadas, cogí su mano, para ayudarla a pasar un desvió. Que emoción sentí al tocar su delicada mano. Ella se dio cuenta, y se sonrojo. Llegamos a aquel paradero, antes de ver el bus, que la llevaría. Le agradecí esos momentos. Le di un beso en la mejilla. Y temblaba. Se fue. Mañana nos vemos.

Para salir, aquel día con Tatiana, le pedí a mi padre dinero. Le dije que era pagar una mensualidad. Él me dijo: Yo que sepa, ya esta todo pagado, no me hagas el tercio, hijo, ¿dime para que es? Le conté todo lo que pensaba hacer. Nos fuimos a la Av. Perú, a ver a un compañero de trabajo, que le iba a entregar un dinero que le debía. Ahí me dio más de lo que le pedí. Y nos metimos a restaurante, a seguir charlando.

Cuando ya todo cerca. Me preguntaba si volvería a ver a esos chicos. UNMSM,  USMP, U. de Lima, la PUC, la UNFV, en fin entre tantas, ahí se repartitian su suerte. Había pasado dos semanas de aquel paseo con Tatiana. Siempre iba con ella, al paradero y esperaba el día en que le iba a decir: Te quiero. Hoy era un día tan diferente. Hasta el clima, parecía presentir algo. Hacía frío en Lima, cosa tan rara en este tiempo. A ella le había cambiado el semblante, pero seguía tan linda conmigo. Al acabar las clases, le pregunte por que no había escrito nada, en su cuaderno. No me supo responder. Le dije que si podía acompañarme a inscribirme. Pero me dijo que no podía. En el paradero hablamos de tantas cosas. Me moría por decirle tantas cosas y demostrarle todo aquel cariño que sentía por ella. Llego un bus, y ella lo dejo pasar. No te gustan que lleguen ¿verdad? dijo con una sonrisa entristecida. Me pidió caminar un rato. Me dijo que me deseaba toda la suerte del mundo en esta vida. Al regresar al paradero. Llego el bus. Se paro, me dio un papel donde escribió algo. Beso mis labios, y luego acaricio mi mejilla...¡Chau Josemi, chau, te quiero, no lo olvides, te quiero! Y se fue en aquel bus.

Era inevitable. Había llegado ese día. Sentado en aquel paradero, empecé a leer lo que había escrito en aquel papel, una canción, una dedicatoria y una triste despedida....

Tú de blanco y de azul, silbando al tun dun 
esperas el bus de las tres, menos diez...
Yo, con lentes de sol, mirando el reloj
es muy tarde no llego a clase de ingles....

Las tres y cuarto, el autobús que no aparece
esta atascada toda la ciudad, para una vez 
que estudio ¡vaya mala suerte! menos mal que
nos volvemos a hablar...

La chamarra de piel, te sienta muy bien
que tarde tan cruel, creo que va a llover
si, seguro que si, te gusto y tu a mi 
me invitas al cine o a ir por ahí...

En un semáforo me das la mano, me pongo
y empiezo a temblar....Creo que es amor.

Te quiero tanto Josemi, te quiero tanto....

He guardado ese papel, entre las cosas más valiosas, que la vida me ha dado.

LA VIDA DESPUÉS

Cogí el auto que me dio la empresa y voy rumbo hacía la radio. Llevo ya casi cuatro años, metido en la cabina de una estación. No se si fue mi forma de ser, o algo diferente, pero la suerte me acompaño en este tiempo. Junto a Williams y Fabían, llevamos un programa de radio. Con el correr del tiempo los conocí, a través de tantas clases y seminarios. Nuestro programa es uno de los más exitosos. Hemos ganado infinidad de premios, en este tiempo. La variedad de temas, música e invitados, nos ha dado una gran legion de seguidores. Incluso nos han propuesto en mudarnos hacía la tele. Pero preferimos seguir aquí. Ya se vera, pensamos. Algunas veces contamos nuestras vivencias, a lo largo de la vida. Y eso hizo, que amigos que habíamos perdido en el tiempo, los recuperáramos. Una vez llamo a la cabina, Susan, quién se acordó de mi. Fue una alegría para mi. Estaba por acabar el doctorado en derecho que llevaba en la PUC. No pudo nunca entrar a medicina. Fabían la invito un día a pasarse una tarde con nosotros en la cabina. Para contar sus vivencias en la carrera. Ella acepto gustosa. Cuando les conté lo guapa que era (cuando la conocí) ellos querían conocerla ya...
-¡Tendrá novio ya!- les dije al aire. Susan solo reía con grandes carcajadas.

A pesar de todo lo que viví en ese tiempo, siempre me acorde de Tatiana. No recibía noticias de ella. Pero no hacía falta. Hace un par de años, se presento a un concurso musical. Se presento con un grupo mexicano. Chicos que conoció después que se marchara del Perú. Cuando quedaron finalistas, un empresario confio en ellos, y les propuso grabar un disco, y a ver como les iría. Ella no estudio medicina, aquello sus padres deseaban. Cogió valor, y decidió seguir lo que ella soñaba. Cuando Tatiana y su grupo tuvieron un sonoro éxito por esas tierras, su origen peruano, hizo que la prensa siguiese su carrera. Llegaron a Lima, sus canciones. Una que otra vez pusimos algunas en el programa. Ellos no sabían que ella fue amiga mía. Pero Susan les comento aquello, cuando la conocieron. Una figura impresionante, y una belleza exótica, hacen de mi amiga Susan una mujer abogado, que mete miedo a cualquiera. Tuve una corta relación con Flaviana, una compañera de clases. Pero por cosas del destino, no duramos tanto. Aunque seguimos siendo amigos (eso dicen) 

El éxito de Tatiana fue creciendo, y en su país empezaba a ser una estrella.

Entonces la llegada de Tatiana a Lima, era inevitable. Sus padres, quienes al principio se negaron, tuvieron que aceptar la carrera de su hija. 24 años y estaba consiguiendo lo que había deseado. Se presentaría en la tele y algún programa radial. Williams, me comento que al ser uno de los mejores, nuestro programa la tendría como invitada. A él le conté todo lo que había vivido con ella en ese corto tiempo. Muchas veces me decía: Tal vez ella, ni se acuerde. Yo también pensaba lo mismo. Pero no era así. Ella siempre seguía, lo que pasaba en el país. Cuando veía la tele, oía la radio en internét. Siempre. Y cuando llego se armo una revolución ante su figura.      
¡Ahora a conquistar tu país!

Hoy por la tarde estaría en la cabina, con nosotros. Pero yo por la noche no he podido dormir, ante eso. No he podido. En el noticiero hablaron de ella, hicieron una crónica de su llegada. A pocas horas he llamado a mis compañeros...
-Muchachos, estoy un poco mal, no voy a estar hoy con ustedes.
-No digas eso José Miguel, ven pe' gilazo.
-De verdad, estoy mal. Ya mañana. Inventen cualquier floro.
-Ok, pendejo.

Cuando llego Tatiana, a la radio ya sabía que trabajaba en ese programa. No se si, deseaba verme como yo a ella. Aún sigue soltera, pero creo que uno de los integrantes del grupo, esta saliendo con ella. Pero no quise ir.
Al ver que no estaba, se sintió un poco incomoda. Williams y Fabían, pidieron que  ingresara sola, y esos que llegaron a acompañarla, se queden afuera. Empezaron la entrevista. La amenidad de mis compañeros, hace que todo salga bien. Miles de preguntas, un poco de su música, de sus sueños. Algunas llamadas, hacían que ella se emocionara. En una de esas recordó muchas cosas. Llamo Susan, quienes algunas veces hablaron de muchas cosas, y las recordaron. Al acabar Fabían le pidió que se dirija al publico, para despedirse. Dio unas cuantas palabras, pero las mas tiernas que tuvo, fueron:
-Bueno Josemi, espere encontrarte aquí, pero no fue así, me dijeron que te sentía un poco mal, espero que te recuperes pronto. Recuerda siempre que siempre seras mi amigo....Y en ese instante se acabo el programa. Después de aquello. Williams y Fabían desearon mucho éxito en el país a Tatiana. Ya no le hablaron más de mi. Ella por la noche iba a estar en la tele. Y se fue al hotel a descansar antes de ir para allá.
En una parte del programa, el cual estaba viendo. Le dicen:
-Has estado en la radio con esos chicos, que se las traen ¿verdad?
-Si, es verdad, estuve con ellos, son super divertidos y amenos, pero solo estuvieron dos de los tres, por que uno se sentía mal- respondió. El protocolo en ese tipo de entrevistas siempre es el mismo. La tele es lo que tiene. Antes de cantar, la presentadora pregunto, que era lo que le inspiraba en escribir tan lindas canciones. Ella dijo, que la vida misma. Que la gente que te rodea, y te enseña tanto. Luego le pidió un instante y empezó a cantar, ahí sin música.

Tu de blanco y azul, silbando al tun dun....

Recuerdas Josemi, eso eres para mi...espero verte algún día. Siempre seras mi amigo.

Mientras la presentadora animaba al público, le pregunto Si ese Josemi era el de la radio. Y ella respondió que si..
-Es mi amigo, es Jose Miguel, Josemi.
-Ya pues Josemi, no te hagas de rogar- dijo la presentadora entre risas.

Al día siguiente, me presente en la cabina. El tema de Tatiana, ya había pasado. Era mejor. Por momentos a pedido de la gente, pasaron extractos de aquella entrevista. Williams, me pregunto si había visto las portadas de los periódicos. Ya lo había hecho. No quería hablar de aquello. Fabían me guiño el ojo y pregunto:
-¿Oye y por que hay dos certámenes de belleza? vaya contrariedad.
-Si, en uno eligen a la que va a miss universo, y en el otro va al miss mundo- le respondí, empezando otro tema.
-Pero por que no eligen a la que queda segunda para que vaya al miss mundo, y así se ahorran un evento, además de un bien billete.
-Estamos en el Perú, y aquí solo pasa esto- Dijo Williams.
.¡Que grandes somos los peruanos!

Al acabar, el programa Fabían se me acerca y me dice: Oye que rica, esta Susan, la vamos a invitar para que nos acompañe y nos hable algo de leyes, tal vez ahí la afane. 
-Creo que tiene novio.
-No fastidies, pues Josemi, no fastidies.




viernes, 16 de diciembre de 2011

Aquella Navidad con Camila


Javier me dijo que ya tenía todo preparado, para levantarnos a "La negra" y a "La china" Las había chamullado muy bien. Según él, estaban dispuestas a que las llevemos al hostal, que esta afuera a unos metros de la discoteca. Aunque no lo disimulaba, él estaba muy nervioso. Se frotaba las manos, mientras me repetía una y otra vez: ¡Ya esta David! ¡Ya esta, ahora! Seguía tomando los vasos de cerveza llenos. Yo no le decía nada, pero se estaba emborrachando. Aquellas muchachas, eran muy conocidas, en aquel local, y en muchos más. Así como ellas, habían una infinidad de chicas, que se la pasaban en grande. Tenían 15 y 14 años, Javier y yo cumplimos los 16 y ya estábamos en 5 año. Siempre nos íbamos los fines de semana, incluso a mediados, a esas discotecas. Javier le quitaba a su madre de la cartera, dinero y nos íbamos. Ya las habíamos visto, en varias ocasiones, cuando bailaban se formaba un circulo al rededor de ellas. Creo que les encantaba. Pero soy sincero que ninguna de ellas, me parecía agraciada. No eran para nada guapas. Pero el furor de la noche, hacía que Javier pierda la cabeza, muchas veces.

Javier se les acerco y les invito lo que ellas pidieron. Cuando la oportunidad se presentaba, ya que muchos pretendían levantarlas. A pesar que conocíamos a más chicas, Javier nos les paraba "bola" Algunas de nuestras vecinas, me invitaban a salir a la pista de baila. No les preguntaba nada. Ellas a mi, una infinidad de cosas. Muchas le contaban a mi madre. Que me habían encontrado y en fin esas cosas, y más. Solo las escuchaba. Me pedían que las invitase a tomar. Casi siempre andaba sin dinero. Javier pagaba siempre. No me avergonzaba, ya que fue él que me animaba a salir, me insistía tanto. Parado a un lado, hacía el amague de bailar,  Javier les indicaba quien era, y me llamaba. Ahí me las presento...
-Mira David, ellas son Shirley y Gracia- Dijo un poco fuerte cerca al oído, por la bulla de la música.
-Hola, hola!!- Me acerque y las salude con un beso. Ellas respondieron esos saludos. Les desagrada que las llamasen así, por aquellos apodos. Bailamos un poco más de una hora. Javier se empato con Gracia a quien le decían "La china" de 14 años. Y yo me quede con Shirley, a quien le decían "La negra" No por que fuese negra de piel o raza. Sino que tenía los labios muy gruesos. Tiene 15 años, e iba a un colegio fuera del distrito. El lunar que tenía en la mejilla, resaltaba más con esos labios. Cuando ellas hablaban, se reían. Javier cogió su casaca, y me dijo: ¡Vamos, ya, David!      ¡Ya esta! Salimos afuera, Javier y "La china" empezaron a besarse. Yo al lado de "La negra" solo observaba. Realmente deseaba no estar ahí. Shirley me quedo mirando un rato, como pensando: ¡Que huevon este pata! Me acerque a ella, y el aliento a cerveza, cigarrillos y chicles de mentas, no impidió que le plantara los labios. Ella con una gran perfección me empezó a besarme y dejarme sin respiración. Nos dirigimos a aquel hostal. Ellas se sentaron a un lado en un sofá de la recepción.
-Puta madre! un hostal de la mala muerte, y hay recepción como bueno. ta' mare- Dijo Javier desesperado por entrar, ya de una vez. Como eramos menores de edad, no podíamos entrar. Mientras ellas esperaban ahí, yo estaba ahí con él. Le rogo al encargado. Vamonos huevon, si no quieren, vamos a otro lado- le pedí. Pero su insistencia tuvo recompensa. El encargado le dijo que si, pero que fuera rápido, por si llegara alguna inspección, le jodían el negocio. Nos entrego unos preservativos. Le pagamos lo que pidió. Ya aliviado Javier dijo:
-Menos mal, vamos- mientras nos dirigíamos a verlas, para subir a aquellas habitaciones.
-Que caro nos ha cobrado ese huevon,-le dije ofuscado. Me gaste el dinero que llevaba.
-Ya, ya, esta, que más quieres vamos a debutar, si o no.
-Tu, yo no..
-Tas loco, vamos ya, provecho con "La negra", con esos labios, lo que te va a comer abajo... ya después si quieren las cambiamos, pe' huevon- Tirando los preservativos a la basura, esa mierda para que sirve.

Al entrar, en la puerta, ella se quito toda la ropa, tenía un cuerpo espectacular, y unos enormes pechos, muy bien formados. Hice lo mismo, y dimos rienda suelta a los instintos. Ella me hablaba muchas cosas, pero no le daba importancia. Solo en un momento, le respondí a aquello que me dijo: Tu amigo es más mosca que tu, es de arranque..parecías aburrido.
-Y ya ves lo que estamos haciendo ¿eh?-  No nos dimos cuenta del tiempo, a pesar que el encargado a veces llegaba a ver, para que nos fuéramos ya.
-Ya no seas sapo, ya acabamos- decía Javier.
-Pero ya pe' causa- y se iba el encargado.
En un rato que seguíamos haciéndolo, toca la puerta Javier, pensando que es el encargado, grite:
-¡Que! 
-Soy yo huevon, abre.
-Puta madre, que pasa!- fui a abrirle..
-Oye, ya le dije a "La china" para cambiar
-¿Qué?
-Si huevon, ya
-¿Y que dice?
-Que ya..vete para allá. Javier se abalanzo, sobre Shirley
-Ta' mare que ricas tetas- Y empezaron a hacerlo. Me quede sin palabras
-Vete huevon, vete y cierra ya- dijo encantando.
 No supe que hacer, él estaba ahí, mi ropa a un lado de la cama. Salí y me fui al cuarto con Gracia. Ella era más guapa que Shirley. Me senté a su lado. Y ella solo me miraba. Ya no tenía ganas de nada. Empezamos a hablar, sobre aquello. ¿Que te pasa? ¿Qué chupao eres? preguntaba. Le pregunte si le parecía gracioso todo eso. No sabía que responder. Sus 14 años, era lo que tenia. Pensé en que Javier, solo miraba a las mujeres, y pensaría que solo sirven para esto. Ella se abalanzo hacía a mi. Y me deje llevar. Le correspondí, ya sin ganas. Tu amigo, es mejor que tu ¡que monse eres! repetía ella. Mil posiciones inventadas, y se las sabían de memoria. Al terminar le dije que era bonita, y que aprovechara el tiempo. Pero luego tocaron la puerta. Abrimos, y eran ellos, y se metieron a la cama. Ellas fascinadas y él desorbitado. No te chupes, huevon! dijo él, animándome a seguir. Eramos cuatro en una cama de plaza y medía. El encargado, pasadas un buen rato, nos espero. Salimos y ya era de día. Quedamos para esta semana. Javier, les dijo que si, que estarían siempre, él iba a estar ahí.

A pesar que él deseaba repetir, yo ya no quise ir. Ya no volví a verlas en un tiempo.  Javier, me hizo más pendejo. Yo no era tonto, pero era más cuerdo que él. Actuaba con discreción. Era muy reservado a la hora de hablar. Pero si salía con él a divertirme, era por la amistad que nos unía de siempre. Incluso, él decía que parecíamos hermanos. Siempre con los amigos del colegio y del barrio nos íbamos al centro de Lima, a pasarla bien. Íbamos al cine, muchas veces nos metimos a ver películas porno. Creo que de ahí le viene la afición enfermiza a Javier. Eso se lo decía, y él lo tomaba con vacilón. Se estaba preparando en una academia y ahí conoció a muchas chicas, pero casí todas pasaban de él, ya que el solo buscaba divertirse. Las discotecas del centro de Lima, eran ya sus preferidas. Una tarde que salimos a pasarla bien. Entramos a una cebichería, que estaba cerca de donde estudiaba.
-Vamos a comer un cebiche.
-Estoy misio, no tengo nada- le dije
-Entra huevon, de eso no te preocupes- Ya dentro, pedimos de comer, y repetimos. Había mucha gente, Siempre se llenaba la cebicheria. Estaba repleta de bote a bote. Pedimos unas cervezas, para terminarla. Paso un buen tiempo y con la gran cantidad de gente que entraba y salía, a los  mosos, les faltaba manos a veces. En un instante, Javier vio un hueco y salio. Su actitud, me pareció muy grotesca. Me dejo solo ahí. Afuera con gestos me indicaba que saliera, por que sino me dejaba solo ahí.  Busca un hueco, me decía. Cuando vi un descuido de ellos, salí. Ya estaba afuera, y él solo se vacilaba.
-Que pendejo eres- le dije un poco acongojado. Él se partía de risa
-Siempre lo hacemos, con los compañeros.
-Pero tienes que pagar, y no hacer eso.
-Que se jodan- Y nos fuimos a seguir pasando el día en Lima.

CAMILA , LA VIDA DESPUÉS

Con 18 años sabía que mi vida, podría tener un cambio, si yo mismo me lo proponía. En un barrio contiguo al mio. Mi tío Abelardo, tenía una una ferretería, y me propuso que trabajase para él. Siempre me decía: te veo sin rumbo hijo, te veo sin rumbo. Atendería su negocio en el día, y por las noches, podría estudiar. Esos eran los planes de mi tío. Era un primo lejano de mi madre. Al estar cerca su negocio, a veces llegaba a visitarnos.  Y así empece a trabajar con él, y luego pensaría en estudiar. A Javier, sus padres le daban de todo. Tenían un negocio que les resultaba ganancioso.  Ya estudiaba contabilidad en la Garcilazo. Él la llamaba "la facilazo" por que no sabe, ni como ingreso. El que fuéramos grandes amigos, como casi todos los demás de nuestro grupo, hizo que fuéramos muy unidos. Cada uno en su forma de ser. La vida descuidada y disoluta de Javier, hacía que su madre, que le  daba de todo, empezara a preocuparse. Ya había reprobado un ciclo. Faltaba muchas veces. Solo pensaba en divertirse. Hasta que un día su madre, decidió cortarle toda la ayuda financiera. Solo le daría para los pasajes. Y de todos lo gastos ella se encargaría. Iba a la universidad y pagaba todo lo que debía de pagar. Si se lo daba, se lo gastaría. Cuando empecé a trabajar con mi tío. Su madre, me pidió que aconsejar a su hijo. veía un cambio en mi. según ella. Pero nunca me atreví a hablar de ello con Javier. No se, realmente pero me costaba. Incluso pasaba al revés. Él seguía animándome y salíamos de juerga miles de veces más. Con nosotros, todos nuestros amigos.

Mi madre y doña Carla, la madre de Javier eras muy amigas. Un día doña Carla, invito a mi madre, a una congregación mariana, que se iba a realizar en la parroquia del barrio. Doña Carla, ya llevaba asistiendo no mas de unos meses. Le agradaba aquello. Y empezó a ir muy seguido. Entonces ella decidió  invitar y animar a todas sus vecinas y amigas. Al pasar el tiempo, mi madre, ya pertenecía a aquella congregación. Incluso mis hermanos y yo empezamos a vacilarla. Pero a ella no le importaba, las bromas, de sus propios hijos. Hasta que nos fuimos olvidando de aquello. Para abril, de aquel año. Javier, quien volvio a repetir ciclo, me dijo que iba  a dejar de estudiar. No tenía dinero, Su madre le escondía todo el dinero, por que él siempre se lo quitaba. Le dijo que si no cambiaba, no le iba a pagar ninguna mensualidad de la universidad. A él no le importaba mucho. Pero con el correr de los días, el no tener dinero lo agobiaba. Estuvo tan acostumbrado a tenerlo siempre. Solo le quedaba trabajar con sus padres.

Javier una tarde le rogó a su madre, que le diera dinero, y que por favor, le pagase la universidad. Ella al ver, que realmente la pasaba mal, le dio una condición, que debía de cumplir. Doña Carla le dijo que le daba dinero, y le pagaba aquello, si se esmera en los estudios, pero lo más importante que debía acompañarla siempre, a aquella congregación mariana. Le pareció gracioso, pero pasados unos días acepto. A regañadientes, pero acepto.

La parroquia estaba en un barrio aledaño. La cual, reunía a muchos lugares del distrito. Es un lugar muy grande. La primera vez que Javier asistió, se sentía muy raro. Se aburría al ver orar a su madre, y a las demás. Entre ellas, estaba la mía. Pasaron unos meses, a pesar que empezó a estudiar, y a esmerarse, se sentía aburrido. Muchas veces se negaba, pero su madre, le decía: Pues ya sabes. Se acerco un día a la ferretería, mientras atendía y me contó todo aquello. A veces me causaba gracia, pero era así. No aguantaba aquello. Y una tarde me animo a ir, con él y su madre....
-Vamos pues David, hazme ese favor, me aburro ahí.
-Nada compare' no corre conmigo eso,
-No seas así pues. además ahí también va tu vieja.
- Si, si pero no le digas nada, por que de repente quiere que también vaya.
-Vamos ¿o que?
-Puta mare,....que monse eres. Ta' bien pero solo unos días.
-Chevere..
-Oye y no tienes amigas en la facultad,
-Si, pero son re-contras estrechas y sobradas, a ver si floreo alguna.
Entonces quedamos, para el sábado en la tarde. Nos fuimos acompañando a nuestras madres. A la mía no le sorprendía que vaya con ella. Sabía que lo hacía por Javier. Ya mientras oraban, nosotros la pasábamos divirtiéndonos. Con gestos pedían que nos portáramos bien. En los ratos, que salíamos afuera, nos vaciábamos.  En aquel lugar, habían chicos y chicas que asistían a grupos juveniles. Una infinidad de muchachos, de casí el distrito entero. Algunos se nos acercaban, y nos preguntaban si eramos de algún grupo o congregación. Cuando respondíamos que no, nos invitaban a sus grupos. Tal vez nos animemos, les decíamos, u otras veces que veníamos solo acompañar a nuestras madres. Las veces que íbamos, siempre hacíamos lo mismo. Salíamos de ese salón donde se reunían, y nos íbamos a afuera. Y así fue que fuimos conociendo más jóvenes, que nos invitaban. 

Una tarde de sábado se nos acerco Camila, una chica muy bonita, que pertenecía a un grupo de tantos que habían por aquí. Nos saludo, muy gratamente. Nos pregunto lo mismo, si pertenecíamos a algún grupo. En ese instante Javier, le dijo que no, pero que no le importaba pertenecer al suyo. Vi con jocosidad aquel gesto. A Camila, le agrado aquella respuesta.
-Hola me llamo Camila- Nos dio la mano, nos saludamos con un beso en la mejilla.
-Yo soy Javier y él se llama David. ¡Mucho gusto!- dijo Javier con avidez.
Nos dirigimos a aquel ambiente de la parroquia donde se reunían. Nos presento, y nos quedamos un buen rato con ellos. Al terminar todo aquello. Javier se despidió de Camila, prometiéndole volver siempre. Salieron nuestras madres, quienes nos vieron con aquellos chicos. No se si alegraron, pero les parecía bien eso. Saliendo de ahí, le dije a  Javier que Camila, me había parecido muy linda.
-Si esta muy rica la pendeja, para comérsela-  me dijo con una sonrisa un poco depravada.

Desde que conoció a Camila, Javier ya no pidió más a ir a la parroquia, él se iba solo con su madre. Y estaba asistiendo al grupo. Le gustaba Camila. A veces me llamaba, para quedar, tal vez. Pero yo también decidí ir algunas veces. Una tarde de octubre, me encontré a Camila, Javier no había ido por que tenía que estudiar. Empezamos a hablar de muchas cosas. Ya conocía a mi madre, y a la de Javier.
-Estoy saliendo con Javier.
-Ah que bien- dije yo un poco contrariado.
-Si, me parece un buen muchacho, nos estamos conociendo.
-Es mejor.
Pensé en ese instante que Camila, tal vez haya aceptado salir con él por su condición de universitario. Pero me insinuó que no. Javier es mi amigo. Mi gran amigo. Pero desde ese tiempo que la conoció, ya no volvió a llamarme, ni buscarme.
-¿Vas a seguir viniendo verdad?
-Si, tratare de venir, me gusta lo que hacen.
-Si, por eso también vine, quise cambiar un  poco mi vida.
Camila tiene 16 años. Vive en una zona empinada del distrito. Sus padres se fueron a los EEUU, y ella junto a sus hermanos menores, empezaron a vivir con sus tíos, desde los 10. Desde que cumplió los 13, su forma de vivir, solo era el divertirse, Salía con sus primas y primos a las discotecas. A veces tomaba alcohol. El no tener control de sus padres, hacía que tal vez se perdiese en este mundo. Cuando, una amiga del colegio la invito, dudo mucho en aceptar, pero por curiosidad, acepto.


Una vez me encontré con Javier, quien ya llevaba un mes saliendo con Camila, era domingo, nos reunimos a jugar fútbol, con los amigos y vecinos del barrio. No me decía nada sobre ella. Le pregunte si seguía yendo a la parroquia. Pero me dijo que no, a pesar que lo veían. Ya no acompañaba a su madre, solo iba por ella. No se si era mejor, pero muchas veces preferí estar solo. Camila, muchas veces le preguntaba a Javier por mi, pero él solo le respondía que estaba muy ocupado trabajando. En aquel grupo vieron con agrado esa relación. Javier se había ganado la confianza y la amistad de todos de ello. Así que yo decidí solo ir, cuando me apetecía. Y las veces que iba y estaba Javier, me dí cuenta de su desagrado. No le gustaba que estuviese. Pero eramos amigos, nos saludábamos. No se, si él era sincero. Yo si. Debido a aquello iba con menos frecuencia. Ya Camila, había ido a la casa de Javier, conocía a sus padres. Él había ido ya a la suya, los tíos de Camila, aceptaron con agrado esa relación. Muchas veces ella, me pedía que fuera con ellos, a la fiestas que hacían, y a las actividades que seguían haciendo en el grupo. 

Ya se acercaba diciembre.
-Hola David ¿como te va?
-Hola brother, pues bien, como siempre.
-A que bien, pues yo también con exámenes y toda esa mierda que hay.
-Pero  como vas, estas seguro de aprobar, chancando se puede.
-Si, pero últimamente no se que pasa.
-¿Y que tal Camila? ¿como esta?
-Bien, pero ya me aburrio, toda esta huevada de la iglesía, y del grupo.
-No jodas, pero te veo yendo bien.
-Si, pero ya me aburrió, solo me habla de eso, y quiero mandar a la mierda todo.
-Tranquilo, pues. Hablale con sinceridad, te va a entender
-Ya le dije, que pero no me hace caso. Además, le dije para hacer el amor, y se la hace la loca.
-Poco a poco, pe huevon,  no te apures. tranqui,
-Si, pero ya estoy aburrido de tanto "chape" cuando le agarro el culo, me agarra la mano...
-Bueno pues, ya sabes..tiempo al tiempo.
-Oye salimos el sábado, hay un tono mostro, que tengo vamos.
-Ponte a estudiar, huevon.
-Si, pero..Pero vamos,  Le decimos a una chica del grupo que nos acompañe.
-¿A quien?
-A cualquiera, pe huevon, que más da.

En aquella fiesta, que fui de tanta insistencia, estoy con Javier, Camila y Ana, una vecina suya que no iba al grupo aquel. Pero a veces nos dejan solo. No hablo mucho con Ana, creo que no fui lo que ella esperaba encontrar. En un rincón esta Camila, con Javier, parecen que están bien, pero de un momento a otro, empiezan a discutir. Él le pide que se vaya de una vez. Camila, sale y habla con Ana. Se fueron a la calle. Fui en busca de Javier quien estaba muy ofuscado.
-¿Que te pasa, brother?
-Ta ' mare, por la puta madre. esa conchasumadre que estrecha.
-Tranquilo, huevon que la gente se da cuenta.
-Nada, sino que mi amigo me ha dado su cuarto, para estar con ella, y se hace la estrecha la pendeja....Le dije que vaya a verla, pero no quiso ir. Me pidió que yo vaya a verla.  No quise ir, pero estaban tan lejos de su casa. Al salir, estaban sentadas en un paradero. Me acerque y les pedí volver. Ellas se negaron, y fue Ana, la que me recriminaba la actitud de Javier. No le hice caso. Le dije a Camila, que yo las acompañaba a casa, pero antes iba a decirle aquello a Javier. Volví a la fiesta. Le dije aquello que pretendía hacer. 
-Déjalas que se vayan solas, esas cojudas
-No huevon, si les pasa algo.
-Nada, déjalas
-................
Esta bien, llévalas ya hablare con esa tonta.
-Pásala bien.

Salí y ahí seguían. Camila le había contado todo a Ana, pero ella, a mi no me interesaba para nada. Cogí un taxi y nos fuimos  a casa. Iba adelante con el taxista, y converse mucho con él de tantas cosas. Llegamos a sus casas, me despedí de Camila, más no de Ana, quien se fue a su casa, casi al instante. Cuando me iba caminando para coger un bus, para casa, Camila, quien seguía en la puerta de su casa. Me llamo.....
-Gracias David, por traernos y disculpa por todo, si.
-No te disculpes por nada. Hice lo que debí de hacer. Bueno que tengas buenas noches- Pero realmente no deseaba irme de ahí.
-De verdad, no sabes como estoy.
-Me imagino. Si quieres conversar, ya sabes.
Nos sentamos en la acera de la casa de sus tíos. Mientras la gente pasaba. Conversamos mucho. Me contó lo que había vivido ese tiempo con Javier. Le dije que él era muy bueno, y que me alegraba que fueran pareja. Pero ella había decidido terminar con él, por su forma de ser. Le pedí que reconsidere aquella postura. Pero por más que trate insistiendo. Me pidió que le dijera esto a Javier. Ella mismo lo haría.

Camila perdió la virginidad a los 13 años. Edad en que empezó a salir con sus amigos y su prima, a las fiestas. Se volvió una costumbre para ella todo aquello. Bebía alcohol, y fumaba. Su vida era eso. Muchas veces no iba al colegio por divertirse. Había tenido cinco enamorados, y siempre lo mismo. Cuando cumplió los 15, sus tíos decidieron que se fuera a casa de otros familiares. Siempre les daban las quejas. Y empezaron a agobiarles los problemas. Un día cogió sus cosas y se fue a vivir ya del todo con un enamorado que tuvo. Pero en aquella casa, él y los padres de este, la trataban muy mal. Sabían como era. Entonces ella pensó en lo que había hecho de su vida. Pero aún era tan joven. Y antes de cumplir los 16, ante tanto abuso, se fue de aquel lugar. No sabía donde ir. Una tarde solo por curiosidad, entro a aquella parroquia. Y así como aquellos chicos, nos animaban a ir con ellos, a Javier y a mi. También la animaron. Fueron como cinco muchachos, que al verla así, entablaron conversación con ella, y le invitaron. Ella encontró en ese sitio otra forma de llevar su vida. Volvió a casa, y pidió perdón a sus tíos. Quienes la volvieron a acoger. Camila, me contó todo aquello, mientras la miraba con atención. También había contado todo eso a Javier. Todo iba bien, hasta que él solo pensaba en acostarse con ella, a toda costa. Pero ella se lo impedía diciéndole, que ya llegara el momento. Pero él insistía. Hasta el día de hoy, que ella se volvió a negar. 
-Gracias David, por escucharme.
-De nada- Y nos despedimos, pidiéndonos mutuamente en encontrarnos otra vez en el grupo.
-Trata de seguir yendo.
-Eso haré, no lo dudes. 
Me fui a casa, mientras me iba, pensaba en todo aquello. En cada palabra suya.  Nos volvimos a ver al día siguiente, fui para ver como estaba.

Días después volví a encontrarme con Javier, y me dijo que ella, no le contestaba las llamadas telefónicas. Pero no iba a verla. Me pregunto sobre aquella vez que fui a dejarlas a su casa. Le conté todo aquello que había pasado realmente. Me pidió que lo acompañe a verla.
 Tal vez, se niegue al verme llegar solo, hazme ese favor, David.
-Vamos pues.
Al llegar, los tíos de Camila, lo hicieron pasar, rápidamente. Lo querían mucho. La gran virtud que tenía Javier, era esa. Le caía bien a todos. Camila, se hizo negar. Entro solo, ya dentro dudo un poco, salio y me pidió que me fuera. Pero ella, había visto todo eso por la ventana en la segunda planta y de ahí le dijo:
-Vete Javier, no quiero verte.
-Baja mi amor, tengo que hablar contigo, baja por favor- Y Javier se metió dentro.
- No te vayas David, no te vayas-  Me pidió ella desde arriba.
Javier logro escuchar aquello, con un gesto me pidió que me fuera.  Cuando me iba, Camila, bajo  y le dijo a Javier, que lo suyo se había acabado. Él no deseaba aquello. Los tíos, estaban de su lado, pero nada haría cambiar de idea a Camila. Salio furioso, prometiéndole que volvería. Salio a mi encuentro..
-Vaya mierda todo, vaya mierda.
-Tranquilo huevon.
-Puta madre, que pendeja esa conchasumadre- Nos fuimos a casa.

Estando en casa, mi madre y doña Carla, estaban haciendo preparativos, para las fiestas por navidad de la parroquia. Nos iban a pedir, a Javier y a mi que las apoyemos. Pero él ya no quería saber nada de eso. Entonces, por ese tiempo las apoye en lo que pude.

DICIEMBRE

Estaba con Javier, en la ferretería. Él estaba un poco ofuscado, había reprobado algunos de los exámenes. Le echaba la culpa de todo a Camila. Pero nos distraíamos jugando en la computadora que había aquí. Cuando no habían clientes, nos poníamos ahí a jugar. Debido a que pasaba más tiempo apoyando a mi madre y doña Carla con aquello. Deje de visitar a Camila, más por Javier, que por mi. Suena el teléfono y atiendo...
-Alo, si.
-Alo David, soy Camila.
-Ah hola- y me incomode ante la llamada y por la presencia de Javier ahí.
-¿Como has estado amigo?
-Bien, bien ¿y tu?
-Pues bien, extrañándote mucho, te extraño, quiero conversar contigo.
-Yo también.
-Puedes venir a verme, ven por favor, necesito hablar contigo.
-Bueno si quieres por la noche, 
-Bien, entonces te espero, amiguito.
-Chau!
-Chau!

No sabía que hacer en este instante. Javier me pregunto quien había sido. Le dije que fue mi tio ¿Que como iba el día?
-Oye y al final ya decidiste que vas a estudiar.
-Pucha, me creería si te digo que no, no se.
-Estudia cualquier cosa técnica, la cosa esta de moda.

Por la noche, antes de ir a ver a Camila, pasaban muchas cosas por mi cabeza. Pero trate de llevarlas con calma. Llegue a su casa, Estaban sus tios quienes me preguntaron por Javier. Ya no le veían muy seguido. Salí con Camila, a dar un paseo. conversamos de muchas cosas. Asistía poco a la parroquia debido a los exámenes finales del colegio. Pero solo iba los fines de semana, debido a que la necesitaban para los preparativos de navidad.

No se que me paso, pero empece a ver a Camila de una manera distinta. No me llamaba la atención para nada el tener enamorada o algo parecido. Solo pensaba en otra cosa. Así que por las noches, iba a ver a Camila, en su casa, o algún parque, eran nuestras conversaciones amenas.  Sus tíos no le preguntaban por mi. Solo sabían que era un amigo, Me reunía con ellos en su casa. Algunas veces llegaban chicos del grupo, y la pasábamos bien. Mi amistad con Javier, sigue siendo la misma. Él por las noches se iba de fiestas. Me dice que es para olvidar a Camila. Ya no me llamaba, por que empezó a considerarme un aguafiestas, debido a que siempre me negaba. Salí un día sábado de paseo por Lima, con Camila, quien se quedo maravillada, por la belleza de la ciudad, Casi nunca visitaba la ciudad, ya que sus tíos no salían nunca de su barrio. Entramos a la catedral de Lima, visitamos aquel museo que hay ahí. Recorrimos toda la ciudad. Pero esto no lo sabía nadie. Camila y yo solo eramos amigos, grandes amigos.

EL DÍA

Se acercaba el día de las festividades por navidad, que realizaban en la parroquia. Como quede en apoyar a mi madre, estuve con ella. No podía estar con Camila y le dije que si quería podía venir y así la pasábamos juntos. Ella no lo dudo para nada, llego rápido y estuvo ese día con nosotros. Pensé que no podría venir, pero llego, y eso me alegro un montón. Pero doña Carla conocía ya a Camila, por que había sido la enamorada de su hijo. Al vernos tan juntos, empezó a murmurar con mi madre.  Ya era de noche, todo aquello había acabado, me quede con Camila, ahí le dije a mi madre que iba más tarde a casa. Solo me hizo un gesto que me afirmaba que me esperaría en casa. Fuimos a casa de Camila. Estuve con ella, y por la noche, me invito a ir a una fiesta de cumpleaños, de una compañera del colegio. También irían algunos chicos del grupo. Al irnos lo hicimos juntos. En la fiesta, me sentía algo extraño. En realidad no estaba agrado, y eso lo noto Camila, y me pregunto: ¿que me pasaba? Le respondí que nada, que ya se me pasaría....
-¿A ti te pasa algo?, no me lo quieres decir.
-No, nada.
-Si, yo se que te ocurre algo, seguro no me lo dices por que hay gente. Si quiere vamos afuera.
.No, estoy bien de verdad.
-Se te nota, Vamos afuera.- Y me saco de ahí..
-A ver dime con sinceridad, ¿te pasa algo? no confías en mi, soy tu amiga- dijo preocupada.
-Camila, me estoy enamorando de ti.
-¡Ay David! Estas seguro de lo que dices, eres tan bueno amigo- Me abrazo. Nos abrazamos.

En casa de Javier, doña Carla, esperaba contarle todo aquello que habían departido en ese día. Al llegar, nomas le contó todo...
-Oye Javi, ¿sabes quien estuvo todo el día en la parroquia? Camila
-Ah, esa pendeja!
-Y estuvo pegada a David, no se separaba de él para nada.
-¿Y que haría con ese huevón ahí?
- Estaba ayudándonos, no recuerdas, que también te lo pedimos. La gente decía que tal vez sean pareja, eso parecía.
-¡puta madre! voy a ver a ese huevon, a ver que me cuenta.
-Esa boquita hijo...¿Pero a que vas a verlo? Ya es tarde.
-No voy a verlo.
Llego a verme y mi madre, le dijo que aún no llegaba. Le pregunto, si había estado Camila ahí con nosotros. Le dijo que si. Y se fue.

Al día siguiente de mi confesión, me llamo Camila y me pide que vaya a verla, por que deseaba charlar conmigo. Cuando salí a verla, me encuentra Javier, y me pide hablar. No le dije que iba a verla. 
-¿Que pasa David, por que tanta prisa?
- No, prisa para nada. Iba a dar una vuelta.
- ¿Es verdad que estuvo ayer contigo Camila en la parroquia?
- Si estaba apoyando.
- Pero por que no me contaste, hubiese ido.
-Si te dijimos ¿no?
-¿Y te pregunto por mi?
-Pues no., Bueno, Javier chau,
-Chau.
Llegue a ver Camila, y salimos a dar un paseo por el parque. Estaba tan linda. Me sentía tan avergonzado por lo de ayer. Pero no me importaba....
-Sabes David, lo de ayer, me pareció muy bonito, ya nadie hace eso ¿creo?
-Me gustas mucho Cami, mucho
-Me estas contagiando, David.
-Si soy muy cursi.
-Me estoy contagiando de ese sentimiento.
-Contagiate, contagiate por que empecé a quererte desde que te vi. Te quiero Camila.
-Si David, si David, yo también me estoy enamorando de ti- Nos besamos diciendo que si. Aquella noche la pase con ella, hasta que nos dio la madrugada. Me fui a casa. Era tan feliz.

___________________

No más al entrar por las calles, que daban a casa, algunos que estaban afuera, me miraban. Los salude y no me respondían. Llegue a casa, y estaba mi madre esperándome. Javier me había seguido, y visto con Camila. Al volver le contó a todos lo que yo le había hecho. Me llamo traidor. Fue a mi casa, y le contó eso a mis padres, y hermanos. Para ellos, fue muy fuerte aquello. Querían a Javier tanto como a mi. Mi madre me pregunto si era verdad. No le negué nada. Le conté todo aquello que sentía por Camila. Se fue a dormir. Ya pasara todo esto! me dijo.

En poco tiempo, Javier me dejo como una mala persona, ante todos. No sabía que explicarles. Pero no me daba cara. No se que planeaba hacer. Pensé en ir a verlo a su casa, pero desistía. Camila, me llamo llorando, contándome, todo aquello que Javier le había dicho e insultado. Mis hermanos, también creían que yo era un traidor. Los amigos también me dieron la espalda. Como podía traer a Camila a casa. Le dije a mi madre, que deseaba que ella venga y los conozca...
-Solo es una niña, a ti a Javier, ya se les pasara- Decían. 
Quería pasar la noche buena en casa, con ella. Pero no podría. No la querían en ver ni en pintura. Le conté toda la verdad a doña Carla, pero tampoco entendía. Decía que había traicionado a su hijo. Javier se encontraba, en la casa de playa de sus tíos, en el sur de Lima. Se fue para desconectar, según él. A Camila no quería contarle nada de lo que me hicieron en mi barrio, por que sabía que eso la haría sentir mal.

 Llego Noche buena. Salí de casa, pero no les dije nada a mi familia. Me pidieron disculpas, pero sentía que era tarde ya. Mi madre se acerco, y me dijo: Si quieres venir con ella, tráela, pero no quiero problemas con nadie. Sus palabras me hicieron sentir más defraudado. Al llegar a la casa de sus tíos. Ellos me miraron un poco con desprecio. Javier había llegado a verlos, y les contó todo. Querían que Camila, desista que este conmigo.
-Llévame a tu casa, - me pidió Camila, agobiada por lo que vivía en esos días, por sus tíos. No supe que decirle, en casa, también pasaba lo mismo. Quería irme lejos de ahí. ¿Pero a donde?
Cuando iban a dar las doce, llegue a casa, con ella. Todos los vecinos, y mis amigos del barrio, nos miraban. Llego noche buena. Aunque nos deseamos feliz navidad, con un poco de frialdad. Estábamos más tranquilos. Casi no hablábamos en la mesa. Salvo por algunas cosas, entre ellos. Mi familia. Estuvimos toda la madrugada aquella, en casa. No salimos para nada. Nos habían invitado amigos del grupo, pero no fuimos, Cuando dio la mañana, me pidió que la llevara a la casa de sus tíos, para al menos saludarlos. Nos fuimos. Ellos y el resto de la familia aún dormían. Con sus llaves abrió, entramos. Nos sentamos en el sillón de la sala. Empezamos a recordar todo lo que vivimos, pero eramos felices, cuando recordábamos las navidades cuando eramos niños. Le conté todo lo que mis padres nos regalaban a mis hermanos y a mi. Ella me contó las suyas. Y antes que se quede dormida, le dije que ya volvía. Me fui de ahí. No soportaba tanta presión. No me entraba el sueño. Fui a casa. Me puse a ver televisión. Me aburría. Dieron las 11 de la mañana, y fui otra vez a verla. Ya estaban despiertos, y al verla dormida en el sillón la enviaron a su cama. Me pidieron que me vaya, que vuelva más tarde. Amenazaron en denunciarme, ya que ella aún era una niña. Quise gritar su nombre, pero desistí. Me fui por ahí cerca a caminar, mientras ella despertaba. Eran ya las 2 de la tarde e hizo su aparición, en un auto nuevo, Javier, quien bajo raudo, y toco la puerta. Los tíos de Camila, al ver que era él, lo hicieron pasar.
-Espera que la llamamos- dijeron. Camila, bajo pensando que fuera yo el que la buscaba. Al verlo le le pidió que se marchara. Sus tíos los dejaron solos, para que arreglen sus cosas.
-¡perdoname mi amor! pidió Javier, y se arrodillo.
-Vete, no te quiero, no te quiero.
-Quieres a ese huevon verdad.
-SI, quiero a David, por eso vete.
-Ya se cago ese conchasumadre, ya se cago.
.Vete por favor, vete- Empezó a llorar. Él se le acerco, con la mentira de consolarla. Se alejo un poco de él. Le pedía que se fuera, y él la cogió del rostro, y empezó la besaba contra su voluntad. Sus tíos , su prima y sus hermanos pequeños,  quienes escuchaban todo aquello, no bajaban para nada. 

Entonces decidí entrar, había escuchado, casi poco, al ver que forcejeaba con él,  Toque puerta, con fuerza, la soltó, y Camila, abrió la puerta. Me abrazo, al entrar. Javier, no me dijo nada al principio. Solo me miro irritado. Ya te cagaste huevon- señalándome con el dedo, grito aquello y se fue. Bajaron en ese momento. Y me pidieron que me vaya. Nos le dije nada. En el oído, le susurre:
-Coge tus cosas, que nos vamos. Subió a la habitación, cogió lo que pudo. Bajo y nos fuimos.

Me fui  a la ferretería, ya que tenía las llaves, Le pedí que me esperara en un momento, que volvía rápido. Ya iba a atardecer. Llegue a casa, Cogí mis cosas. El dinero que había ahorrado en todo ese tiempo para estudiar. No me despedí de nadie. Ya con ella, le pregunte, si estaba dispuesta a irse conmigo lejos, y empezar una nueva vida, Su respuesta afirmativa, me alivio en ese momento, sabía que me quería tanto. Llame a mi tío, le dije donde iba a dejar las llaves. Que ya no iba a trabajar más con él. Cuando empezó a preguntarme más cosas, me despedí de él. Salí con Camila, cogimos un taxi y nos fuimos al terminal terrestre. Me fui a casa de mis abuelos, en Trujillo, ella podría estudiar y yo trabajar, pensaba con optimismo. Íbamos a empezar de cero, y a vivir nuestro amor. En el bus, le desee ¡Feliz Navidad! ¡ Feliz Navidad mi amor!




"Que les puede importar querida, que yo quiera amar mi vida,
no ven  que encuentro en ti un corazón de oro, no quieren que
te quiera, pero yo te adoro" (Lorenzo Antonio)

martes, 13 de diciembre de 2011

Una esperanza llamada: Vida (Miriam y las naranjas)

He caminado tanto y estoy al borde del agotamiento. Solo veo grandes forados y enormes rocas en mi camino hacía casa. En cada lugar que he recorrido, no encontré nada para comer. La poca comida que saque al salir, se me acabo. No pensé en caminar tanto. Tengo la esperanza de encontrar a alguien más, con vida. Ya perdí la cuenta de cuanto he caminado. Muchos días, y muchas noches. Sentado en una roca, buscando sombra, para aliviarme de un poco del calor infernal, que ha empezado a hacer desde muy temprano. Me quite toda la ropa. Esta hecha un asco. Quiero quitarle un poco la mugre, pero es imposible. Si hubiera al menos un charco y poder meterla ahí. Por las noches, me vuelvo a vestir, hace un frío bárbaro. Se me van las esperanzas. Solo el sudor, que brota de mi piel, es lo que ha probado mis labios en este día ¡Que hambriento estoy! ¡Quiero morir ya!
El enorme cansancio, me ha hecho dormir....

-¿Papá, por qué haces tantos robots?
-Ah para tener más hijos...Tu eres un robot.
-¿Yo soy un robot?
-Si, si te doy una orden, tienes que cumplirla, fuiste programado para eso.
-¿De verdad? Dame una orden.
-Dame un beso....Y en ese instante besaba a mi padre. Él se alegraba y me llenaba de cariño.


Me mando a estudiar informática a Berlín, mientras él se dedicaba a la familia y a su trabajo. Nuestra casa era pequeña. Existe una super población. Gente de toda nación y bandera. Apenas se podía andar. Es muy sorprendente todo. Mi bisabuelo, junto a sus hermanos, emigraron hace un montón de décadas del Perú, hacía Roma. Pero con el tiempo se separaron. Unos se marcharon a Madrid y Milano. Mi abuelo nació en Roma. Vivían en su ciudad, se caso y tuvo a su hijo. Pero cuando el nivel del mar, empezó a crecer considerablemente, se asusto y decidió irse. Aprovecho una propuesta de trabajo que le hicieron. Y se marcharon a Munich. Cuando yo tenía 16 años, me regalaron un super ordenador. Mi hermano que solo tenía, 5 me pregunto, si podía enseñarle. Se sentaba a mi lado, y empezábamos a usarlo. Los países impusieron una ley que no se podía tener más de un hijo por familia. Y si tenían otro, pagarían un dinero extra al estado. Después que las mujeres tuviesen otros, las esterilizaban. Estando embarazadas ya del segundo, las obligaban a abortar. Muchas veces buscaba información sobre aquello, también el por que el mar empezó a crecer y crecer, haciendo desaparecer muchas ciudades. Me aterraban más aún las amenazas, que los gobiernos de los países poderosos, hacían sobre otros. Desde que empecé a tener conciencia de todo, solo escuchaba esas palabras: Guerra Nuclear.

Papá tenía en un rincón de la pequeña casa, un armario pequeño de madera. Tenía muchos libros, que fue recopilando a lo largo de su vida. Los heredero de su padre, y este de su padre. No se hacían libros. No había muchos árboles que tirar abajo y hacerlos. Hoy todo es maquinas y más maquinas. Él cuidaba, con mucha dedicación, esos libros y muchos archivos, que copio de unos CD's, muy viejos. Siempre los copiaba, para no perderlos o dañarlos. Su abuelo trajo música de su país, los hacía escuchar. Temía que se perdiesen esas costumbres. Muchas veces, me sentaba a su lado, mientras trabajaba, y él ponía esas canciones. Las letras de esas canciones de esos grupos era algunas veces divertidas. "La jarana de Colón" de unos troveros, "Chacombo" de un señor moreno, y de un volumen corporal. "La flor de la canela" la cual tenía muchas versiones. Pero también tenía otro tipo de música, como el rock, pop. Al terminar de estudiar, Berlín me encandilo.Y decidí quedarme por aquí. Hace muchos años, se practicaba el fútbol. Pero este desapareció, Aún queda esos cuadros, antiguos con muchas fotos de ellos. Solo los más ancianos recuerdan vagamente. Papá me preguntaba, si realmente deseaba, quedarme en Berlín. No le gustaba la idea, pero al fin y al cabo, acepto. Siempre nos comunicamos con mi madre y mi pequeño hermano. Mi padre nació en Roma, se llama Francesco, aunque siempre le decía a mi abuelo, por que de ese nombre, ya que él sentía que debió tenerlo en español. Mi abuelo le respondía, estamos en esta tierra, y ya soy parte de ella. Así que no eres Francisco, sino Francesco. En Munich, se caso con Adelaida, mi madre. Ella era de Andalucía, pero con su familia emigraron a Alemanía cuando empezó crecer el mar. Cuando nací, mi padre decidió ponerme de nombre Daniel, no se sentía alemán, para nada. Así se llamaba su abuelo, y 11 años después nació Felipe, mi hermano.

Giselle era mi novia, era una de las más hermosas del instituto. Ella provenía de Bonn. Sus padres tienen poder, en ese pueblo. Su padre era un líder político. Y ella deseaba no estar con ellos, ya que siempre hablaban de la supuesta Guerra Nuclear. Cuando cumplí los 25 le propuse matrimonio. Trabajábamos juntos en un Informatic - center. Hacían piezas láser, para unas maquinas que ensamblaban en París. Tuve que viajar, a Bon, para poder hablar con ellos. En el viaje, hacíamos planes, de como serían nuestras vidas juntos. Nomas al llegar, estreche la mano, de su padre. Le conté que era alemán, pero de origen italiano. Estaba un poco ofuscado con lo que le dije. No podía ver ni en pintura a los italianos. Su vida militar y política, hacía que renegase de casi todas, las naciones. Echaba la culpa, a Italia, por no apoyarlos, en los conflictos, que había sucedido algunas décadas atrás, debido a la gran crisis financiera, que azoto el planeta. Pero así con todo, acepto. Nos pidió que nos cuidáramos mucho, en caso se desate la guerra nuclear, que él tanto decía. Al volver a Berlín, Giselle decidió no ir más a Bonn, por buen tiempo. Muchos años, tal vez. Siempre me hablaba de las cosas de su padre. Que lamenta que haya nacido mujer. No pudieron tener el varón.

Pero en el fondo, si sentíamos temor. Todos los días recibíamos noticias. En el planeta entero, se mandaban amenazas de guerra. Oriente le echa la culpa a occidente, el que se haya acabado el petróleo. Que el abuso de la electricidad, hizo que el sol, empezara a calentar más. Mi padre que también, era informático, recibía esas noticias, me pedía que nos cuidáramos. A un mes de casarnos, le conté a mi familia aquella decisión. Pero no podían viajar. El estado había prohibido los viajes, para ahorrar energía, y provocar la llegada de más gente que provenía de los países de afuera. En especial de los de oriente. Que cruzaban medía Europa y se quedaban por estos lugares. No se podía viajar a América, por que no habían aviones de empresas comerciales. Solo el estado los tenía. No había contacto con ellos.

Nos casamos un sábado. Llame a mis padres quienes me bendicieron. No había religión alguna. Todos profesaban la que querían.

Era muy feliz, con Giselle. Pero por más que tratábamos, ella no podía quedar embarazada. Visitamos una gran cantidad de médicos, pero siempre le decían lo mismo. Por más avanzada que estaba la ciencia, no se podía hacer nada. Pensar en adoptar era algo ilógico en este tiempo. Nadie tiene mas de un hijo. Ella sufría mucho. Pero no me importaba aquello de ser padre. Deseaba que ella sea feliz, fuera como fuera. Giselle, entro en una gran depresión. A los 4 años de casados, dejo de trabajar, ya había perdido todas las ganas de vivir, a pesar de su juventud.
-Dani, no lo hagas por mi, si deseas puedes irte de mi lado.
-Que dices tonta..no lo digas ni en broma.
-Quiero que seas feliz.
-Si lo soy, lo soy. Soy el más feliz por que te tengo.
Empezamos a tener diferencias. Cada día que pasaba, la depresión se convertía en amargura. Ella no lo sentía. La casa pequeña, nos agobiaba más. Nunca le gustaba la música. Menos aún el arte, ni la pintura. En un viaje, que hicimos a Munich a visitar a mis padres. La lleve a pasear por la ciudad. Decidí entrar en un museo, para que tal vez se anime. Fue peor. En ese museo, habían tantas cosas, que el tiempo ha dado. En un salón inmenso, me vino a la memoria rápidamente, mi abuelo, quien me decía que su padre le hacía escuchar música de un grupo legendario. Había un cuadro muy bien cuidado, eran the Beatles. La guía comentaba de quienes eran. Muchos como yo, sabíamos, que existieron en el siglo XX. En un viejo ordenador, sonaban algunas de sus temas. Giselle, siempre me venció, con su pesadez y apatía. A pesar del mucho amor que le tenía. Paso un año y la enfermedad de Giselle se volvía crónica. Siempre me pedía que la cuidase, cuando llegue la guerra nuclear.

Una tarde que llegue de trabajar, la encontré sentada frente al ordenador, que ella tenía. Andaba buscando información. Estaba muy demacrada. No comía lo que le preparaba antes de irme a trabajar. Ella no profesa religión alguna. Se olvido de sus padres por completo. Me senté a su lado, y la abracé fuerte. Ella me abrazo también y se durmió en mis brazos. Cuando vi lo que ella estaba buscando, me sorprendí. Estaba buscando los últimos recursos, para quedar embarazada. Casi nadie aquí tiene hermanos. Yo era un privilegiado, tenía a Felipe, mi hermano quien me alegraba siempre con sus ocurrencias. Cerré aquella ventana del ordenador, y habían muchas. Noticias de actualidad, Las amenazas eran latentes de la guerra nuclear. También estaba viendo los efectos que produjo el crecimiento del mar. Me quede pensando, pero seguí ahí. Empecé a buscar sobre aquello. Países tan industrializados como el Japón y Corea habían desaparecido. Por la desavenencias entres sus países vecinos, impidió un éxodo obligado. La costa del pacifico sur de América, había sido cubierta por toda esa agua. La ciudad de Lima, fue una de las más vulnerables, pero como eran tan grande el país, la gente emigro al centro. Aquello lo sabía ya por mi abuelo. Su padre le decía, ve a ver a mi familia. Él nunca le hizo caso. Ya en sus últimos días, me lo contaba arrepentido. ¡Que voy a hacer en Lima! ¡Que se me ha perdido en Perú! ¡Io sono italiano! le decía irónicamente a su padre.

La familia entera hablaba el italiano, el castellano, el alemán, y por ahí francés e ingles. Y era muy común en este tiempo. No había problema en aquello. Giselle, siempre me hablaba en alemán, y le respondía en italiano. Pero la concordia se quebró. A ella le diagnosticaron Depresión severa. Ya llevamos 8 años de casados. Estoy a punto de cumplir de los 33, y va a ser el peor cumpleaños de mi existencia. Los médicos tenían que internarla. No podía hacer nada, por retenerla en casa. A su padre parecía que no le interesaba la vida de su hija. Pero pidió que se le tratase bien. Trato de llevarla a Bonn, me negué rotundamente. Él me echo la culpa de aquello. Ya decía yo que los italianos, son unos mierdas, repetía a cada momento. Si no les hubieses traumado tanto con eso de la guerra nuclear, estaría bien, Solo fueron esas mis palabras, y marche de allí. Cuídate tu ¡ay de ti! me dijo al irme.

Vivía solo, desde que interne a Giselle en aquel centro, voy todos los días a verla. No me interesaban para las noticias, pero estábamos en un peligro latente. Casi no tengo amigos, solo conocidos. Entonces, una llamada de madrugada me alerta...
-Hola papá ¿que tal?...y por que tan tarde.
-Hola hijo, no te quiero asustar, pero han declarado la guerra, Cuídate mucho, y cuida a Giselle, nosotros estamos bien, pero cuídate!!
-Que dices, papá, es una broma, verdad.
-No, pequeño, ten cuidado. Te quiero mucho.
-Yo también te quiero mucho papá- Y empecé a llorar mientras le contaba de Giselle.
-Ya no llores, ya no llores. Te vas a quedar sin lágrimas. Tienes que ser fuerte.

Mi padre me contaba que siempre fui un llorón, pero no le preocupaba el que llorara. Solo decía que eso me hacía más débil. Que provocaría que no este entero ante los problemas. A la mañana siguiente, al levantarme pensé que fue un sueño. Llame a mi padre, pero no respondían.

LA PESADILLA

La guerra nuclear, había empezado. El planeta se preparaba para su final. Las sirenas de los tanques en toda Europa, y sus sonidos era solo que escucharíamos, desde ahora. Paises de oriente, habían cumplido sus amenazas. Bombardearon París, Milano, Madrid, Bon, Munich...Y todos los lugares colindantes. ...Me aterre realmente. Sabía que seríamos los siguientes. Aquellos países que provocaron aquello, se habían unido. Dejaron de lado sus diferencias culturales, políticas y religiosas, para vengarse de occidente. Mandaron muchos comunicados, ya lo habían advertido, desde hace muchos años. Decían que solo lo destruirían, pero no invadirían para nada esos lugares, por que ya no servirían para nada. Llevaban perfeccionando este atentando muchas décadas.

Por que los países no hicieron algo, para impedirlo. Supuestamente no pensaron que ellos cumplieran sus amenazas. Pero los lideres políticos tenían un plan secreto, que no compartieron con los demás. La diversidad de nacionalidades, que había en todo lugar, hizo que los dejaran de lado. Construyeron varios bunkers super blindados. Acorazados de metal, que salvarían aquellos, que los ocupen. Hicieron muchos en las ciudades importantes. Eran inmensos. Guardaron mucha comida, medicinas y mucho material bélico, que les iba a durar muchos años. Sabían que esas amenazas, iban a ser cumplidas. Recibían noticias que confirmaba aquello. Solo querían salvarse ellos, y a los que decidieron salvar. El reclutamiento, era solo una pantalla. Muchos hombres altos, rubios y de ojos claros, para preservar su raza. La cantidad de mujeres era menor, pero estaban ahí. Solo ellos estarían a salvo. Sabían que el día se acercaba, y no dijeron nada.

Nada me consolaba. La ciudad donde nací, había sido bombardeada. Ya no llegaban noticias. Había que huir ¿pero donde? si todas las ciudades correrían la misma suerte. Algunos lideres indefensos, llamaron a la paz, a aquellos países. Ellos hicieron oídos sordos, la amenaza seguía en pie.

Cogí lo más importante. Llene de comida, mi enorme mochila, cosas personales, muchos dulces. Nada de ropa, solo lo que llevaba puesto. Salí en busca de Gisselle. El camino estaba cortado, todos querían huir. Sabían que Berlín era una de las siguientes. El gobierno que quedaba, supuestamente nos iba a evacuar, pero era una vil mentira. Al llegar al centro corrí en busca de mi amada esposa. Cuando entre, los médicos me tenían una mala noticia, mientras también se preparaban para irse de aquel lugar. Giselle, estuvo toda la noche despierta, Al oír las noticias que daban los médicos, sabía que todo aquello había empezado. Cogió una cantidad enorme de pastillas y las ingirió. Había muerto de sobredosis. No me dejaron verla. Ayer había estado con ella..No me pude contener y rompí en llanto. Quería verla, y no me dejaban. Hice mil locuras ahí. Todo era en vano. La gente empezaba a irse. No pensaba irme solo. ¿Donde esta Giselle?... Recorrí todo el centro, pero nada. Ahí al ver mi sobresalto, una enfermera, me dijo que huyera...
-Quiero ver a mi esposa- grite desesperado.
-Pero aquí ya no hay nadie, la gente esta huyendo.
-Me dijeron que ha muerto, pero no les creo.
- Usted es el esposo de Giselle.
-Si, dígame por favor ¿donde esta?
-Se la llevaron hace mas de una hora.
-¿Pero donde? por que no me lo dijeron antes....
Al salir, vi como la gente seguía huyendo. Al levantar la cabeza hacía el cielo, las nubes negras, nos delataban que esta cerca el final. Se escucharon varios estruendos. Me invadió el temor, y empecé a correr sin rumbo. No me importaba la gente ya. Me pesaba la mochila, tuve que tirarla, saque las fotografías de Giselle y mías, mientras corría repetía una sola cosa ¿donde estas Giselle? Sabía que las lágrimas, no me devolverían a mi familia, y a ella. El cielo oscureció más y más. Ya estaba muy alejado. Me quede con unas personas, que conocí en el trayecto. Nos sentíamos seguros ahí. Unos viejos fortines. La noche era muy oscura. El terror se hacía latente en nosotros. Y entonces ocurrió.

Habían destruido todo Berlín, sentimos las consecuencias. Nos salvamos de Milagro. Cuando pasaron unos días, regresamos, no se por que lo hicimos. Todo esta perdido. Ya no había nada. Empecé a caminar y caminar. La gente que regreso, cogían cosas, que aún servían. Busque comida, y la suerte me ayudo. En unos antiguos almacenes, quedo mucha de ella. Me quede en ese sitio, por muchas semanas. Hicimos un buen grupo. Estábamos aislados de las demás ciudades. A veces llegaban informadores, que nos contaban de como iba todo aquello. Todo el país estaba desierto, como los países colindantes.

Han pasado cinco meses de bombardeos. Nos hemos alimentado de aquello que encontramos al regresar. La tierra empieza a cambiar. En ese tiempo, solo los he recordado. Entonces de aquellos bunkers, empezaron a salir todos aquellos hombres que los gobiernos mando a proteger. Estaban vestidos con sus ropas militares. Tenían orden de no matar a nadie, ni dar comida. Todo aquello que guardaron era solo para ellos. Revisaban la ciudad. Hablaban que en las otras ciudades importantes, también hacían lo mismo. Si te veían mal, no te ayudaban, si les pedía que te llevasen a otros lugares en esos enormes camiones blindados, se negaban. Con unas grandes maquinas colocaban en lugares abiertos, a todos los muertos. Y los incineraban. Decidí irme a Munich, al menos caminando. No encontré vehículo alguno disponible. Me aparte de la gente con quien compartí esos meses. Busque y busque comida y otras cosas. No encontré mucho, pero me valía para empezar el camino. A la salida de la ciudad, pasaban los camiones, con esos nuevos soldados. Les pedí que me llevaran a las afueras. No podían hacer eso. Se lo tenían prohibido...
-Quieren vernos morir ¿verdad?
-No es eso, sino que son ordenes- respondió uno de ellos.
Y así empecé a caminar, tenía una enorme mochila. Mientras caminaba me daba valor. Ya los camiones esos, no los encontraba. Solo andaban por las partes principales de las ciudades.

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Llevo caminando, casi un mes, Ya pasaron los bombardeos. Se cargaron Europa en su totalidad. Se me acabo la comida. Pero en cada pueblo, que paso, si los soldados esos no la han revisado aún puedo encontrar algo. No me gusta dormir, por que empiezo a soñar. Me quedo buen tiempo en una ciudad. He buscado un poco de ropa. He tirado la vieja que tenía. En un viejo almacén he encontrado muchos cigarrillos. No fumo, pero tal vez me baste para cambiarlos por comida.
He pasado los campos de aquella ciudad, que no recuerdo el nombre. Y han empezado a llegar esos militares. Salía con mi mochila, ha bajado uno de ellos, y me pregunta que llevo en ella. Sin temor alguno, le muestro todo. Le ofrezco unos cigarrillos, y él me responde que se lo tienen prohibido. Pero me da las gracias, por ese gesto....
-Vete de aquí, y trata de estar bien. Come mucho, no vayas a enfermar, por que va a ser peor- Con esas palabras me advirtió algo. Me dio miedo preguntar el por que de esas palabras... Al mirar sus ojos azules, se dio cuenta que deseaba saberlo todo.
-Mira esto es secreto, solo es para ti. A todos los enfermos que encontremos, nos dijeron que los rematáramos, para que no sufran más. Toda la gente que quiera vivir aquí nuevamente, tiene que estar saludable, así como tu. Mejor quédate con ellos aquí.
Ya habían grupos de personas que sobrevivieron, En cada ciudad se iban uniendo para empezar otra vida. Le agradecí su confianza, pero decidí irme. Le pregunte si faltaba mucho para Munich...
-Allá ya no hay nada, y si, esta muy lejos aún, quédate.
-Gracias, amigo, pero me voy.
-Suerte Daniel.
-Suerte Helmut.

El cansancio me quiere ganar. Pero me lleno de valor. He llegado después de mucho caminar a la ultima ciudad bombardeada. Aún estaban fresca las huellas de aquello. Al entrar a la ciudad, los pocos que quedaban ahí, se estaban repartiendo todo aquello. Antes que lleguen esos militares. Habían muchos muertos, aún por la calle. Ya me había acostumbrado. Entre a buscar comida, aunque ya me habían advertido que no había nada. Llene un enorme tazón de agua. Cambie unos cigarrillos, por comida. Me senté a un costado a comer, unos chocolates que encontré, y de lejos veía muertos. Entonces de tanto mirar, he divisado un saco lleno. Pensé en que fuera comida. Y fui a cogerlo.

MIRIAM Y LAS NARANJAS

Cuando empece a mirar lo que tenía, me soprendí que era un saco lleno de naranjas. Devore un montón al instante. Saciaba la sed que tenía. Guarde todo aquello para tener en esos días. Mientras las devoraba, unos pequeños gemidos me alertaron. Me acerque a ver que pasaba. Cuando vi tirada en el suelo una mujer. Me arrodille a su lado, y preguntarle que le pasaba. No podía hablar. La boca la tenía reseca. Estaba muy enferma. Hola ¿como estas? Hola. Y ella solo gemía de dolor. Al ver que insitía, ella balbuceaba unos pequeños gritos, no podía hablar. Llegaron a verme unos cuantos, y me dijeron: Déjala ahí, no vale la pena ya reanimarla. No les hice caso. Allá tu, me respondieron. Solo se quedo uno a mi lado.
-Me regalas unas naranjas, o te las cambio por dulces.
-Coge las quieras.
-¿Como te llamas?
-Daniel ¿y tu?
-Franz, ¿no eres de aquí, verdad?
-Soy de Munich, voy para allá.
-Esta muy lejos aún, quédate con nosotros.
-¿Conoces a esta mujer?
-Si, es Miriam es hija de los dueños de la pequeña frutería. Nos llevamos todo, pero no nos dimos cuenta de estas naranjas, están muy ricas.
-¿Puedo coger más?
-Si, pero me puedes traer agua.
-Claro, ¿es para ti?
-No para ella.
-No amigo, es en vano. déjala! - Mientras Miriam nos miraba.

Estaba mal. El efecto del bombardeo llego a este humilde pueblo. Cogí un colchón y la eche ahí. Recogí su cabello. Bebió mucha agua. No había nada. Se lo habían llevado todo, y ellos no hicieron nada por ayudarla. Me quede con ella. Fui en busca de esa gente, y le cambie cigarrillos, por un poco de medicina, como cremas, o alguna pastilla, para aliviar su dolor. Me dieron aquello, y comida. Y me volvían a repetir que la dejara ahí. Después de unas horas, su rostro demacrado y pálido, me miraba con alegría. Sus ojos estaban hundidos. Tenía un golpe enorme en el pie. Estaba hinchado. Le eche una crema y le vende. Le pregunte muchas cosas, pero no me podía responder. Lo comprendía. Hice una pequeña fogata. Y me senté a su lado. Nos quedamos dormidos.

-Daniel, párate y ve a buscar comida, aprovecha que esta dormida, para ir.
-Pero papá, no puedo dejarla aquí, puede venir Helmut y los demás, para rematar a Miriam.
-Ve y coge comida, y has lo que te digo. Tienes que irte ya. Te espero en Munich.
-Espero que me den la comida. Espero con ansias llegar a Munich.
-Yo también. Eso si, ya deja de llorar, siempre te veo llorar...Ya sabes, cuida mucho a Miriam.


Al despertar, Miriam seguía a mi lado. Tosía un poco, pero estaba algo mejorada. Eso pensaba. Le pregunte si deseaba seguirme, ya que me iba a Munich, y con gestos en su rostro me dijo que si. Ya llegan los camiones, con esos militares, a hacer su trabajo. Con unos palos, hice unas muletas, pero ella no podía ni moverse, salvo si yo la cargara. Son cinco días que estoy aquí. Me alimente bien. Llevo mucha comida, y agua. Una que otra medicina para ella. Me preocupa su pie. Me encomende al Dios que mis padres me encomendaron, y salí de ese lugar. Me lleve cargada a Miriam. No podía hacerle eso. No podía morir, solo por que no la ayudasen. Aún no he escuche palabra alguna de sus labios. Pero sabía que estaría bien, si alguien la trataba.

Hay muchos poblados pequeños, donde no había nadie ya. Estaban desiertos. Ya no había comida. Al entrar a uno de esos pueblos, deje a un costado a Miriam, y me dispuse a revisarlo. Encontré muchas cosas. Forje una nueva mochila, y la llene. Por suerte encontré un poco de agua. Allí le dí unas pastillas, para aliviarle el dolor. Le lave el rostro, aunque con sus manos, me ayudaba. Le hablaba para mantenerla animada. Me he quedado aquí por seis días. En ese tiempo. Miriam, ha empezado a mejorar un poco, pero el pie lo sigue teniendo hinchado, y me preocupa mucho. Trata de hablar por lo menos algo, si. Y con gestos, me hacía saber que no podía. Pero lo trataba. Al amanecer empezaron a llegar esos militares aquí.
-Miriam, por favor sonríe, solo hasta que no marchemos de aquí. No le dije aquello que me contó Helmut. La senté en una silla acolchada de oficina que encontré. Que ellos te vean radiante.
-Hola ¿son de aquí?
-Si, pero venimos de Berlín, estábamos buscando a la familia.
- Es difícil encontrarla, pero si mantienen la fe.
-¿Usted esta bien?- dirigiéndose a Miriam.
-Si, sino que esta un poco mal de garganta, por un resfriado- Respondí yo. Y ella con un gesto lo afirmo.
-¿Pero cuanto de mal?
-Algo, casi nada, ya se le pasara- Mientras observaba con miedo el arma con punta que llevaba.
-¡Ah!
-Amigo, no tendrá por ahí algunas pastillas para el dolor para mi.
-Hey Gent- dirigiéndose a su compañero- dale un poco de medicina.
Le agradecí mucho, y les ofrecí unas naranjas, pero ellos las rechazaron. Se fueron al ver que era un pueblo fantasma. Ese mismo día pensé en lo duro, que iba el salir de ahí. Tenía que llevar mas cosas. Entonces busque cosas, para ver si hacía algo con que moverme...

-Papá puedo fabricar un robot contigo.
-Claro Dani, claro que si, pequeño.


Recorrí, todo el lugar y encontré unas viejas ruedas. Miriam me veía y sonreía, Eso me daba más fuerza aún. Arrastre las cosas que conseguí, y a su lado, improvise una carreta, que yo pueda empujar. Mientras la hacía le contaba lo que solía hacer con mi padre. Ella cogía unas naranjas, me las pelaba y me las daba. Al cabo de casi un día entero, ya estaba terminada. Al probarla funcionaba de maravilla. Como ya era de noche prendí una fogata, Nos echamos a dormir. Nos abrigamos tanto, por el frío que hacía. Sentía mucho dolor en el pie. Al amanecer cogí las cosas, Me fui a un estanque donde había un poco de agua. Le pregunte que si no le importaba si me bañaba. Ella era muy tímida. Le dije que me esperara, que terminara. Ella, también deseaba asearse. Le pregunte si podía, ya que estaba muy adolecida. Al acabar de asearme, la lleve al estanque. Le dí un jabón de muchos que encontré. Pero apenas podía mover los brazos, Le pregunte, si quería que la ayudase. Ella acepto. No me importaba el que fuese un poco tímida, y que sintiera un poco de vergüenza, pero ahí mismo, le ayude a bañarse. Encontré ropa para ella y también le ayude a cambiarse.

Al acabar todo aquello, empezaríamos el viaje. Le dije que subiese, pero ella no quería. Sabía que me costaría mucho empujar. Pero la anime, le explique que la hice muy bien para no sentir cansancio. Tire la ropa que llevaba puesta, y me cambie. Al final subió. Y empecé a empujar, para salir de ahí. En el trayecto, le pregunte muchas cosas, le pedí que con gestos me respondiera... Tiene 28 años, era hija del frutero del pueblo aquel. No estaba casada, pero tenía un novio, que trabajaba en Colonia, y que siempre la esperaba. Tal vez haya muerto. Cuando ella llego a su pueblo ocurrió el bombardeo. Le cayó una viga encima del pie, y con fuerza logro quitar. Murieron casi al instante mucha gente. Pero ella logró salvarse. Trabajaba de administrativa en una oficina en un pueblo cercano. Aterrada ante todo aquello, volvió a su pueblo en busca de sus padres. Arrastrando su pie dolorido.

Yo le conté toda mi vida, de Giselle, de mis padres, de lo feliz que era con mi hermano Felipe, pero al que deje, por quedarme en Berlín. Ya llevamos casi tres días de viaje. Dormimos donde nos cae la noche. Y me preocupa más el estado del pie de Miriam. Al pasar, por un puente destruido. Vi como llegaban otra vez esos camiones.. Me quede mirando su andar. Cuando se detuvo uno....
-Hola Daniel.
-Hola amigo, como van las cosas.
Era Helmut, quien me reconoció. Me pregunto como me ha ido. Al ver a Miriam, dijo si era mi esposa. Le conté que era mi amiga, que veía después de mucho tiempo. Vio las muletas, y pregunto para que servían. Solo las uso, por precaución. Me volvió a dar medicina, y un poco de comida.
-Al irte por ahí ten cuidado que hay unos cowboys de trailers que son peligrosos, y también existen unos rebeldes. Cuídate mucho.

Por algunos pueblos habían unos rebeldes, que se unieron para planear algo en contra de la gente. Así pase por dos días más. Cuando de repente ví como llegaba un enorme trailer, todo destartalado, a los costados los cubría planchas grandes de metal, ya oxidados. Al verlos me entro un miedo enorme. Pero me eche valor, por mi y por Miriam. Paso por mi lado, y paro. Me entro más miedo aún. Al verme me pregunto:
-¿Que haces caminando tanto "Risos"? sube que te llevo- Era una mujer muy gruesa que llevaba una cazadora de cuero, ya muy vieja. Me dijo "risos" por el cabello que lo tenía largo y se ondulaba.
-No gracias, ya estoy muy cerca.
-¿Hacía donde vas?
-A Munich.
-¿Eso existe aún?
-Bueno, voy para allá
-Tu mujer no tiene buena cara.
-Si, esta mal
-Que no la vean esos hijos de puta que la rematan- me dijo refiriéndose a los militares.
-¿Como sabe eso?
-No hacen otra cosa.
-Dígame con sinceridad, esta cerca Munich, por que ya perdí la noción de todo.
-Bueno esta cerca, pero no tanto. Si subes te acerco. No tengas miedo. Arriba hay espacio.
-¿como te llamas risos?
- Daniel ¿y usted?
-Herta.

Le pregunte por que iba sola adelante, me dijo que le aburrían las mismas historias. Me hizo subir, ya llegaba la noche. Al subir y ver, había dentro mucha gente. Familias que se habían salvado. Muchos niños, casi todos me sonrieron. También habían enfermos que los misma gente ocultaba cuando llegaban los militares. Baje y le pedí a ella, que si la acompañaba ahí adelante. ¿Me vas a contar historias tontas? No. Pero tu mujer esta mal. Si pero ya va a mejorar, tengo fe. Sube, pero ponla al lado de la puerta. Dejare en ese lugar aquella carreta que hice, pensé. Ella me dijo que estaba bien hecha. Bajo, y ordeno que la suban por que puede ser de utilidad. En la cabina del trailer, íbamos charlando de muchas cosas. Al ver el rostro pálido de Miriam, me decía que había tenído suerte, de encontrarme, sino...
-Hey paliducha! como te encuentras -dirigiéndose a Miriam. Y ella con un gesto le decía que bien, mientras recostaba su cabeza, en la puerta. Yo estaba al centro de las dos. La veo muy mal, me dijo con una consternación.
-Espero encontrar algún médico, para que la vea- le dije esperanzado.
-Buscas un médico, si arriba hay como tres. Habla con uno de ellos, a ver que te dice.
-Sería magnifico.
-Eso si, medicina, no creo que encuentres, esos se la acabaron ya ¿Sabes conducir?
-Si, pero un trailer nunca.
-Menos mal, por que ni loca, te dejo mi maquina (risas)

Empecé a contarle un montón de historias, de todo tipo, incluso divertidas. Ya cerca al lugar donde acamparían, me agradeció aquellas historias.
-Has divertido a esta vieja.
-Que bah! estas joven.
-¿Cuanto me echas?
-45.
-Gracias por los 45, pero tengo 65. Ya estoy vieja. Mis dos hijos desaparecieron, pero nunca los encontré. Si están vivos, que les vaya bien.
-Hey paliducha! hay que bajar a descansar. Y bajamos . En ese lugar habían más trailers, que también iban buscando pueblos donde establecerse. Ayudamos a hacer unas carpas de campaña. Hicimos una fogata, en aquel lugar. Herta me presento a uno de esos médicos. Don John, fue un medico en Bonn. Desperté a Miriam, para que la viese. Al principio le vio mala cara. Ella estuvo un poco reacia a que la viera. Me pidió dejarlo solo con ella, en la carpa que monte. Allí afuera empecé a hablar con la gente. Ya habían pasado 7 meses de todo aquel infierno. Se acercaba el invierno, y empezaba a hacer más frío. Al salir, el doctor, me dijo, que gracias a los cuidados que le dí, ella había mejorado, y lo de la voz ya le pasara dentro de poco. Le daría unas cosas, para que alivie eso. Tal vez, sea algo psicológico. Pero me advirtió...
-Ese pie tiene mala pinta.
-¿Como así doctor?
-Esta muy dañado, no se realmente, tendría que revisarlo a conciencia, pero con esto es muy difícil. A ver si llegan más compañeros y traen material.
Habían muchos enfermos, a quienes él cuidaba. Me quede ahí esperanzado con ella. Estaba un poco alegre. Quería recuperarse y ayudarme. Herta me dijo que solo me dejarían cerca a mi destino. Habían mas camiones con esos militares, que les impedían pasar. Me quede con ellos.

Han pasado casi un mes. Nos hemos hecho muy amigos con Herta. Una noche me quede con ella conversando de muchas cosas. Me comento que iban en otra dirección, ya que los militares, habían cambiado de ruta. Algunos de ellos, empezaron a formar unas pequeñas casas, con los restos que encontraban. Decidieron quedarse. Herta, les pregunto,si estaban seguros de quedarse. Una mañana al despertar, le lleve un poco de comida a Miriam, ella estaba muy mal, tenía mucha fiebre. Corrí donde Herta, no fui donde el doctor, por que se había ido con otro trailer. Al entrar, Herta, exclamo por que me llamas a mi, si no se nada de esto...
-Hey como esta mi paliducha!
-Me duele- respondió Miriam. Una gran emoción sentimos en ese instante.
-Gracias al cielo, se te abrió la boca- dijo toda jocosa. Se acerco y le pregunto con sinceridad, si le dolía mucho. Ella al verme sin palabras, dijo que no. Me acerque a ella, la abracé con todas mis fuerzas.
-Daniel, Daniel, gracias por todo. Y empezamos a llorar.
-Uyyy que llorón- esbozo Herta.
-?Te duele mucho? dime.
-No, casi nada.
Herta se quedo con ella. Le dí un poco de medicina, para bajarle la fiebre. Me fui a ayudar a la gente que levantaba esas casas. No pensaba quedarme con ellos. Faltaba poco para llegar a Munich.

Muy cerca de ahí. se levantaba un campamento. Nos llegaban noticias desde allá. Eran los rebeldes. Quienes tenían un plan que querían perfeccionar. Ahí un día llego en un auto, Fred, un militar retirado. Llevaba un parche en el ojo. No se debía a que perdiese un ojo. Sino por que una esquirla se lo quemo. Mantenía el ojo, pero le avergonzaba mostrarlo. Era muy rudo. Converso con toda la gente. Les explicaba su plan, pero ellos no aceptaban. Les ofrecía muchas cosas. Al verme ahí, me saludo.
-Que fuerte estas..¿como te llamas?
.Daniel, para servirle ¿y usted como se llama?
-Fred, mucho gusto Daniel. No te gustaría venir con nosotros.
Le pregunte si había médico alguno en su campamento.
-¿Te sientes mal?
-No es para mi, sino para mi compañera.
-¿Esta aquí?
-No, esta en esa carpa - y se la señale.
Al caminar juntos, me explico su plan. Le conté que debía ir a Munich. Ahí me quedaba. El quiso que desista de la idea. Pero no pudo convencerme. Me invito a su campamento, a ver como era, y tal vez me anime.

Fred, había reunido mucha gente, para poder vengarse. No de los paises que hicieron aquello. Sino de los lideres políticos que dejaron que nos hicieran esto. Los militares, que iban y venían, ya lo habían visto, y sabido de su plan. Le invitaban a desistir de su plan. Habían almacenado armas, y todo tipo de comida, para vivir mientras planeaban su idea.

Por la noche, Herta, me dijo que si quería ir con ellos. Ya que se iban por la mañana. Le dije que me quedaría con Fred, un tiempo. Por la mañana, cogió su trailer, y se despidió de nosotros. Miriam estaba en la carpa.
-Cuídate mucho, risos...y cuidala.
-Gracias por todo, Herta, siempre te recordare.
En ese instante, Miriam arrastrando su pie bueno, cogio las muletas, y salio.
-Hey paliducha, ¿donde vas? - pregunto Herta.
Y Miriam se le acerco, le abrazo..
-Gracias Herta, gracias.
-Hey, que vas a hacer llorar a esta vieja..Y se puso a llorar. Lloramos los tres. Y se fue con su trailer y la gente que la seguía.

Me fui donde Fred, y al verme llegar se acerco, llamo a la gente que estaba ahí. Me presento, como un nuevo compañero de la gran idea que tenían. Me ofrecieron una pequeña carpa. Se reunían todos por la noche. Ni bien llegamos a instalarnos, fui a buscar al médico que ellos tenían. Ellos poseían un almacén de medicina. No había enfermo alguno. Cuando empezó a revisar el pie de Miriam, me volvió a decirme lo mismo. Al pasar los días mi amistad con Fred, cada día empezó a crecer, mi conocimiento en informática, le servía en su plan. Por la noche antes de dormir, se reunían, cogían un ave del corral, que criaban. Comíamos y bebíamos. Las medicinas no le hacían mucho efecto. Cada día que pasaba, me volvía la idea de volver a Munich. Desde las lejanías, llegaba el humo del fuego con el que incineraban a los muertos.

En la noche, antes de dormir. Miraba con nostalgia a Miriam, No estaba con mujer alguna desde que empezó a enfermar, mi amada Giselle. Miriam, es muy linda. Muchas veces acariciaba su frente. En una parte de ese gran campamento, habían ya algunas colonias. Se estaban estableciendo. No compartían la misma idea de Fred, pero si llegaron ahí, fue por las medicinas y comida que tenían. Un grupo pertenecía a los que profesaban la religión musulmán, que aún no se extinguía. Miriam, me había contado que su madre, tenía un poco de sangre musulmana. Le enseño muchas cosas. Conversaban con ella. Y les agradaba. Me pidieron quedar con ellos. No acepte, tenía que irme a casa.

CAMINO A CASA

Muchas veces me reunía con Fred, y me seguía comentado todo aquello. Alguno de sus colaboradores, había ya desistido de esa idea y lo dejaban solo. Algunas veces llegaban aquellos camiones. Una ocasión volví a ver a Helmut. Al verme ahí, se alegro mucho. Me pregunto, por Miriam. Me volvió a regalar comida y medicina. Me pidió otra vez alejarme de esta gente. A pesar que Fred, perdía seguidores, los militares iban a eliminarlo. Me daba miedo, decirle algo así a Fred, pero callaba.

Entre a mi carpa, llevándole comida a Miriam, y ella gemía de dolor. ¿Que te pasa? le pregunte asustado. Nada Dani, Nada. Le toque la frente, y ardía de fiebre. Salí en busca del doctor. A quien le rogue que vaya. Me acompaño a la carpa. Al revisarla, puso el rostro serio. Me llevo afuera..
-Daniel, tenemos que amputarle el pie ¡ya! no hay otra solución.
No supe que decir. Quería llorar. Y eso lo noto el doctor. No hay más Daniel. Tienes que hablar con ella.
Mando a salir a su acompañante y me dejo a solas. Miriam, se imagino que era algo malo.
-No me niegues nada, Dani, nada.
Le explique con valor todo lo que pasaba y lo que el doctor debia de hacer. Con lagrimas dijo.
-Hazlo, hazlo, quiero seguir viviendo por ti- Nos abrazamos. El doctor mando a llamar a unos más para que lo acompañasen, incluso a Fred, por la sangre fría que tenía. Quien ato a la boca de Miriam, un trapo. Me pidió por favor que yo no estuviese ahí. Mi llanto, lo hacía desconcentrar.

Ahí afuera, me pare a mirar y observar las estrellas. Buscaba la tranquilidad, Un estruendoso gemido, impacto mi corazón. Miles de recuerdos llegaron a mi mente. No quería ver a Miriam así. Y volví a llorar más aún.

Pasado un buen rato. Salio a mi encuentro Fred, quien me dijo que todo iba a salir bien. El doctor era unos de los mejores que había en Alemania. Fred, volvió a pedirme que me quedase con él. Le pedí que desista de la idea, y que empiece a vivir. No me daba la razón. Le dije que me iba a Munich, que estaba tan cerca. Quédate y luchemos, grito. No, me voy, le respondí. ¡Éres un cobarde! me grito y se fue.. El doctor salio a mi encuentro. Pasa Daniel, Estaba dormida por el dolor. Me dijo que debía de reposar, por un buen tiempo. Que la cuidara del frío que ya hacía. Me dio el pie. Entiérralo o quémalo, lo que tu quieras. Mañana vengo a verte. Pase una semana sin salir de la carpa, a su lado. Todos querían a Miriam, y nos traían comida. No sabía como agradecerles. Ya cuando estaba recuperándose, Miriam, me pidió que la sacara a pasear. Cogí aquellas muletas, y empezamos a andar. Fred de lejos nos saludo y le respondimos. Era un sábado, lo sabía por que el doctor me regalo un almanaque. No me acorde de mi cumpleaños. Han sido 10 meses desde que paso aquello. Cogí mis cosas, a Miriam y salimos de ahí. Y nos íbamos a Munich. Nos despedimos de todos. Al salir del campamento, Fred, grito:
-Daniel...Daniel- No quise voltear a verlo. Pero me pare. Al vernos frente a frente.
-Perdoname, eres un gran hombre- Saco, un cartón de cigarrillos y me los dio.
-Cuidate mucho, cuídala!!
-Gracias Fred- Y nos abrazamos.

En el trayecto que debía seguir, Fred, me indico el camino, su pasado militar, hizo que me guiara. Estaba tan cerca de casa. Al pasar por un pequeño poblado, ya habían establecidas algunas colonias. Me veían pasar en el coche que Fred, me regalo, Ibamos a poca velocidad. Se cargaba con la luz solar. Aún funcionaba a la perfección, a pesar que tuvo muchas averías. En el trayecto, un camión de esos militares, obligo que pararamos. Al bajar, otra sorpresa para mi. Era Helmut, quien se alegro al volver a verme. Le conté todo aquello que viví en este tiempo. Vio como estaba mejorada Miriam, a quien sonreio. Me dijo que Munich, casi no existía, pero habían muchas colonias establecidas. Le cambie unas cosas, y él volvió a darme, más medicina y comida. Suerte nos deseamos mutuamente. Al entrar a Munich. Una sensación me embargaba. Miriam, me cogió la mano. No estés triste Daniel, no estés triste. Esta tan cerca aquel lugar, de donde salí. No aguante más, y con llanto grite:
¡Hijos de puta!, ¡hijos de puta!
Miriam me abrazo, y yo no podía dejar de llorar..
-Ya no llores, ya no llores, recuerda lo que le prometiste a tu padre- Me dijo ella consolándome. Muchas veces le conté lo que soñaba, y ella me miraba con alegría. Llegue a ese lugar, que creía que estaba aquella casa. Me guiaba por las montañas que veía desde lejos, cuando pequeño. Cerca de ahí, ya se habían asentado mucha gente. Me animaban a quedarme con ellos. Seguí mi camino. Al llegar bajamos del auto. Ya no quise llorar más. Le pedí a Miriam, si quería quedarse aquí conmigo. Ella me miro, y me dijo, ¿por que preguntas eso? Si sabes que si. A pesar de que estaba con muletas me ayudaba, Un representante de los militares, me dijo sino quería irme con los otros de allá. Le conté lo que tenía planeado. Comprendió y me deseo suerte. Mientras recolectaba cosas, para armar algo parecido a una casa, dormíamos en el auto aquel. Así que nos dio el invierno. A penas llovía pero hacía un frió inclemente. Protegía de aquello a Miriam, quien me ayudaba en todo instante. Al acabar, Miriam me dijo si podíamos limpiar un espacio grande, Deseaba cultivar. Mire sus ojos, y le pregunte ¿que quieres cultivar? mira que no hay mucha agua..Tu déjame que yo se de esto, fue su respuesta. Por comida no nos preocupábamos, los militares nos ayudaban. Helmut, creo que les pedía aquello. Cuando tuve preparado el lugar aquel, Miriam veía ilusionada. Cogió unas semillas de Naranja, que ella guardo en este tiempo. Mientras comíamos las naranjas, ellas guardaba las semillas. De donde podríamos sacar agua. Ella me dijo que con un tubo de hierro clavado a un lado de la montaña, sería la solución. A la mañana siguiente grande fue mi sorpresa. La humedad de la montaña, hizo que llegara agua a través del tubo. Ella hizo otra conexión al costado, para obtener agua para nosotros.

En la noche, antes de ir a dormir me pidió que me quedase con ella. Conversamos mucho aquella noche. Le conté lo mucho que amaba a Giselle, y ella a su novio. Y mirándonos fijamente a los ojos, delatamos lo que sentíamos. Esa noche bese a Miriam, e hicimos el amor por primera vez. Fue una noche tan especial. Nos olvidamos de aquello todo que habíamos vivido.

El huerto de Miriam, era uno de los más bellos, que había por este lugar. Llegaban a cambiarnos comida y cosas, por las ricas naranjas. La gente estaba fascinada, al igual que nosotros. Y así pasaron tres años. Hasta cumplir los 36, y ella los 31. Ya se había formado una pequeña colonia. Nos ayudábamos en todo. Había un médico que siempre nos ayudaba. Una tarde de aquel tiempo, paso Helmut, quien estaba apurado. Me llamo, y me dijo:
-Mira lo que encontré, tal vez te sirva, espero que si- Me entrego una pierna ortopédica que encontró en una de las revisiones que hacía recorriendo el país. Le agradecí aquel gesto. Se llevo las naranjas que le regale. Al enseñarle aquello a Miriam, me pidió que lo apartara de su vista. No la quería ver. Pero no la bote. Por las noches, talle a su medida, y cuando la tuve, le volví a enseñar...¡Eres terco!. Esa noche no me quiso hablar. Por la mañana al salir a ver el agua. Salió sonriente, llevaba una sola muleta. Al verla, quise llorar. Ella sonreía pero también lloraba. Llevaba puesta aquella prótesis, que talle. Se acerco, y nos abrazamos ¡Perdoname Dani!

La colonia creció y ya había más gente. La casa que hicimos con escombros, era una realidad. En un paseo por lo que fue Munich, una entidad, pudo recuperar objetos valiosos, que no sirvieron para comer o algo parecido, por que no se lo llevaron de ahí. Había un cuadro roto de unos que yo conocía. Al pedirle al encargado, que me lo diera a cambio de algo. Me pregunto, si es que me gustaba aquel cuadro roto. Si, le dije rápidamente. Y me lo obsequio. Era un cuadro de aquel grupo que mi bisabuelo, le hacía escuchar a mi abuelo. The Beatles. Al regresar a casa, Miriam, vio como me emocionaba aquello, y le conté lo poco que sabía de ellos. En casa, lo puse en un lugar que todos puedan verlo.

Han pasado 6 años desde que volví a Munich, mi casa de vuelta. Un día por la mañana, al despertar a Miriam, para saludarla. Cumplía 35 años, ya. Yo tengo ya 40. Me dijo que se sentía mal. Ella me pidió que no llamase al médico, que ya le pasara. Pero no le hice caso. Salí en busca del doctor. Vivía cerca. Al llegar, la reviso. Me pare afuera, y contemplaba la obra de Miriam. Me aterraba la idea, de que le pasara algo. Al salir el doctor, le pedí que me dijera todo.
-Tranquilo Daniel, no es nada.
-Gracias doctor.
-De nada..Pero la puedes cuidar
-Claro que si.
-Te lo decía por que ahora no solo la vas a cuidar a ella, sino al bebe que esperan.
Cogí mis manos sobre el rostro. No supe que decirle. Y solo atine a llorar..
-Ya no llores hombre, ve y habla con ella.
Al entrar a verla, las lágrimas la invadían más a que a mi. Y seguimos llorando hasta cansarnos. Cuide de Miriam, en todo ese tiempo. Ya se acercaba el día, lo esperábamos con ansias. Y fue ese instante, en que nos repetimos una y otra vez: Te amo.

Domingo, por la mañana llego el doctor, con su asistenta. Me pidió que le ayudase en todo. Pero todo iba a cambiar, después de tener en mis brazos muy emocionado, a Francesco, nombre que le iba a poner en honor a mi padre. Nació luego, Felipe, el otro bebe que Dios nos regalo. No podíamos creerlo. Eramos padres de dos pequeños tan hermosos ¡Que dicha!

Francesco y Felipe, crecían bien gracias a los cuidados de Miriam. La gente de aquellas colonias, nos ayudaban en todo.

Al pasar el tiempo, eramos muy felices. Ni el frío, ni nada, nos quitaba la alegría. Todo ha cambiado. El huerto de Miriam, seguía siendo el más hermoso que había. De a pocos fui acabando esa casa, que empezamos a construir. Aún no había escuela, pero Miriam, educaba a los pequeños. Los encomendé a Dios, al que mi padre me encomendó. Mis pequeños, ya tienen 10 años, soy muy feliz a su lado.

Tengo un dolor en el pecho, me duele mucho, pero no le digo nada a Miriam, para no preocuparla. Mientras juego con ellos, ella prepara la cena, Les digo que me acostare solo un momento, por que estoy cansado...
-Papá, papá- me llama Francesco.
-Papá, papá, despierta- insiste.
-¡Mamá! papá no quiere despertar- Llama a su madre.
-Daniel, Daniel, Daniel!!!- Y empieza a llorar, mis pequeños al verla así, empiezan a llorar también.
-¡Papá, papá!- Gritan ellos.
Sigo dormido, le pido a Miriam, que no llore por los niños, pero no me hace caso. Ya no llores por favor ¿Que hace aquí el doctor?¿Para que lo has llamado? si no quise preocuparte. Cuida de mis hijos..Te amo Miriam, cuídalos mucho.

-Ahora lloras tu, te pedí que dejaras de llorar, eso te hace pequeño ante todo ¡Ya no llores!
-Si, papá, pero no puedo.
- Ya no llores Daniel, por favor te lo pido. Mira tus pequeños que lindos son, no deben verte así.
-Son como tu, como su abuelo.
-Ya no llores, Daniel, aprende de tu hermano.


Miriam, esta desolada, pero el amor de sus hijos, la hace seguir adelante. Sin ayuda, solamente de sus hijos, ha cavado un hueco. Me ha envuelto en telas muy bellas. Me ha empapado con su llanto. Ahí esta con ellos. Sigue llorando. Me ha enterrado al lado de su huerto. Cuida de mis pequeños. Te amo Miriam.




"Uno siempre anhela soñar cosas hermosas,

pero esta vez no fue así"