martes, 22 de noviembre de 2011

Noche de Navidad (Mi padre, mi amigo)

-No sirves para actor, no sirves para futbolista. Dime Hijo que sabes hacer, aparte de solo pedirme dinero. Esas fueron las palabras de mi padre, cuando cumplí los 18 y tuve un puntaje muy paupérrimo en el examen de admisión a San Marcos.

Crecí entre tanta gente en casa. Mis padres invitaban a personas de su entorno y su trabajo. Papá desde pequeño se dedico al espectáculo. Era director y productor. La opulencia, y el éxito, creo que lo volvieron muy duro. Mamá en cambio, saco provecho de todo eso. Para asegurarnos una gran existencia. El sueño de tener un propio teatro, siempre perseguía a mi padre. Aunque muchos lo desanimaban, por el bajo interés de la gente por lo cultural.

Cuando cumplí 10 años le rompí la pierna a un compañero del colegio, jugando al fútbol. Fue algo fortuito. Quise evitarlo, pero al tratar de no golpearlo, caí encima de él de espaldas, por la fuerza en que caí le provoque que se rompiera. Los padres de aquel compañero, en vez de llevárselo de urgencia, me increpaban. Mi padre quien estuvo ahí, se les fue encima. Y les decía, que sino sabían que lo que era el fútbol, que se fueran a la mierda. Casi se van a las manos. Pero los demás padres comprendieron que fue accidental. Nunca quise hacer eso. Solo era un niño, que tuvo esa mala suerte. Mi padre pago todo lo que gastaron desde la ambulancia, hasta la recuperación. Desde aquel día, creo que me dejaron de lado. Me hicieron la cruz, aunque ellos lo disimulaban bien. No me llamaron nunca más a los partidos del colegio. Me parecía algo increíble. Pero era así. Incluso en el barrio, ya no me tomaban en cuenta. Me llamaban machetero. Después de clases, cuando no tenía muchos deberes, acompañaba a mis padre a su trabajo. Cuando el trabajo en el teatro bajaba, se recurseaba en todo. Tenía un carné de promotor de espectáculos. Y con unos socios, hacían fiestas, despedidas de solteros y de solteras, y un gran variedad de espectáculos en los llamados café teatros.

Una vez, me llevo a un nigth club. Yo tenía 12 años. Y él hablaba con las chicas. Eran muy guapas y me presentaba como su hijo, el que no le gustaba el estudio. Ya que mis hermanos, nunca andaban con él. Yo no sabía muy bien, lo que era una sesión de strep tease, pero al ver los afiches y demás gigantografías, me imaginaba algo. El local repleto de gente. Mi viejo me decía, nos doblamos, frotándose las manos, y veces me agarraba de la cabeza. Sientate ahí, y no mires mucho. Me ponía al lado de los parlantes. El locutor calentaba la reunión. Y empezaron a salir las chicas. Aquella fue la primera vez, que veía tanta mujeres desnudas bailando. Pasaron muchas cosas, por mi cabeza. No se si a mi padre le importaba. A mi no, ya que con eso, nos daba de comer. Terminada la reunión, salía con su maletín, se despedía de sus socios y de las chicas. Nos subíamos al auto que papá tenía. Cuando nos íbamos, voltee a mirar a las chicas, como despidiéndose. Algunas me levantaban la mano y yo les respondía. Siempre íbamos callados. Él ponía sus cassetes que le enviaban unos amigos de México. Le gustaba Rocio Durcal. Siempre las mismas canciones. Antes de bajar del auto, al llegar, me daba una buena cantidad de dinero como propina. Se lo agradecía con una sonrisa. ¡No te lo gastes en huevadas!- terminaba. Sabía que me lo gastaría rápido, ya que me gustaban las figuritas de aquellos albunes que coleccionaba. O en cassetes de música que me eran de mi agrado.

A mi padre siempre le gusto el fútbol, cuando podía, siempre nos llevaba al estadio nacional. A pesar que no teníamos los mismos gustos y aficiones por el mismo club. A él no le importaba, de que equipo eramos mis hermanos y yo. El fútbol era un sentimiento para él. Nos decía, son libres de elegir. Como mi padre tenía amigos futbolistas, siempre le insistía que les pidiese que me hicieran una prueba. Él me respondía: Hijo te he visto jugar, y creo que no te van a aceptar. Pero de tanto insistir, él hablo con su gran amigo el "lobo" Ferreyra, un brasileño que jugo en la década del 70, y por este tiempo se dedicaba a la dirección técnica de menores, en el sporting cristal. Me llevo en su auto. En un papel, que me dio para darle, decía: 
-Oye Lobo, ahí te envió al menor de mis hijos, quiere ser futbolista, ya sabes, si es bueno tu mismo eres, si no te sirve, tu mismo lo desahuevas. Atte. Francisco.
 Mi padre lo miraba desde lejos. Cuando le dí el papel al lobo, ya me conocía. Había ido a casa algunas veces. Se metía unas borracheras con mi viejo y sus amigos. El profe Ferreyra me probo, y me dijo: Hijo, te veo bien, pero te falta mucho para siquiera estar en los juveniles. Pero sigue viniendo, que te haré entrenar. Con 13 años, iba los jueves y sábados a entrenar, pero nunca fui parte del equipo. Así me di cuenta, que no servía. Y que si estaba ahí con ellos, era por que mi viejo se lo pidió al Lobo. Y decidí dejar de ir a los pocos meses. Pero esto me abrió puertas en el barrio. Mis vecinos pensaban, que yo realmente pertenecía al club aquel, por que llegaba con la indumentaria. Y me invitaron a jugar con ellos, en el equipo del barrio. Así fue que mi padre, al ver aquello. Invirtió dinero en ellos, como agradecimiento. Lo curioso era que nunca jugaba. Siempre fui suplente. De clases a entrenar, y de allí a veces con mi padre.

Por aquellos tiempos. El teatro tuvo un buen auge. Y él estaba atareado, e involucro más en ese mundo a mi madre y a mis hermanos mayores, que los ayudaban en la producción. Los negocios en los café teatros con un socios, le dio mucho dinero. Una vez de casualidad, mi padre llego a vernos en un partido. Jugábamos en la liga juvenil distrital. Creo que esto ocasiono que el DT, que era un vecino nuestro, decidió ponerme en el segundo tiempo. Mi viejo me miraba y me gritaba: Te quiero ver correr, no te quiero ver de camarón. Estábamos cero a cero. El entrenador, se dirigió a mi y me dijo: Mira Daniel, es la primera vez que juegas, solo entra y trata de hacerlo mejor. Al entrar, no me sentía cómodo. Pero al pasar los minutos, gane un poco de confianza. En el equipo estaba mi gran amigo Ricardo, un chiquillo muy movedizo, muchas veces probo suerte en Alianza y en la U, pero como a veces no tenía ni para los pasajes, dejaba de ir. Hizo una gran jugada, se llevo a tres rivales, al verme solo, me la paso. Yo la cogí y de un primer toque la coloque, al rincón del arco. Había marcado un gol. Ricardo, vino y se acerco. Pensé que me iba a felicitar, solo me dijo: Bien Daniel, pero ten cuidado, no te vayan a cobrar posición adelantada. El entrenador solo dio unas palmadas frías, y mi viejo leía el diario. Había marcado, pero estaba en off side. Cosa que el arbitro se comió. Mi viejo se acerco a felicitarme, y solo exclamo: ¡Buena Pele! e invito a todos a comer pollo a la brasa. Llenamos la pollería. Fue la única vez, que invito a la gente. Es que nunca más volví a entrenar en el Real Madrid de San Martín de Porres, así se llamaba el equipo.

En cuarto de secundaria, con mis amigos del aula, quisimos formar, una grupo de música. Todo por que a las chicas les encantaba Menudo. Mis amigos los odiaban, pero a mi me encantaba la música de menudo. Y más aún, fue la forma de acercarme a Marylin, una de esas fanáticas. Tenían un club de fans, en el cole, y ella era la presidenta. Era la niña mas bonita del colegio. Fue un flechazo. Me enamore de ella. Pero no me atrevía a decirle nada. Como mi padre tenía nexos con gente que los traía, Me conseguía entradas, y se las regalaba. Pensando en que cuando se las daba pedirle una cita. Pero se me atragantaba eso. Solo tenía ojos para ellos. Para navidad, decidí decirle lo que sentía. Acordamos todos los compañeros, quedar después de cenar con nuestras familias, reunirnos y hacer una fiesta. Hacía un calor impresionante. Al acabar la cena de navidad, como a eso de las 3 de la madrugada, me fui. Mi madre quería que me quedase. Pero le conté al oído, lo que pretendía hacer. Y mi padre se dio cuenta de eso. Y me dijo: 
-Que le cuentas a tu mamá, es que a caso no confías en tu viejo. Saco 300 soles y me los dio, mis hermanos que ya pasaron los 18, saltaron y reclamaron. 
¡Ya carajo no jodan que es navidad!- les grito mi padre. 
Cuando iba caminando por la calle, vi llegar a Marylin con unas amigas, que no conocía. Mientras daba cada paso, me animaba: Vamos Daniel, tienes 15 años, no puedes ser tan huevon, mándate! mándate! En la reunión había más gente de lo esperado. Llegaron unos chicos, que eran de otro sitio. Se les pegaron a Marylin y sus amigas, y no se separaron de ellas, en toda la reunión. No tomábamos licor, Que hacía con 300 soles en el bolsillo. Se me acerco Williams y me dijo:
-Y huevon, ta' como eres, toda la noche mirándola y nada de bola te da. Cualquiera se da cuenta pues Daniel, vámonos al boulevard, con los demás, a pasarla mejor..
Y nos fuimos a otro sitio. Íbamos cantado canciones de The New kids
- Aguanta, aguanta, huevones, que es navidad, así que cantemos villancicos- dijo Manuel.
Y nos fuimos cantando: Campana sobre campana!!!
Me gaste parte del dinero. Ellos sucumbieron al pisco y al kanu. Dormimos en la casa de Williams, la cual era la que estaba más cerca al boulevard. A las 2 de la tarde, aquel día de navidad, lo cerramos comiendo un cebiche en el mercado del barrio. Quedamos para año nuevo. Sale! Por la noche, seguí pensando en Marylin, mientras cenábamos lo que sobro de ayer.


Alejandro y Nicolás, mis hermanos mayores, no estudiaron nada, pero llevaban el negocio de mis padres. Vivian bien, tenían de todo. Abrieron cuentas en el banco. A pesar que mi padre sabía de sus jugadas, los dejaba. Ellos sabían del negocio, y supieron hacerlo crecer, se asociaron con grandes promotores. Hacían grandes producciones, recorrían el país por completo. En fin, la realidad era que nos iba bien.


Mi padre necesitaba un maestro de educación corporal, para programar con algunos talleres, e hizo la convocatoria. Se presentaron muchos. Pero al final eligió a Salvador Espinoza. Un señor de tez morena, 1:90, que en su juventud había sido campeón de fisiculturismo. Y también estudio actuación. Con 40 años aún mantenía su físico envidiable. Mi padre siempre lo vacilaba, diciéndole que en vez de profesor , más bien parecía su guarda espaldas. Habían talleres y escuelas de teatros. Allí siempre los chicos, les pedían a mi padres una oportunidad, para presentaciones. Mis padres, mi hermanos y sus socios, no se hacían cargo de eso. Y en aquel cargo, destino al negro Salva. Salvador, detestaba que mi padre le diga "Negro Salva". Pero asi era él. Salvador se hizo muy conocido, captaba buenos talentos. Pero como no se le podía pagar mucho, se les ofrecía foguearlos, y que luego probasen suerte en otros sitios. Hacía bien su trabajo. Así como él, tenían a más gente tras de ellos. Esto era así. Mis padres y mis hermanos, respiraban teatro y funciones.

Con 16 años, se me ocurrió decirle a mi padre:
-Viejo, hazme una prueba para ver si sirvo, para ser actor.
-Tu actor, no pues, primero ve a una academia
- Pero aquí pues. me vas enseñar.
- Yo no puedo, yo no enseño, yo dirijo, habla con Salva, a ver que dice.

Una semana de prueba en el taller asociado, al cual mi padre me envío. cuando llego a verme dijo:
- Mira hijo, ahí esta Giorgio, es el profesor de teatro y actuación, ya le dije que te haga una prueba. Mientras él profesor enseñaba. Habían dos muchachas y un muchacho, que no sabían ni expresarse. Y Giorgio me dijo: Te haré la prueba, pero primero ve y dile a esos que se vayan, que no sirven para nada. Que vayan a otra escuela. Pero no le hice caso. Preferí quedarme sin nada.

En el grupo teatral, que estaba asociado a la empresa, había un muchacho de 15 años, llamado Junior, era muy guapo, actuaba bien, y cantaba excelente. Salva le decía a mi padre, que ese chico, puede llegar muy lejos como actor y cantante. A mi padre no le gustaba dirigir a amateurs, El mismo era, con actores consagrados. El cholo Fernando era un empleado, que se encargaba de la utilería, y era muy amigo de Salva. Y como siempre acompañaba a mi padre, me hice amigo de él. Pero siempre me decía: No le des mucha confianza a Salva, es muy bueno y todo, pero no te le acerques mucho. Es muy quisquilloso.

Yo me llevaba bien con Salva, siempre le pedía consejos, para tener un cuerpo como el suyo. Y él me contaba muchas cosas y trucos para eso. Era muy normal. Cierto día de ensayo. Salva le pidio a mi padre que incluyera a Junior, en la obra. Mi padre acepto. Preparalo bien, para ver si encaja- termino diciéndole. Llegada la hora, mi padre estaba sentado en un sofá, mientras llegaban los actores. Pero no estaba ni Salva, ni Junior. Mi padre preguntaba: ¿donde chucha andaban? y mando al cholo Fernando a buscarlos, Pero nada. Así que me dijo, anda ve si viene ese huevon-refiriéndose al cholo.  Y fui a buscarlos también. En ese instante me dio ganas de orinar, y al entrar a uno de los baños, vi como el negro Salva, sentado en la taza, le hacía sexo oral a Junior, quien de pie, y con los ojos cerrados, se dejaba. No se si eso le gustaba a Junior. Salí de ahí rápido. Ellos no se percataron de mi presencia. Y de eso se dio cuenta el cholo, quien estaba ahí viendo todo aquello, él se dio cuenta ya que me vio un poco confuso. Y me dijo: Por eso te dije que no te acerques a ese huevon, ese negro es cabro.
- ¿Y tu lo sabías?- pregunte al cholo
-Si, si a mi también me lo quiso chupar, pero ta' loco, no me deje, y me pidió que no dijera nada.
-¡Puta! que negro para cabro- dije, un poco palteado.


LA RUPTURA

Al pasar unos años mi madre, quien también manejaba aquello, empeso a tener problemas con papá. Debido a su rigidez, y muchas veces los problemas eran por celos. Era bien estricto.Tanto fue así que decidieron partir el negocio en dos partes. No se si fue bien o mal. Pero seguían teniendo mucho éxito. Esta cosa no agrado a mis hermanos, pero ellos, al final eligieron apoyar a mamá, Mi viejo considero normal esto. Es su madre y no puedo impedirlo. Así que decidió vender su parte a unos empresarios, que estaban muy interesados. Pero mis hermanos, no quisieron aquello y propusieron comprarle su parte. Y mi padre ironicamente, les dijo:
- Me van a pagar con mi propio dinero (aduciendo a todo ese dinero que mis hermanos le robaban) Al final no decidió vender. Sino cederles su parte eventualmente. Mientras él veía otras cosas.

Mi viejo siempre me preguntaba que quería hacer con mi vida, luego del colegio. Un día cuando fuimos a Chosica de paseo con unos amigos me pregunto:
- ¿Quieres ser médico?
-Nica... el cerebro no me da para tanto.
-¿milico? por que futbolista, no quisiste ser ¿verdad?
-Actor tampoco, Tal vez arquitecto, tal vez.
- Entonces mañana mismo te inscribo en la mejor pre de Lima.
- ¿Y cual es la mejor?
-Ya mañana buscamos. Por cierto ¿que fue de esa chiquilla?
-¿Que chiquilla?
-Te haces el loco...Ya mañana hablamos.
Puso el cd de Rocio Durcal, y se puso escuchar toda la tarde.

Cuando pensaba en Marylin, pensaba en que estaría haciendo. Ya no la veía. De la pre a casa, y de casa a la pre. Algunas veces me llamaba Williams, para salir de fiesta. Pero pasaba de eso.

Pocos meses después, postule a San Marcos, y no logre vacante alguna. Mi viejo me decía no pasa nada, sigue preparándote, sino hablo con mi amigo y le pido que te meta. Le pago un billete y ya esta. La verdad era, que no deseaba estudiar más. Pero llego un día que marco a todos en nuestras vidas, Después de tantas peleas y diferencias, mis padres decidieron separarse. Mi madre, quien ya estaba cansada de todo eso, decidió alejarse de ese mundo. Mi padre le recriminaba eso, ya que el siempre decía que fundo una gran empresa, y por bien de ellos la paso a mis hermanos. La ultima participación de mi padre, fue un domingo, en que mi hermano, le pidió a papá, que lo apoyase en llevar una función. La cual, mi padre criticaba siempre por su pésima creatividad. Trato de hacerlo bien. Y explotó, mando a la mierda a todos. Y ahí vendió su parte a mi hermanos. Alejandro y Nicolás, ya eran los dueños. Yo mientras estudiaba, hice un curso de fotografía, los apoyaba. Ellos decían que tenía talento para la fotografía y me dieron un lugar con ellos, a pesar que no sentía amor por esto. Ellos reformaron todo. Incluido al equipo, echaron a Salva, por sus malas conductas. El negro trato de hacer lo mismo que hizo con Júnior, con otros chicos.

Cuando se fue de casa, mi padre, me contó que tenía un proyecto. Que esperaba que le saliera bien. Me pidió que lo apoyara cuando estuviese preparado. No quería que anduviese con Alejandro y Nicolás. Mi padre los quería tanto. Pero también los veía como indiferentes. Se compro una casa y se mudo a vivir solo. Me dio una gran cantidad de dinero -Invierte bien ese dinero, no lo malgastes. Es lo que te puedo dar ahora- Termino diciendo. Yo cumplí los 18 y no sabía que hacer. Luego de pasear por el centro de Lima, me inscribí en unos cursos del museo de arte de Lima. Allí di rienda suelta a la fotografía. Y allí había unos expertos en esto y me les uní y tanto que así que me animaron a hacer un curso en la ciudad de México. Necesitaba dinero, Pero todo esa plata que me dio mi padre, lo metí en el banco en una cuenta que no podía tocar de aquí en unos años. No quise pedirle a mis hermanos, y se lo pedí a mi padre. En su casa estaba con una mujer muy joven. Ya estaba saliendo con ella. Tenía en casa unos papeles de compra de un inmueble. Aquel día estaba un poco irritado. Pero me dio el dinero, así sin preguntarme para que era. El inmueble que había comprado, realmente estaba un poco en ruinas. Cosa que no contaba él, pero eso no lo amilanaba. Me dijo que no quería terminar haciendo funciones de en pubs ni en cafés de mala muerte. Quería un pequeño taller. Cosa que iba a hacer. Así que me despedí de él y me fui. A mis hermanos no les importo que me fuese. Pero si a mi madre, quien no deseaba aquello, pero ya había tomado la decisión. Y partí con los compañeros que conocí.

La estancia para mi en este país creí que iba a ser buena. No fue así, solo al llegar tuve problemas con gente del edificio. Y en ese instituto de arte, no lo era lo que nos habían pintado. Pero al menos tratamos de adaptarnos. Así fue que no aprendí mucho, pero si lo necesario. Mientras recibíamos noticias de Lima.

Mi padre me envió unas fotos de aquella casa grande que había comprado. Era una ruina total, que él trato de recuperar. Así que invirtió mucho dinero y empezó a remodelarla, par hacer un centro cultural y ahí mismo su hogar. Cogía su auto, y se iba a supervisar. Confío aquella obra a un conocido suyo. Pero la suerte, no acompañaba a mi padre, ya que el inmueble estaba muy deteriorada. Le recomendaron derrumbar todo, y reconstruir. Él se negó. Y pidió que se haga un esfuerzo. Lo intentaron. Pasaron unos meses, y debido al apuntalamiento exagerado, gran parte de la casa se vino abajo, y de paso se trajo abajo, lo poco que habían avanzado. No me entere por mi padre, sino por noticias que mandaban mis hermanos. Pero la terquedad de mi padre era grande, y decidió reconstruir. Quise volver a Lima, y apoyar a mi padre. Así que acabando este curso en diciembre decidí volver. Algunos que llegaron con nosotros, habían pensado en quedarse, y luego tentar suerte en los EEUU. Sinceramente, no hice amistad, con nadie por este país. Y un lunes de septiembre volví. Iba rumbo a los 20. Aún era joven me decía. Podría intentar otra cosa. Cámara en mano, llegue a Lima. Fui donde mi padre. Estaba un poco molesto. Había terminado con esa mujer joven, y la obra con casi 2 años no acababa. Pero habían avanzado un montón. Mi padre no se alegro mucho, al verme, solo me dijo: Volviste Dalí..Me enseño todo lo avanzado. Realmente estaba muy bonita, esa enorme casona. Tenía un jardín. A unos kilómetros, estaba el cementerio. Y siempre la gente que pasaba se quedaba admirada por la remodelación.

Sin que mi padre me lo pidiese, hice un pequeño libro con fotografías de toda aquella casa que tome con mucho cuidado. Era tan magnifica, que parecía que hubieses viajado en el tiempo. Hice fotografías incluso a los escombros de aquel derrumbe. Se lo entregue un día. Sinceramente le encanto. Un libro con imágenes, muy bien editadas y cuidadas. Lo hice con la ayuda de un amigo. Mientras hermanos llevaban el negocio. Mi padre ya tenía sus planes. En su casa tenía dos perros grandes, que daban miedo. Vivía solo. Iba una señora hacerle la limpieza solo los sábados. Es que como hacía reuniones esos días. Ahora yo vivo con mis hermanos y mi madre. La vida era la misma como siempre. No trabajaba con mis hermanos, aunque ellos me lo pedían. Nunca acepte. Lo mio no era eso, ni siquiera la fotografia. A veces iba al barrio, a ver a los amigos de siempre. Me encontré con Ricardo, seguia en el equipo. El club, ya tenía un equipo superiór, y estaban la liga distrital. ni bien ni mal, pero siempre ahí. Mi padre que siempre ayudaba economicamente, dejo de hacerlo cuando compro aquella casa. Al igual que ese libro con imagenes que le hice a mi padre, también le hice al equipo con fotos de todos los años. Incluida aquella donde salgo. A pesar de estar cerca, no me anime en ir a ver a Marylin, quien me contaron que iba a la Villareal. Estudiaba comunicación. Pero con el correr del tiempo, se volvió un poco presumida. Me lo dijeron, cuando salía su nombre a relucir.


LA VIDA UN POCO DESPUÉS

Para la quincena de noviembre la obra de mi padre ya estaba terminada, y fijo el primer lunes de diciembre para inagurarla. Invito a todos sus conocidos, a todos ellos del medio. Invito a mi madre y a mi hermanos. Y a gente del barrio. Había tirado la casa por la ventana. Llegue con mi moderna cámara. Y al entrar mi padre puso a un muchacho a repartir copias de aquel libro que hice para él. Le gusto tanto, y le puso una dedicatoria para mi. Todos estaban maravillados con aquella colección. Me sentí agraciado y agradecido por parte de mi padre. La casa tenía un salón enorme. En un lado un pequeño teatro, un taller para nuevos talentos, unas oficinas muy grandes, y un gran jardín con pileta incluida. Ahí afuera me saco mi padre. Me dio las llaves del apartamento donde vivía -
-Toma es tuyo, vendelo, alquilalo, o vete a vivir ahí.
No supe que responderle. Solo le agradecí con una sonrisa. Ya dentro poco a poco fue acabando la noche, y todos se marchaban, no si antes deseándole suerte y éxitos. Y nos quedamos solos los dos.
-Y que es de tu vida, que vas a estudiar? me pregunto
-No sé, realmente
-Se que no te atrae este mundo, solo es cuestión de adaptarte. Además puedes hacer esto y otro a la vez.
-Tal vez, pero poco a poco.
-Y que fue la chiquilla que te gustaba?
- Le perdí el rastro, ya no me interesa.
-Y sigues sin debutar verdad?
-No soy actor, (sabiendo a lo que se refería)
-No huevon, si ya no eres virgen
-No sé verdad
-¿Cómo no sé? Que dices, cuéntame de verdad. Tu eres el único que me contaba sus cosas.
-Si, pero espero a alguien que valga la pena.
- La pena, huevon.
En ese momento llamo a dos de sus amigas, quienes llegaron casí al instante. Pago el taxi, en el cual llegaron. Eran unas chicas conocidas del medio. Me las presento. Son muy guapas. Y me dijo:
-Escoge a la que quieras, o sino a las dos.
Ellas sonrieron, y una me cogió de la mano y me llevo a una de las habitaciones. No voy a decir que no sabía. Ya que con mis amigos del colegio, y del barrio. Habíamos visto tantas películas. Ella me dijo, déjate llevar. Así que me deje. Esa madrugada, lo hice repetidas veces, incluso, mi padre le pidió a la otra que entrara. Y ahí con las dos. Termine esa noche. No se si fue agradable o satisfactorio, no se si agradecerle a mi padre por aquello.

Siempre los medios decían que mi padre era un vicioso. Además de un buen productor o director. A veces decía que ni él mismo sabía lo que era ya. Me dijo una vez, que uno es humano, siempre habían defectos, que se arreglan o no. Y él sabía llevarlo. No voy a negarte que unas veces me he metido unos tiros con amigos, o con socios. Pero solo en esas ocasiones. A pesar de ser muy jodido con su carácter, también era muy bueno. Tenía muchos hermanos, pero no los veía. Le dio trabajo a mucha gente, pero a veces se le iban por su carácter. En las navidades cuando pequeño, enviaba a gente a llevar regalos a los menos favorecidos. O hacía funciones para aquellos niños. Ahora estaba soltero, por que los problemas con mi madre eran infinitos. Soy humano, repetía. Si fuese un robot. Sería el robot más feliz del mundo.

Para la navidad que se acercaba, mis hermanos y mi madre, decidimos hacer una reunión, y pedirle que venga para estar en familia. como aquellos años. Algunas navidades, mi padre no estaba por cosas del trabajo. Nunca nos compraba los regalos. Teníamos que pedírselos, y él lo compraba, y cuando no podía nos daba dinero. Unos días antes, fuimos a verlo y él se negó, Y nos fuimos sin resultado, jugaba con sus perros en el jardín aquel. Mientras algunos de sus socios, ya preparaban lo relacionado a su proyecto. Mi madre esperaba que dijera que si, pero no.

Llegada la noche buena. Estábamos en casa, esperando las 12. Pero a eso de las 10 cogí el auto que me regalo mi padre y fui en su busca. Estaba solo, con sus perros. Mientras veía la tele. Me senté a su lado, y le empece a rogar. Él me pedía que no hiciese eso. Pero tanto insistí que lo tome del brazo y lo zarandeaba. Y él sin aceptar. Uno de sus perros, al ver que hacía con su brazo, se quiso abalanzar sobre. Mi padre le pego un grito. Se paro y me dijo: veo que no te puedo convencer, caballero nomas tendré que ir. Así que se cambio de ropa, y nos fuimos a casa. En el auto me decía lo bien que manejo. ¿No quieres ser mi chofer? -No, respondí. Y él replico, bien dicho. Llegamos a eso de las 11:30. A mi madre le brillaban los ojos, se saludaron como grandes amigos. Mis hermanos, también se alegraron y lo abrazaron fuertemente. Alejandro y Nicolás, estaban con sus mujeres. Y mi madre había invitado a unos amigos de siempre, y yo invite a algunos del barrio. Teníamos tanta gente. Para las 12, mis padres pusieron al niño Jesús en el nacimiento, como siempre fue. Nos deseamos feliz navidad entre todos. Llamadas por teléfono por aquí, por allá. Antes de cenar, leímos unos párrafos de la biblia. Una reunión muy amena, como las de antaño. Se oían villancicos. Departimos un montón.

Ya el cansancio nos ganaba. Y tome una decisión de salir a caminar, e ir buscar a los amigos. Casi sin querer, he llegado y he visto a Marylin, quien al reconocerme, se me acerca. Nos saludamos y nos deseamos Feliz Navidad, después de muchos años.
-Pensé que te habías quedado por México- me dijo con su linda sonrisa.
-No, ya llevo tres meses en Lima, y me voy a quedar por aquí. Y como sabías que estaba en México?
-Siempre pregunto por ti a los muchachos.
-Ah! y siempre pregunto por ti a ellos. Que milagro encontrarte justo esta noche ¿Y como vas en la Villareal?
-Pues bien, aunque pensé en ir a la UNI, no logre plaza, y escogí comunicación ¿Que tal?
-Pues bien. Me alegra verte, más aún en navidad.
-Sabes a mi también.
-¿Y tienes enamorado ya?
-No, realmente, con esto del estudio, Tal vez ahora en vacaciones y en verano, (risas)
-Eso si.
-¿A donde ibas?
-Salí a pasear en esta noche, que me trae recuerdos,
-Yo iba a saludar a mis tíos, antes de irme a descansar, me acompañas
-Claro...
En el camino, hemos recordado todas nuestras aventuras en aquel tiempo. No me atreví a decirle que esa navidad, quise declararme. Ella no pensaba en ir a alguna fiesta. Había cambiado, eso me parecía. Y no era esa persona que la gente decía que se había vuelto. Al irme le pedí si podía a volverla a ver. Y me dijo que si, Que siempre que quiera, vaya a verla. Me he ido, y le dí un beso en la mejilla. Era la primera vez que lo hacía. Me sentía muy. Feliz navidad nos volvimos a desear.

Cuando llegue, pensé en ver a mi padre en casa. Para conversar, pero ya no estaba, se había ido. Pero me había dejado un juego de mesa de regalo, estaba muy bien envuelto. Lo metió en el auto, sin que me de cuenta. Decía: Feliz Navidad, Daniel. Gracias por ser mi amigo. Lo abrí y me puse a jugar solo, ya que todos estaban durmiendo. Mientras veía la tele una película sobre navidad. No tenía sueño. Y apunte en mi agenda. Importante: Llamar a Marylin..(No te olvides Daniel) No te olvides....Tal vez, la llame en la noche y acepté salir a pasear en esta noche de navidad.


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