lunes, 28 de noviembre de 2011

Crisis de fe (Laura y yo)


Desde que conocí a Laura, trate de cambiar mi vida y esperar una alegría en mi existencia.

No me interesaba nada de la vida. Iba donde me llevaba. A esos parajes que nunca imaginas. El ego, la soberbia eran parte de mi. Cumplí los 18, y solo pensaba estar con mis amigos. Nos volvimos muy vagos y a muchas veces pillos. Ni estudiar, ni buscarme la vida, pasaban por nuestras cabezas. Todas las semanas, nos perdíamos en tantas borracheras y peleas, con pandillas de otros lugares. Conocíamos todas las discotecas de alrededores y en esas siempre nos las pasábamos bien. Eso creía yo. Tenía un marca de un corte en el hombro, debido a la pelea que tuvimos hace al menos de un año, con unos que llegaron de otro sitio. Se metieron con uno de los nuestros. En la trifulca, mientras nos peleábamos, uno de ellos, logro clavarme una pequeña navaja, que me causo una gran herida. Ensangrentado y todo seguíamos en la trifulca. Hasta que vino la policía y se llevaron a todos a los que se quedaron. Un compañero, me pidió huir de ahí. Realmente quise quedarme, y no irme como un cobarde, pero insistieron y nos fuimos corriendo de aquel lugar. Matias, un amigo que compartí clases en el colegio, y vecino mio, me llevo a su casa. Vivía con su madre. Cogió del botiquín lo que había. Me limpio con alcohol...
-Cholo, has perdido harta sangre, pero veo que no estas débil- me dijo riéndose
-Es que he chupado mucha sangría, pe huevon- le dije un poco adolecido.
-Mi viejo cuando me corte la rodilla con una piedra, me echo sal, y eso me cicatrizo.
-Echa pero con cuidado.
Y ahí Matias me echo sal en aquel corte. Un ardor increíble. Me coloco un trapo, y con cinta aislante me lo pego. Me quede con él, hasta el día siguiente. Cuando desperté, su madre, nos preparo pescado frito, y mucho café. Sabía en lo que andaba Matias. Ya no le decía nada. Le sale por el otro oído, lo que le digo- me dijo ella- Él solo se reía. Antes de irme, me reviso otra vez. Ya en casa, le dije a mi madre que me había mordido un perro. Me dijo que lavase con mucho jabón.

Nuestro barrio, a pesar de muy humilde, era tranquilo. La delincuencia, llego a través de nosotros mismos. Los jóvenes eramos muy avesados. Los buenos valores que nos inculcaron nuestros padres, se perdían en el tiempo. Ver gente drogándose en plena calle, se había vuelto muy común. Ya por las noches, no reuníamos. Nuestro lema siempre era ese de "Hay que hacer respetar el barrio" Teníamos muchos disputas con otros barrios. A veces mi madre, iba y me jalaba de las orejas, mis amigos piteaban, y ella, también los regañaba. Con la mayoría de edad que tenía, dejo de hacerlo. Pero igual iba a buscarme. Mis padres contaban con un negocio en el centro de Lima, el cual les rendía muy bien. No pasamos apuros económicos. Me llevaban a ayudarlos pero yo pasaba de eso. Y no les hacía caso. Pero cuando iba les quitaba dinero, sin que dieran cuenta.

Cercana las fiestas patronales, siempre nos pedían ayuda. Se nos acercaba, el presidente de la comisión de fiestas, para pedirnos aquello. Muchas veces lo "arrochabamos". Y aquel día sin querer le dije si al vecino. No se por que acepte. A unas cuantas manzanas de la casa de mis padres, vivía, doña Graciela, nuestra vecina. Ella tenía cuatro hijos, ya mayores. Se habían ido ya del barrio. Cuando llegaban a verla, me reconocían y saludaban. Yo no los recordaba, pero ellos si. Me dejaron cuando yo era muy pequeño, al igual que mis hermanos. Doña Graciela, siempre fue devota de San Martín de Porres, y un apoyo importante en el barrio. Era la encargada de muchas asuntos en las festividades. Llegaba a buscar a mi madre, y ella cuando tenía tiempo accedía, se llevaban bien. Un día llego:
-Hola Manuel, ¿esta Mariela?
-No señito, no esta, llega por la noche, esta muy ocupada por allá
-Ah ya, mira dale esto (me entrego un programa detallado de las fiestas)Y se fue.

Por la noche, al llegar mi madre, le comente lo que la vecina me dijo y le dí lo que me entrego para ella. Luego de un rato, mi madre saco 500 soles, y me dijo:
-Manuel, ve donde Graciela, y dale, esto.
Asu! tanto dinero, mejor me lo quedo yo, para mis cosas.
-Trabaja, pues huevon, y ya ve a darle eso.

Así que me fui a casa de doña Graciela. Al tocar la puerta, me percate que estaba Matias, en la esquina, quien me silba. Y de la puerta, le devolví el silbido, y con un gesto le dije que ya iba. Me abrió la puerta doña Graciela. Me invito a pasar. Ahí estaba su hijo mayor, Roberto, quien me reconoció y me saludo efusivamente. Él ya tiene 42 años, junto a él estaba su familia. Doña Graciela, me agradeció el gesto de mi madre. Y me invito a cenar-siempre lo hacía- junto a ellos. Yo quería irme ya con Matias. Doña Graciela, sabía en que estaba metido. Siempre cuando podía, me daba un sermón. Entonces del aquel incomodo momento en el que estaba, por querer irme, aparecio Laura, la hija de Roberto. La nieta de doña Graciela.
-Mira Laurita, te presento a Manuel, es hijo de Mariela, mi amiga. No supe que hacer, en ese rato. Mis sentidos me habían abandonado. Ella se acerco, y le tendí la mano. Su mano tan suave, ella me sonrió y tenía los dientes más perfectos que yo había visto nunca. Su pelo castaño. que ondeaba a cada paso que daba. Sus ojos pardos, recontra claros. Me puse super colorado, al oir, un hola, y besarme la mejilla.
-Uyyyyy como te has puesto- dijo Ricardo uno de sus hijos.
-Ya, ya no lo vaciles- termino doña Graciela.
Nos sentamos a comer. Me hicieron miles de preguntas. Miraba para todos los lados, pero me avergozaba mirar a Laura. Más aún me avergonzaba decir que no hacía nada por la vida, y en el mundo en el que estaba junto a mis amigos faites del barrio. Doña Graciela, me sirvio un monton de comida. A pesar de estar avergonzado tuve que comerla.

Laura tiene 16 años, cursa el 5 de secundaría, vive en San Luis, un distrito muy alejado al mio. Era muy empeñosa y dedicada, pero no buena para los estudios, como ella confiesa. Desde que la conocí, mi cabeza anda por otro lado. Solo sabe que me llamo Manuel, y que tengo 18, que era conocido de su familia. Pero desde que la . en mi mundo solo existe ella. No sabía nada como llegar a una chica, cuando estas enamorado o algo similar. Las chicas que conocía solo eran de las discotecas y borracheras con los faites.

Salí a caminar un día. A pesar que quede con mis amigos. Y me metí a una librería. Sin saber como preguntárselo al encargado. Le pedí un libro o un manual, de como enamorar. Y el encargado con una sonrisa un poco cachosa (burlona) me indico donde podía encontrarla. Al llevarme un libro, no pare de leerlo, a veces no lo entendía, y lo volvía a hacerlo.

Mi madre, quien acordó todo lo relacionado a la fiesta con los vecinos, y con doña Graciela, se sorprende debido al interés que pongo en ayudarla, en las fiestas, Laura y su familia iban a llegar. Sabía eso muy bien. Ya que no los contaron. Se había contratado a unos feriantes que llevaban juegos mecánicos, y vendría una gran orquesta, para las festividades del santo patrón. En esos días, mi relación con mis amigos, bajo un poco, más no con Matias, a quién involucre un poco para que me ayudase a acercarme a Laura. No sabía como llegar a ser su amigo.

Laura, estaba por aquel tiempo, asintiendo a una parroquia de su barrio, ya que se estaba preparando para recibir la confirmación. Ahí asistía con amigas y compañeras del colegio. Recibía catequesis, con alguno que otro muchacho, y algunos seminaristas que llegaban a aquella parroquia. Ha hecho muchos amigos, incluso con los sacerdotes, que trabajaban con los chicos. Liliana, quien era su mejor amiga, estaba enamorada de unos de esos catequistas. Y Laura, como amiga suya, la ayudaba en todo. Liliana, acompaño a la familia de Laura, a aquellas festividades de mi barrio. Esperaba con ansias su llegada. Deseaba acercarme a ella, como fuese posible. Viernes por la mañana, fui donde doña Graciela, quien ya me esperaba. Y llego ella, su familia y Liliana. Salude muy efusivamente a Roberto y a su esposa. Trate de darle un poco de indiferencia al asunto, salude muy fríamente a Laura, quien volvió a sonreírme. Me presento a Liliana. Estuve todo el día con ellos, salvo los momentos en que mi madre me llamaba. Ella estaba un poco alegre, por ver mi actitud en esos días. Me veía alejado de esos amigos, que nos les gustaba. Roberto se dio cuenta de mi, pero no me dijo nada. Solo hablo con su madre, por que los oí. Llegaron los demás hijos de doña Graciela, a quienes salude también. Trajeron una gran cámara de video nueva. Grababan todo lo que acontecía. Me preguntaban muchas cosas, me sentía avergonzado. Laura con su linda sonrisa, se llevaba todas las tomas. La cámara la adora. ¿Como podría acercármela? si estaba pegada a ella Liliana. Se daba cuenta que la miraba, se daba cuenta. Cuando llego la hora de almorzar, me fui a casa. Allí me dijo mi mamá:
-Pensé que ibas a comer con ellos.
-No, solo fui para ayudar. Más tarde iré ver sobre los fuegos artificiales, para la noche.
-Si, tienes razón. Procura que sean buenos.
- Eso haré, ¿me das dinero?
-Si, no te preocupes, pero no te lo vayas a tomar con tus amigos.
-Eso espero....

Yo que me creía el "faite", el "duro", el "maleao"...Me moría de ganas de preguntarle a mi madre, si yo tendría oportunidad de tener una enamorada, tan bonita como Laura. Me moría de ganas, saber que me diría. Tal vez eso de: Si claro que si..claro que si.

Me fui con Matias, a pagar los fuegos artificiales, en el microbus, le conte sobre Laura, y él solo se reía. También le hable sobre su amiga Liliana. Acordamos estar por la noche en la fiesta, como todos los años. Con Matias me una gran amistad, a pesar de ser mas faite que yo. Era una buena persona. Aprendió a usar muy bien la navaja. Tuvo miles de broncas, y en todas salia bien librado. Tiene 19 años, pero debido al exceso de alcohol, parecía que tuviese 25. Salía con una chiquilla de 15, que vivía en un barrio muy populoso cerca al nuestro. Su madre se ganaba la vida, como cocinera en un restaurante popular, y por eso nunca le faltaba comida en casa. Al llegar de vuelta, a casa. Pase por la casa, de doña Graciela. Y allí afuera estaba Laura y Liliana. Yendo Matias se dio cuenta, que eran ellas por las descripciones que le di.
-Presentámela, tío.
-Si, pero no me hagas roche.
-Tranqui, brother, no te preocupes.
-Espera que nos acerquemos más...
Al llegar, Laura volvió a sonreír, y le presente a Matias
-Manuel, se quedo corto, al decir que la nieta de doña Graciela era guapa, es muy guapa- dirigiéndose a Laura, y ella se sonrojo más. Me avergonzó un poco por lo mandado de Matias. Pero ya lo había dicho. Nos quedamos conversando. Liliana también se presento. En la noche al llegar el santo patrón al barrio, estábamos todas las familias reunidas. Después de unas horas, ahí acompañando a mi familia. Mi madre más sorprendida aún, ya que solo estaba siempre en la fiestas, por las borracheras con la gente. Y de repente apareció Laura, para buscarme y pedirme pasear por las fiestas. Le pedí a mi madre dinero, quien al ver a la bella Laura entendió. Saludo efusivamente a Laura y a su familia. La mala fama que teníamos mis amigos y yo, hacía que Roberto desconfiara en mi. Pero no me decía nada. Estando ahí con Laura, mientras recorriamos las calles, llenas de luces, y algarabía. Trate de entender todo lo que leí en ese libro que compre, para ayudarme, Trate. Laura me hablaba mucho, Me contó que ya me conocía, me había visto alguna vez. Y no dude en tomarme valor, y le pregunte si tenía enamorado. Me respondió que no. Esa respuesta me dio un poco de más de confianza. Y decidí en ese momento en pedirle, que si podía conocerla más.
-Mi padre me dijo que eras de una pandilla- dijo un poco asustada, pero con su linda sonrisa
- No, de una pandilla no, somos amigos del barrio, pero siempre hay por ahí broncas- le respondí efusivo.
- Eso es verdad, en mi barrio, vieras las broncotas que hay y dan un miedo.
-¿Qué dice tu abuela de mi?
-Me dijo que te conoce desde niño, a ti y a tus hermanos.
- Y yo conocía a tu papá y tus tíos, son muy buenos.
- Si, es verdad....
En ese rato, se nos pego Liliana y también Matias, quien se arreglo para la ocasión. Pero le volví a decirle que si dejaba conocerla más. Y ella dijo que si. Desde ese momento, pensé en cambiar mi vida. Así sea muy duro el caminar. Y así fue que en la madrugada aquella, bailamos al son de la música de la orquesta. A ella le encanta la salsa y la technocumbia. Matias se la paso bien y a cada momento, les pedía al menos una chichita de Chacalón o de los shapis. Entre los tragos de la gente, que en ese instante se olvida del objetivo de la fiesta. Roberto se me acerco, al verme muy junto a su hija, y me pidió que la respete. Te voy a obedecer, Roberto, claro que si. Y él con un: ¡Bien dicho Manuelito, sino ya sabes! somos los dos amigos ¿verdad? Claro que si, le respondí.

Estuvimos los tres días del fin de semana, la pase super bien. El domingo día central, cuando estaba todo el pueblo reunido, esperando las demás actividades. La gente que nos conocía se sorprendía al vernos a Matias y a mi apoyando, en la misa, en la procesión y en la cena central. Con Laura, mi amistad crecía, todo el rato con ella. En la procesión, estuve con ella, a pesar que nos seguía Liliana. Matias se le pego, sabiendo que lo debía de hacer. Ahí le pregunte si podía ir a verla a su casa. Claro, que si. Ya entre tanto caminar, le dije que era muy bonita, y que tenía una linda sonrisa. Ella se sonrojo. Me dijo que nunca le habían dicho algo parecido. Pero me confeso, que había un muchacho que la cortejaba, que iba a la universidad, pero a su padre no le gustaba, ya que era muy serio. Pero le pregunte si ella, realmente se sentía atraída por ese muchacho. Y me sentí muy aliviado, que me dijo que no. Pero el que vaya siempre vaya a verla, me preocupaba. No podía dejar de pensar en su linda sonrisa, y su bello pelo castaño ondeado. Ya por la noche, a punto de acabar todo, se despide ella. Un poco triste, pero sabiendo que la volvería a ver. Me dio el número de teléfono de casa. No me falles, y ve a verme, me dijo al despedirse. Esas palabras me emocionaron mucho...

A mi madre le agradaba la idea, no me decía nada, pero se le notaba. Cuando me pedía que los ayudase en el trabajo, y cuando aceptaba, sonreía. Un día le pedí dinero para ir a visitar a Laura, y me lo dio sin decirme nada. Cuando iba a visitar a Laura, le preguntaba a doña Graciela, si necesitaba algo, o si tenía un encargo para ellos. El primer día que fue a visitar a Laura, iba en el micro, pensando en que decirle, no si antes, leerme otra vez el libro aquel. Iba muy nervioso. Al llegar a su casa, me sentía muy nervioso, Y Laura me recibía, ahí saludaba a Roberto, quien más tranquilo, nos vigilaba. Me enseño su barrio, y demás amigos. Entonces desde aquel día, fui más seguido a verla. Nuestra amistad, siguió a cada visita iba creciendo, y más aún mi sentimiento hacía ella. A pesar que esto me costará alejarme de mis amigos. No me importaba. Nos hemos contado todo de nosotros,

En la parroquia de su barrio, en la que recibía catequesis Laura, siempre se reunían, los chicos y chicas. Siempre hacían fiestas, y se la pasaban bien. Laura tenía muchos amigos. Desde que empecé ir a verla. Dejo de lado a aquel muchacho que la cortejaba. Siempre se negaba, cuando la llamaba o cuando iba a buscarla. Roberto apoyo aquello, ya que no le gustaba para nada. En una fiesta en esa parroquia, asistió mucha gente, celebraban el aniversario. Esa noche me di cuenta, que a Laura, le gustaba a un montón de chicos, se notaba claramente. Llegue ahí con ella, y con Liliana. A Matias, no lo invitaba a ir conmigo, ya que ese no era su mundo, aunque quise animarlo muchas veces, para que pueda alejarme un poco a Liliana. En un momento de la noche, se encontró con los catequistas que eran sus amigos. Ahí le presentaron a unos seminaristas, que algunas veces daban catequesis.

Cuando conocimos a esos muchachos, me dí cuenta que había gente que si podía cambiar. Alberto, era un muchacho de 24 años, y llevaba 6 en el seminario. Nos contó muchas cosas, y cuando las contaba, lo hacía mirando a los bellos ojos de Laura que oía atentamente. Nos decía que soñaba con que llegara el día de su ordenación, y servir al señor. Estuvimos con ellos por el resto de la noche. Laura quedo maravillada con las palabras de esos chicos. Nos dijeron todas sus anécdotas y vivencias en su seminario. Ella asistía a un grupo desde que empezó a recibir caquetesis. Y al acabar esa noche, despitamos a Liliana, y nos fuimos caminando por ahí. En una de esas calles, le pedí parar. Ella ya se imaginaba, los ojos le brillaban sus hermosos ojos. Empece a temblar, le cogí las manos, me dí fuerzas y la bese. Así sin más. Al tocar sus labios, con los mios, el tiempo se me hizo eterno, Al acabar no supe que decirle. Sus ojos me miraban con emoción, creí que tenía lágrimas contenidas.
-Te amo Laura, te amo de verdad.
-Yo también te amo, Manuel,
- Quieres ser mi enamorada.
- Claro que si..si. Cogí su rostro y nos besamos eternamente. Me sentí el hombre más afortunado del mundo. Ella y yo, no había más, que decir. Luego de todo aquello, fuimos a su casa. Como ya era tarde, Roberto me dejo dormir en la sala. Me vigilo toda la noche. A las seis de la mañana me mando para casa. Cogí el bus, y me fui. En el camino, iba pensando en que decirle a Roberto. Si me dejaría seguir yendo a su casa, ahora más aún en que Laura y yo somos enamorados. Volví recordando aquel beso tan hermoso.

Matias, me estuvo buscando, cuando le conté, me empezó a reclamar pero tranquilamente. Sabía el por que. Quede con él, para salir, pero ya no deseaba estar en ese mundo. Todos los días llamaba a Laura, y me contaba todo lo que pasaba. Me pedía ir a verla, casi a diario. Todo fue muy bien, hasta que hable con Roberto. Le conté todo lo que debí contarle. Rehuso a mis ideas, le costaba aceptar aquello. Pero duro poco, por que fue doña Graciela, quien intercedio. Un día domingo, en que almorze con ella, en su casa. Siempre me invitaba, pero como andaba con mis amigos, nunca iba. Pero ahora si. Y allí el conté que amaba a su nieta. Ella sonrió y me dijo que se imaginaba aquello, por la forma en que cambie en cuando apareció Laura en mi vida. Ella hablo con Roberto, y le dijo que ella se hacía responsable de todo. Y así Roberto a regañadientes acepto. Para mi andar de la mano con una chica, siempre me pareció cursi, pero todo cambio. Iba con ella, a todo sitio. Ella no descuidaba sus estudios, más aún cuando estaba por acabar el colegio, y preparase para el examen de admisión a la universidad. Yo empecé a ayudar a mis padres en su trabajo.

Antes de navidad, ella se confirmaba. Estábamos toda su familia, y la mía. Mis hermanos a regañadientes aceptaron a ir. También fue Liliana, quien realmente creo que no me pasaba. Nosotros eramos muy cautelosos y sutiles para demostrarnos nuestro amor. Unas cuantas veces volvió a ver a ese muchacho. Pero al ver las cosas que no ella no lo quería, se fue alejando. En la parroquia estaba Alberto que era ese seminarista, que nos hablo de su vida. Un tipo muy sencillo. Volvió a hablarnos otra vez más.

Alberto iba a un seminario, un poco lejos de Lima. Pero a partir de que conoció a Laura, nuestras vidas cambiaron. Pidió a Laura, no alejarse de la parroquia, y seguir apoyando. Ella acepto, ya que le gustaba este ambiente. Siempre apoyaba a los chicos. Laura y yo, estábamos muy felices como enamorados. Seguíamos viéndonos, pero a veces no podía ir a verla, debido a muchos motivos, por el trabajo o sus estudios. Una noche en una reunión con su grupo, estaba Alberto, y empezó a hablar con ella. La invito a conocer el seminario. Ella nunca era descortés, siempre conversaba con ellos, le agradaba, entonces acepto e invito a Liliana a acompañarla, pero no pudo. Acordaron el día. Para ella sería una agradable experiencia. Nos contábamos todo por teléfono. En ese lugar conoció más gente, sus labores. Era un sitio muy humilde. Alberto le enseño todo.

A veces me preguntaba por que Alberto tenía tanto interés por Laura. Ella era muy comprometida con su grupo. No me preocupaba para nada, al contrario me agradaba que fueran amigos. Al pasar los meses, se hicieron más amigos. Para cuando llego el examen de admisión, la acompañe todo el sábado anterior. Alberto le propuso brindar su sabiduría, para aquel día, pero ella no quiso incomodarlo. Así que estuve con ella. Le desee toda la suerte del mundo. En el examen, la pasaría muy dura, eso creí. La acompañe esa mañana. Ya por la noche, muy nerviosa, me pidió en que la acompañase a ver los resultados. Ella no quería verlos, pero fuimos. Postulaba a educación. Se quedo a un lado, y me mando a verlos. Cuando volví, me miraba nerviosa. Le plante un beso..
- Tengo que besarte, un montón, ya que ahora voy a tenerte menos tiempo...
- ¿Por qué Manuel? ¿por qué? ¡dime!
-Ingresaste mi amor..Y nos volvimos a besar apasionadamente. Volví con ella, a ver los resultados. No podía creerlo, ya que no era muy buena para eso. Pero su tenacidad y fuerza, lograron aquello, en su casa ya estaban celebrando, estaban sus padres, amigos, compañeros y también estaba Alberto, quien llego a verla, para ver los resultados, y estar a su lado.

Las llamadas de Alberto se volvieron más comunes con Laura. Ya empezaron a incomodarme. Ya cuando sera cura, a ver si deja de molestarnos, pensaba yo. Cuando ella ya estudiaba. Alberto seguía invitándola a salir con motivos de la parroquia, y ella a veces no deseaba ir, pero el no ser descortés, le impidía negarse. Cuando estábamos juntos, nos pedía perdón por incomodar. No incomodas, le respondíamos.

CRISIS DE FE

Laura, decidió solo dedicarse a sus libros, y a mi. Ya no iba a la parroquia, y si iba era por causas ajenas a alguna agrupación parroquial. Alberto, llego a verla. Pidió negarse, pero su madre, no podía hacer eso con un futuro cura- decía- y lo hacía pasar. Él le pregunto el por qué de su ausencia de la parroquia y ella le respondía que era falta de tiempo. Tenía libros regados en casa. Él volvía a ofrecerle su ayuda. Ella se negaba una vez más, Pocas veces le preguntaba por mi., Y cuando lo hacía le decía: Que afortunado es Manuel. A ella le parecía un poco extraño, pero solo sonreía. Como me quito a este de encima, muchas veces preguntaba entre si Laura. Así siempre. Una tarde, estaba sola en casa, estudiando. Alberto la llamo para decirle que pronto se ordenaría, y era lo que más soñaba. Y le pidió ir a verla, ella acepto.
-Hola Laura, pensé en contarte tantas cosas.
-Claro que si, Alberto, sabes que siempre seremos amigos y contaras con nosotros.
-Eso espero, por que me siento tan bien sirviendo al Señor.
Laura, no sabía que decirle, no tenía un tema para hablar o tratar ya con él. Entonces le dijo:
-Sabes que me hace ilusión.
-¿Qué? -pregunto él.
-Que seas tu el que nos case a Manuel y a mi....
En ese instante Alberto cogió del rostro a Laura, y la beso a la fuerza, ella le dio un empujón.
.Ya no puedo negar que te amo Laura, ya no puedo!
-Pero que dices, Alberto, estas loco, esta loco!! vete de mi casa, o grito y vienen los vecinos.

Alberto se arrodillo y le cogió de las piernas, y le pidió que no gritase, que lo comprendiera, que la ama. Ella se zafo de él, y le volvió a pedirle que se vaya. Pero estaba tan aferrado a ella. Al ver que venía alguien a casa, se soltó y decidió irse. Laura, se guardo aquello, y no lo contó. Pero al pasar el tiempo, Alberto le mandaba mensajes de amor y flores a casa. Ella rechazaba todo lo que llegaba. Cuando iba a verla, estaba un poco cambiada, el brillo de sus ojos, se apagaba a veces. No me decía nada. Una tarde por el centro de Lima, decidí en ir a verla, después que acabase de estudiar. Al llegar a la facultad, me encontré con Alberto, quien me saludo, como siempre, me dijo que era una coincidencia. Le conté que iba a darle una sorpresa a Laura, y se fue. Me pidio que la saludase. Al salir, de clases, la vi y por detrás le quise sorprender y ella se asusto de una manera, que me hizo sentir mal. Le pedí disculpas, ella me entendió-
-Mi amor ¿que te pasa? le pregunte-
- Nada ¿por que?
-Ya no te brillan los ojos como antes.
-Es por el cansancio.
-No sera por que estas envejeciendo(risas)
-Calla tonto!
Nos fuimos a casa, mientras me contaba muchas cosas. Pero no me decía nada de Alberto. Me olvide decirle que por ahí cerca vi a Alberto.

En el cumpleaños de Matias, llego toda la gente conocida, todos los faites. Aunque él ya había dejado un poco aquello, siempre tenía tiempo . Insistió en que me quedase. Desde que estoy con Laura soy otro, Pero esa noche, me olvide de ella, y nos emborrachamos como en los viejos tiempos. Cuando Matias tomaba demasiado, se emocionaba. Llorando me dijo que yo era para él como un hermano. Recordaba las pendejadas del colegio.
-Recuerdas Manuel cuando le mande a la conchasumare a la profe de historia.
-Claro pe pendejo, si nos boto a los cuatro de atrás, por reirnos.
-Esa conchasumare, me puso diez, solo por que no hice unos mapas, me llego al pincho,
-Menos mal que tu vieja fue a hablar con ella, para que no te expulsen.
-Me daba igual, esa ¿donde estará? era más fea que "una patada en las bolas"
-Estará dando clases en otro colegio, la muy puta.
Seguimos tomando, él pedía que le pongan salsa y technocumbia de "agua bella" No pongan chicha, que mi pata se paltea, no ven que es pituco-dirigiéndose a mi.

Sin saber lo mal que lo pasaba, Laura no me contaba nada, de aquello, Alberto iba casi a diario a la facultad a seguir intimidandola. Ella amenazo en denunciarlo no solo con la policía, sino también en la parroquia y su orden del seminario. Él había perdido la cabeza por ella, pero aún así no renunciaba al seminario. Seguía en aquello como si nada pasará. Un día llego a su casa, y Roberto lo hizo pasar, quiso hablar con Laura, sobre aquello. Al ver esto Roberto se fue, aunque ella le pidió que no se vaya, él le dijo que volvía rápido. Laura le pidió que se vaya, y Alberto le pidió que la escuchase, y ella le dijo: pero rápido. Y que se fuera. Le fingió un arrepentimiento, le pidio disculpas, pero al tenerla tan cerca, no aguanto, y la volvio a besar a la fuerza, y le cogió de la pierna, sobandola sin escrúpulo alguno. Al lograr zafarse de aquello, Laura salió a la calle, y dejo adentro a Alberto. Ella espero afuera a unos metros. Él se fue contrariado. Pasados unos días. Llegue a buscar a mi amada Laura. Estuve con ella, toda la tarde. Estaba muy rara y despistada. Le pregunte y no quiso decirme nada. Comprendí que eran sus cosas, y no debí seguir insistiendo. Yo con un poco de temor y gracia, le conté la fiesta de cumpleaños de Matias, Ya que ella, me pedía que no tomase alcohol, no le agradaba. Le dije que Matias quería que fueras. Entonces en ese instante sonó el teléfono. Al levantarlo
-Álo diga..
-..........
-Álo...
-Hola, soy Alberto,
-Hola Alberto, soy Manuel..(al oír esto Laura hizo gesto que no se lo pasara de ningún motivo)
-Ah! hola Manuel, ¿esta Laura?
-¿Laura?- Mirando a Laura- si esta, si esta, dice que deseas..
-Me la puedes pasar.
-Este, si (Al ver los gestos de ella, decidí jugarle una broma y fingí la voz
-Hola Alberto dime....
-Laura, ¿como has estado?
-Bien como siempre.
-Recuerda que te amo, y no puedo dejar de pensar en ti.
-................
-¡Laura! Lauraaaaaa...
-¡Que dices hijo de puta, es una broma esto ¿o que?
-.................
Mire a Laura con un ira y algo de desprecio. Pensé en lo peor. Pero ella se acerco y me contó todo. Yo en silencio. El amor que le tengo y me tiene es tan inmenso que creí en cada palabra suya. Me pidió que no hiciera locura alguna. Que iba a denunciarlo. Pero no quería contárselo a mi, ni a Roberto. Empecé a recogerla después de estudiar. Estuve más cerca a ella, desde ese día.

Pero el furor no se me pasaba por aquello. Quería tenerlo enfrente y reventarlo. Pero lo dejaba ahí. Alberto no apareció más por un tiempo. Hasta que llego a casa de sus padres, la invitación para su ordenación como sacerdote. Pensaron en ir, pero Laura no. En casa, estando jugando cartas con mis hermanos, me llama Laura a decirme que vaya a recogerla más temprano. Por que no tenía clases, por esas horas. Me cambie rápido y fui. Llegando había un escolar, que tenía un ramo de flores, que iba a entregar a Laura. Me sorprendió aquello, y le preguntamos quien le pago por hacer eso. No dijo nada, pero sospechamos que se trataba de quien era. Y nos fuimos a casa. Había un ramo igual que llego casa. Su madre le dijo que había llegado para ella. Se trataba de Alberto, supuestamente de arrepentimiento. Pero en un mensaje pequeño dentro de unas flores, decía lo mucho que la amaba. No aguante más y decidí darle un escarmiento. Pero ella me lo impidio, decidió denunciarlo. Al llegar a casa de mis padres, quería contárselo a mis hermanos, pero ellos me vacilarian, con sus cosas. Los conocía muy bien. Y fuí en busca de Matías. Ahí mientras comíamos algo que su madre trajo del trabajo. No aguante y le conté todo. Tenía un furor por dentro, yo se que él me comprendería. Y él en ese instante se paro y me dijo:
-Vamos a sacarle la conchasumare a ese hijo de puta.
-No, nada ya me la pagara.
-Vamos huevon, no seas gil, que esos hijos de puta son así, no paran. vamos...¿conoces donde vive?
-No huevon, ademas le dije a Laura, que no iba a hacer nada.
-Pero no dices que ya le reclamaste y sigue, vamos huevon..
-No se huevon.
-Vamos carajo,
-¡No!
-Vamos y solo lo asustamos y ya.
-Seguro
-Si huevon, le damos un susto, y si sigue jodiendo, lo cagamos a ese hijo de puta..
Me llene de valor, como conocía aquel lugar fui a buscarlo. Nos fuimos en bus, una hora y medía de camino, y en todo ese tramo, Matias me llenaba la cabeza de cojudeces, iba arrepintiéndome en la ruta, pero ya estaba. Si se meten contigo, se meten conmigo. Al llegar a ese sitio a las afueras de Lima, baje con miedo. Lo reconocí, pero la vehemencia de Matias me hacía dudar. Toco la puerta, y él pregunto por Alberto, les dijo que eramos unos amigos. Nos hicieron entrar, eran muy pocos. Era un sitio muy humilde.Tenían unas habitaciones pequeñas, nos saludaban...Al llegar al sitio donde estaba, lo vi con un compañero suyo conversando. Al verlo, me entro un furor.
-A ver tu, hijo de puta!!
-¿Qué le pasa joven? - me pregunto su acompañante.
Alberto al darse cuenta de nosotros se arrincono.
-Déjame explicarte Manuel.
-Calla concha de tu madre, que te voy a reventar ahora mismo
Su compañero grito pidiendo ayuda, y Matias, le grito
-Calla hijo de puta, que a ti también te cae- Y le dio un empujón, y cerro la puerta de aquella habitación. Alberto al ver que me le iba encima, agarro un calendabro grande de hierro y me lo quiso arrojar. Matias tumbo en el suelo al otro seminarista. Saco de uno de sus calcetines, una de sus navajas y me la dio...
-Toma Manuel, ¡rajalo!..
Me dio un poco de miedo cogerla, pero lo hice, y amenaze con rajarlo, a cada momento que él decía que amaba a Laura. En ese instante me arrojo el calendrabo y me golpeo la pierna
y Matias, grito:
-Rajalo carajo!!
Me le fui encima, cuando llegaron casi todos, empujaron la puerta y todos se le fueron a encima a Matias, y lo contuvieron. De una patada tumbe a Alberto. En el suelo y con la navaja en mano, quise hacerle daño, pero algo me detuvo, El ímpetu, el furor, el ego. Tire la navaja, y cogí del cuello a Alberto, y no pude hacer nada. Él estaba muerto de miedo. Los demás se fueron encima mio, y me reducieron. Esperaron que llegase la policía. Y nos detuvieron. Ellos nos denunciaron por intento de asesinato.

Ya entre rejas. Matias llamo a Laura, a contarle todo. Yo no podía. No llame a mis padres. Ella no podía creer lo que pasaba. Vino a verme rapidamente con sus padres. En ese momento el rostro de Laura me hizo pensar en que todo se había acabado. Llorosa, me miro a los ojos, y furiosa me pregunto ¿por qué? Matias a un costado, se echaba la culpa. Pero ella no lo miraba. Estaba muy furiosa, Contó todo lo que paso a sus padres, sobre Alberto. Roberto también se enfureció al saber aquello, y quería ajustar cuentas con él. Laura le explico todo a la policía. Ellos dijeron que los seminaristas habían declarado que entraron a matarlos. Vaya mentira. Pero llamaron a todos, y cada uno de ellos, contaba otra versión a las de los otros. Al final del aquella situación, me dejaron libre. Pero dejaron adentro a Matias, por el uso de la navaja. No quise dejarlo solo, pero me sacaron de ahí. Ahí mismo Laura denuncio a Alberto.

A la mañana siguiente fui a buscar a Matías, mis padres pagaron una pequeña fianza que le fue impuesta. No le dijimos nada a su madre. Ademas ella casí ya ni se preocupaba por él, por sus muchas andanzas. De ahí fui a buscar a Laura, ella seguía furiosa. Por más que le hablaba y le explicaba aquello, no respondía. Así estuvo un buen rato, a su lado, la abrazaba, seguía diciéndole cosas. Y ella seguía con su mirada triste. Y quiso sonreír, pero dijo
- Que loco eres..que loco.
-No pensé en lo que hice, mi amor, perdóname!
-Esta bien te comprendo. Ella me cogió del rostro y nos besamos muy apasionadamente. Después de eso, se fue a estudiar.

Desde ese día solo volvimos a ver a Alberto en el juicio que le interpusieron por la denuncia que le puso Laura. Otorgaron una orden de alejamiento y no debía acercarse a Laura y ni hacerle llamada alguna. En ese lugar, pidió perdón a Laura, y a sus compañeros. Adujo una Crisis de fe. Fue expulsado de su congregación. Ese mismo día, Matías fue absuelto del caso y quedo limpio. Vaya susto se llevo, Eso le sirvió de experiencia para cambiar de vida. Roberto me agradeció, por todo lo bien que trataba a Laura. Nos retiramos a seguir con nuestras cosas. Me fui a casa de mis padres con Laura.

En el sofá de casa me tumbo a ver la tele, después de estudiar tanto. No sirvo para eso, pero ella me anima, y no podía negarle nada a sus ojos tan hermosos. ¡Como amo a Laura!



Supe de tu amor al verte ahí,
supe de tu amor al ver tus ojos,
Detrás de tanta claridad,
mi vida esta en tu cariño....
(Juan carlos Perez S)

jueves, 24 de noviembre de 2011

Días de clases (Gael, sus amigos y esa niña pizpireta)

Los padres de Gael, no imaginaron nunca la alegría que su hijo les daba. Era considerado un niño muy sabio e inteligente. Debido a su gran capacidad. A Gael, lo subieron de grado dos veces en su vida escolar.

Ya con cinco años, sabía escribir, leer, sumar y restar. Pero sus padres, deseaban que lleve una vida normal. Vivían en un barrio muy populoso. Y el colegio donde iba a estudiar era uno más, de esos nacionales numerados. La primaria lo esperaba. Ahí iba a tener a la profesora Isabel, quien era muy conocida por su gran profesionalidad y gran rigidez. Los vecinos del barrio, quienes en su mayoría había pasado por su manos, contaban historias de ella, tratando de animar a los padres de Gael
-¡Pobre Gael, la que le espera!- decía uno de ex alumnos.
-Esa profe, cada vez la veo, me trae recuerdos, cuando me metió un reglazo- Dijo otro.
-A mi por que no aprendí a hacer rayitas, me metió uno fuerte y hincho la mano- dijo un nostálgico.

Gael, era muy querido y muy popular en ese barrio. Ya que cuando habían funciones, por el día de la madre, o otras festividades, con solo pocos años, salía y recitaba poesías, que aprendía con sus padres. Él ya estaba acostumbrado a estar en clase, próximo a cumplir los 6 años, entro al colegio nacional de su barrio. La profesora Isabel, lo esperaba, ya sabía de las aventuras de Gael. Tenía el numero 34 en su lista. Gael Rodriguez. Pero iba a ser el numero 1. Al pasar los meses escolares. El desarrollo de Gael, era muy bueno. Tanto así que en agosto, la profesora hablo con el director y con los padres del pequeño, para que pasara a segundo, incluso a tercero. Pero los padres de Gael, no querían que su hijo pase por eso. Sino pidieron que siga así por los menos hasta cuarto. Para que tenga amigos que crezcan con él. Pero a Isabel, le incomodaba un poco no enseñarle más de lo que sabía a Gael, pero lo tenía ahí, como el primero de su clase. Al acabar el año escolar. Como era obvio se quedo con ese primer puesto en clases por merito. Para segundo grado, por más que algunos profesores o vecinos, le pedían que cambiase por otro colegio de más nivel. Pero ellos se negaban. Por el bien de su hijo, preferían que siga ahí. En casa tenían una gran variedad de libros de todas las materias. Ellos no eran maestros, ni cosa parecida. Pero a la vez que iba al colegio, enseñaban a su pequeño.

En vacaciones, hacía lo que hacía cualquier niño de su edad. Se divertía y se la pasaba bien. Ya para el segundo grado. Tuvo a otra profesora más joven aún, Elena, quien al conocer a Gael, quedo sorprendida. Y ella, lo eligío para representar al colegio en una que otra olimpiadas de matemáticas. Elena decía que a pesar de tener solo 7 años, era tan inteligente y sabió como un niño de 10 o de 11. Así que decidió hacerlo saltar de curso. Y en mayo de aquel año, Gael paso a 3 grado. Allí mediante unas exigencias de Elena, fue aceptado por el profesor Luis. Quien cogió mucho cariño a Gael. En agosto después de vacaciones de medio año. Luis inscribió a Gael a las olimpiadas escolares distritales. Gael iba a concursar en matemáticas e ciencias históricas sociales. Y con él iban otros niños más del colegio. En el bus que lo llevaba, se unió a cinco niños del 4º "B" Martín, David, Felipe, Esteban y Pedro. Quienes le preguntaban muchas cosas, y se sorprendían por lo mucho que sabía. Lo conocían ya, por que muchas veces salía actuar y recitar en las actuaciones escolares. Pero era la primera vez que le hablaban. Desde aquel momento, se hicieron amigos. Llegaron al colegio aquel. Y Gael, tomo la dirección que le indico, el profesor Luis. Y este le deseaba suerte, y le palmoteaba el hombro
- Vamos Gael, demuéstrales lo que sabes.
- Claro profe, eso haré- respondió Gael, y se fue a esos salones, donde habían más chicos de otros colegios. Ya en el bus de regreso, iban todos conversando, de como les fue. Gael, ya se había ganado la amistad de esos cinco chicos. Al llegar al colegio, estaban sus padres esperándoles. Se fueron a sus casas.

A la semana siguiente antes de empezar las clases, en la formación del patio. El profesor Luis, pidió el micrófono al director, quien llevaba el orden. Y pidió a Gael a pasar al frente, quien un poco tímido.
-Quiero que todos juntos demos un gran aplauso a su compañero Gael, quien acaba de ganar la olimpiada escolar del distrito. Y todos golpeaban sus manos, celebrando el triunfo del pequeño Gael. El profesor había recibido los resultados un día antes. Y estaba lleno de alegría. Ya en clases, el profesor volvió a felicitarlo. Todos sus compañeros en el salón hicieron lo mismo. Con ganas empezaron aquel día lectivo.

Los fines de semana en que Gael descansaba del colegio, se divertía, ya que hacía sus deberes fielmente, lo pasaba jugando con los amigos del barrio. Algunas veces venían a buscarlo sus nuevos amigos, aquellos que estuvieron con él en aquella olimpiada. Se hicieron tan amigos que en los recreos se juntaba a ellos, a jugar. Llevaba su trompo, a veces las canicas. Como todo niño, recibió su "chilote" o su "apanao" clásico. Se la pasaba bien con ellos.

Las participaciones en esas olimpiadas escolares, para Gael, eran comunes, y en la mayoría de ellas, las ganaba o sino quedaba entre los primeros. Un día el profesor lo eligió para ser policía escolar. Pero como era tímido, no quiso eso. Gael, era muy feliz. Con la rapidez que aprendía, sus padres lo colmaban de regalos. Un día decidieron regalarle una guitarra. Empezó a tomar clases, los fines de semana. Sin descuidar los estudios, y sin dejar de jugar con sus amigos. Otro año más que se terminaba y Gael quedo primero. Para el próximo año escolar. Gael, iba cumplir 8 años. El profesor pidió no pasarlo a 5º como pidieron los profesores. Y así fue que Luis volvió a darle clases a Gael, en 4º.

Paso el tiempo, y la vida de Gael, era tan común y corriente, vivía como cualquier niño. Y sus padres, pensaron en cambiar de colegio cuando llegue a la secundaría. Termino la primaria con 10 años. Fue elegido el mejor alumno de toda la primaria. El director y los profesores, pidieron a sus padres, en cambiar de idea y dejar a Gael, en el colegio. Pero la secundaría, la tenía que hacer en el turno de tarde, ya que se daba en ese turno. Ellos aceptaron, y Gael, empezaría la secundaria por la tarde. A Gael le agradaba la idea, ya que ahí se encontraría con sus queridos amigos, aquellos que le llevaban 2 años de diferencia. A pesar que Gael tenía muchos amigos buenos en su salón, se sentía muy bien con esos chicos, quienes lo consideraban un gran amigo. A veces cuando no entendían algo recurrían a él. El primer año de secundaría, Gael con 11 años, vio como entraba al colegio una niña pizpireta y de gran sonrisa. Estaba en 2º año, e iba a estudiar con sus amigos. Los ojos de Gael, seguían cada paso de aquella niña. Junto a ella iban unas niñas más. Quienes murmuraban y comentaban cosas de niñas. Ya en clases los profesores iban y venían presentándose. Matemáticas, lenguaje, historia, cívica, geografía y demás. Se presento junto a ellos. El profesor Alvaro, quien iba a darles Ciencias naturales, iba a ser el tutor del salón. Y pidió a Gael, redactar la lista de todos. Gael, quien hizo con gusto aquello, al darle al profesor la lista. Cogió del hombro a Gael, y se dirigió a todos.
-Es para mi un gusto, presentarles a este muchacho, quien ha dejado muy en alto el nombre de nuestro amado colegio en lo que fue su etapa en la educación primaria. Y espero que lo sigas haciendo (dirigiéndose a él) Querido Gael. Y pido un aplauso para él. Un aplauso un poco frío, recibió a Gael en su nueva etapa.


Gael, no sabía cantar, pero tocaba bien la guitarra. Muchas veces intento componer una canción. Pero desde que conoció a esa niña, su mente andaba a veces en otro lado. En los recreos se unía a aquellos amigos. Se moría de timidez, pero quería preguntarle a ellos, sobre aquella niña quien era su compañera. Sabía que que si preguntaba al menos como se llamaba, lo iban a fastidiar a cada momento. Gael, siempre fue el primero en su clase y de casi todo el colegio. Muchas veces pensó, que el estudiar mucho le causaría ganarse la enemistad de otros, pero se le pasaba. Y solo estudiaba y se divertía mucho con esos amigos. Unas veces y otras, su profesor Luis, siempre lo visitaba. Gael, estimaba mucho a su profesor. Le enseño más que a otros, y no que por que Gael, sea su favorito, sino era el que más atendía. Luis deseaba ver a todos los alumnos que tuvo, hechos hombres de bien. Y Gael era un gran ejemplo. Aquel año fue muy bueno para él, ya que participo en muchas competiciones y ganándolas. Algunas veces Pedro le decía en el recreo o cuando al salir de clases, se iban a sus casas:
-¿No te duele la mitra de tanto estudiar?
-No, para nada- respondía Gael con una sonrisa
-Franco, es que tanto te entra, a mi nica..
- No sé realmente si es así, pero....- terminaba Gael.


Gael, en un día de recreo junto a David, le pregunto sin querer y con timidez como se llamaba aquella niña pizpireta y muy parlantina.
-¿Oye como se llama tu amiga?
-¿que amiga?
-Ella, la que va por ahí. (estaba pasando por allí)
Ah! ella, no es mi amiga, pero le dicen "la lora" por que mucho habla, se llama "Atanasia"
-¿Verdad?
-Si, "Atanacia",, (risas) ¡ No mentira! Se llama Rossana, Rossana "La lora"
-Rossana-
-Si, ¿y por qué? Ah, ahhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhh (risas)
-No por nada,
-Ahhh (risas)
-Oye y vamos a jugar más tarde a la canchita de la vuelta
-Si, pues, pero a ver si te deja tu mamá.
-Si, si me deja.
-sale,
-Sale y vale, por la noche voy a tu casa, tengo una vaina que no entiendo, ya.
-Ya, si anda.
Alvaro quien era el profesor y tutor del salón de Gael, a fin de año, elaboro un informe y presento al director y demás maestros. Tras un año muy destacado, Ya había decidido, que él pase de 1º a 3º. Esperando el visto bueno de ellos. Y así fue, después del año escolar. Gael, pasaría el año próximo a 3º.

En la secundaría habían muchos alumnos y por ende muchas secciones. Para 3º a Gael, lo ubicaron en el 3º "A" y sus compañeros iban al 3º "C" El director, quien estaba en su oficina, hablaba con Gael y sus padres. Y es allí que le pide que lo cambiase al "C". El director sabía lo que significaba Gael para el colegio, no dudo y concedió a Gael, aquel deseo. No le pregunto por que deseaba eso. Gael, estaba contento, sabía que también sus amigos lo iban a estar. Martín, David, Felipe, Esteban y Pedro, ya tenían 14 años e iban a compartir clases con Gael, su amigo quien iba a cumplir 12 años, muy pronto.

El primer día de clase, estaban ahí ellos, y al ver entrar a Gael, empezaron a vitorear su nombre y lo llevaron a su lado. En esas carpetas de 2, se sentó al lado de David. Empezaron a divertirse. Gael, gracias a su estupendo expediente. Ya tenía una beca en una academia pre-universitaria. (que al final no uso) La cual empezaría al estar en 4º. Había recibido una moderna computadora, gracias a un concurso escolar que gano, e invito a sus amigos a su casa, siempre, para cualquier trabajo.

En el salón habían muchos compañeros. Él miraba fijamente a todos, se sentía seguro con ellos. Pero su mirada buscaba a Rossana, aquella tan parlantina, por la cual él perdía a veces la noción del tiempo. Con ellos estaba Alfonso, un chico de 16 años, quien había repetido un par de años, y era el punto de todos. Miraba y miraba, también estaba "colibrí" Ramirez, un zambito, muy quimboso, que era medio faite, pero buena gente. Seguía en ello, y cuando sus ojos llegaron hacía Rossana, él quedo prendado de ella más aún, y no dejo de mirarla. Y ella le devolvió la mirada con una sonrisa. Eso flecho más aún al pequeño. A medida que pasaban los profesores a presentarse, y dictar su listas para eso año. Llego el profesor Antonio, uno de los más veteranos del colegio. Decían que era muy jodido y muy especial. Les iba a dar Química. Una de las cuales, producía tanto reprobados. Iba a ser el tutor de aquel año. Y pidió a Gael a pararse y le pregunto:
-¿Dime pequeño, como te sientes entre tanto viejotes?
-Bueno, no se que decir- respondió el pequeño.
-Me han dicho que eres muy bueno, espero que te vaya bien, con nosotros, siéntate por favor.
-Gracias profesor.

De verdad, el profesor Antonio, era unos de los duros del colegio. Le decían el "veneno" ya que cuando daba las libretas de notas a los padres, los mataba con las notas de sus hijos. Antonio, daba Química, y muchas veces llegaba de improviso a supervisar a su salón. Cuando empezó a ver la gran facilidad de aprender y su gran serenidad. Sin que nadie supiese le encargaba a Gael a supervisar, pero este a veces no lo hacía. Un día llego la profesora de Civica, la señora Gloria. Una profesora muy relajada, y muy vaga. Ni bien al entrar dijo que se sentía mal. Y mando a llamar al director o al tutor. Felipe fue a llamar al director. Y la profesora le dijo que se sentía mal. Y el director la mando a casa. Estando allí, ya se quedo un buen rato. Y pidió a Gael, salir a la pizarra, y le dijo: Has este problema, que los del 3º "B" no han podido resolver. Gael con gran facilidad, resolvió el problema. El director se quedo más impresionado con la sabiduría de Gael. Después de aquello. Empezo a conversar con la clase. Y como siempre el punto de broma era Alfonso, el mayor del grupo.
-A ver si te sientas con Gael, y aprendes algo pues hijo- Todos echaron a reir. También empezaron a bromear con el bigote que ya le salía. Unos minutos después, no se le ocurrio otra cosa al director de hacer un pequeño examen de matemáticas. La gente empeso a reclamar. Él director, los calmaba diciéndoles que solo es un examen con preguntas fáciles, que eran de 2º y que ellos ya lo habían pasado. Dicto 5 problemas sencillos. Y empeso aquel examen, Pero poco después tuvo que irse, ya que lo necesitaban y no tuvo otra idea de pedirle a Gael, que se hiciera cargo del examen. Allí Gael al frente mirando a sus cumpleaños. Algunos resolvían, Pedro y David, le dijeron: dinos pues la respuesta. Y Gael se acerco a ellos, y los ayudo. Rossana, aquella niña que le gustaba a Gael, grito:¡ Hey con favoritismos no! si copian ellos, copiamos todos! Gael la quedo mirando se acerco a ella y le dijo:
-Mira este es sencillo,- mientras cogió el lapicero de Rossana. Ella no miraba lo que ponía, sino lo miraba. Gael ayudaba a los que no sabían esos problemas. Unos lo sabían, y los resolvían, otros copiaban entre ellos. Y ahí empezó el relajo y la bulla. Por el pequeño alboroto que hicieron, llega de improviso el profesor Arturo, y al ver a Gael al frente, dio por terminado el examen sorpresa. Puso a Felipe a cargo del salón. Y se llevo a Gael. Y juntos se pusieron a pasear por el patio. Cuando se iban, sus compañeros y amigos pensaron que lo iba a castigar pero no fue así.
-Dime Gael, te sientes bien con chicos mayores que tu.
-Si, profesor, si
-Me dijo Hector (el director) que elegiste esta sección para estudiar ¿por qué?
- Es que tengo a mis amigos ahí.
-¿Pero tus amigos no están en 2º?
-Si, pero realmente ellos son mis mejores amigos (ahí los nombro y contó como los conoció)
-¡Ah! pero no hay nada más.
-Nada más, verdad.
En ese instante en pleno patio, lo hizo mirar todo el colegio, y le pregunto
-¿Qué te parece el colegio? Humilde ¿verdad?
-Si, pero muy bonito.
-¿Qué le añadarias?
-No sé realmente, pero le pondría una antena grande, para ver tele.
-¿Tele? buena idea, así de clase en clase, distraernos un poco.
-Así es.
-¿Que deseas estudiar al acabar el colegio?
- Tampoco se eso, aún no se.
En ese instante Antonio le regalo un lapicero tallado a Gael, quien le agradeció mucho, Y volvieron al aula. Felipe al verlos llegar, aviso a la clase. Antonio entro con él y volvió hablar con ellos. Les preguntaba muchas cosas. Ellos respondían con gracia. Él les pidió un poco de calma, y les hablo de Gael, les dijo que deseaba que fueran al menos un poco parecido a él. Se sentó delante de la pizarra. Hizo volver a parar a Gael.
-Es verdad Gael, que elegiste este salón por tu amigos.
-Si, es verdad.
-Y eso me gusta, siempre me gusto la amistad de verdad. Me nombraste a cada uno de ellos, y cuando lo hacías, lo hacías con sinceridad, de un amigo verdadero, Pero dime Gael ¿Hay otro motivo por cual elegiste esta sección?
-No profesor, o tal vez si-
-Tal vez si, me gusta eso, tu sinceridad. Hay alguien verdad? ¿Tal vez una niña?
En ese instante todos los compañeros varones de Gael, al unísono, empezaron a vitorear: ¡loro! ¡loro! ¡loro! ¡loro!
Y el profesor, pidió calma, Silencio por favor. Y todos callaron. Gael, estaba tranquilo, como si nada lo avergonzara. Antonio pidió a todos sacar sus cuadernos de Civica, y propuso que entre nosotros, nos preguntáramos algo de aquello que nos enseñaba Gloria. Dijo que el primero de la equina, le pregunte al ultimo del otro extremo en diagonal, así hasta que todos hicieran una pregunta. Así fue que pregunta iba y venía. Quizás sea el destino, pero cuando le toco el turno a Gael, la pregunta que tenía que hacer, se la debía hacer a Rossana. Le hizo la pregunta, y ella respondió un poco temblorosa. Cuando fue Rossana, la que pregunto, Gael le respondió que esa pregunta era de Química. Pero igual se la respondió. Rossana, se avergonzó un poco. Antonio le dijo:
¡Hey que estamos en Cívica, y no en química! Todos echaron a reír.

A pesar que nunca los contaba, Gael tenía muchos sueños. En su casa, ya no cabían más trofeos y diplomas. Su madre en son de broma, siempre le decía: Hijo deja un poco para los demás. Al pasar el tiempo, Gael, se gano la amistad de Rossana y de las demas. Ya que era un poco tímido.

Al acabar al colegio, Gael quedo primero en todo, como era predecible. Antes de empezar las actividades del clausura del año escolar del colegio, su madre le pregunto que pensaba estudiar:
-No sé realmente mamá
-¿Te gustaría ser médico?
-No sé, pero si tu quieres, que sea médico, lo seré.
-Pero si tu no quieres eso, no lo hagas por mi.
-No, ya esta decidido, seré médico.
-¿Seguro?
-Si mamá, seguro.
Con un abrazo, la madre de Gael, le agradeció ese gesto. Antes de subir al estrado del colegio, a recibir la condecoración que le hizo toda la plana docente del colegio, Ahí estaban todos sus profesores, pero él sonrió al ver a su profesor Luis. Gael no necesitaba para nada la preparación en la academia pre universitaria.

Y así fue que antes de cumplir los 15 años, Gael logró el primer puesto en el examen de admisión de San Marcos. Él se sentía un poco avergonzado, por los medios de comunicación que cubrieron esa noticia. Ibá a ser médico. Tocaba la guitarra, recitaba poemas, y ayudaba a sus amigos cuando algo se les hacía difícil...Un día David le fue a pedir ayuda, y Gael le pregunto como le iba a Rossana, y David le respondió: Ya olvídate de "la loro", y aprovecha el coco que tienes. Siempre se veían, y ella le sonreía. Le pedían ayuda e hicieron un grupo, a pesar de estudiar en sitios diferentes, siempre se reunen, están todos, y aprovechan su sabiduría y también esta Rossana y ella vuelve a sonreirle, y él se alegra, le responde con otra sonrisa...Pero él no le dice nada.



martes, 22 de noviembre de 2011

Noche de Navidad (Mi padre, mi amigo)

-No sirves para actor, no sirves para futbolista. Dime Hijo que sabes hacer, aparte de solo pedirme dinero. Esas fueron las palabras de mi padre, cuando cumplí los 18 y tuve un puntaje muy paupérrimo en el examen de admisión a San Marcos.

Crecí entre tanta gente en casa. Mis padres invitaban a personas de su entorno y su trabajo. Papá desde pequeño se dedico al espectáculo. Era director y productor. La opulencia, y el éxito, creo que lo volvieron muy duro. Mamá en cambio, saco provecho de todo eso. Para asegurarnos una gran existencia. El sueño de tener un propio teatro, siempre perseguía a mi padre. Aunque muchos lo desanimaban, por el bajo interés de la gente por lo cultural.

Cuando cumplí 10 años le rompí la pierna a un compañero del colegio, jugando al fútbol. Fue algo fortuito. Quise evitarlo, pero al tratar de no golpearlo, caí encima de él de espaldas, por la fuerza en que caí le provoque que se rompiera. Los padres de aquel compañero, en vez de llevárselo de urgencia, me increpaban. Mi padre quien estuvo ahí, se les fue encima. Y les decía, que sino sabían que lo que era el fútbol, que se fueran a la mierda. Casi se van a las manos. Pero los demás padres comprendieron que fue accidental. Nunca quise hacer eso. Solo era un niño, que tuvo esa mala suerte. Mi padre pago todo lo que gastaron desde la ambulancia, hasta la recuperación. Desde aquel día, creo que me dejaron de lado. Me hicieron la cruz, aunque ellos lo disimulaban bien. No me llamaron nunca más a los partidos del colegio. Me parecía algo increíble. Pero era así. Incluso en el barrio, ya no me tomaban en cuenta. Me llamaban machetero. Después de clases, cuando no tenía muchos deberes, acompañaba a mis padre a su trabajo. Cuando el trabajo en el teatro bajaba, se recurseaba en todo. Tenía un carné de promotor de espectáculos. Y con unos socios, hacían fiestas, despedidas de solteros y de solteras, y un gran variedad de espectáculos en los llamados café teatros.

Una vez, me llevo a un nigth club. Yo tenía 12 años. Y él hablaba con las chicas. Eran muy guapas y me presentaba como su hijo, el que no le gustaba el estudio. Ya que mis hermanos, nunca andaban con él. Yo no sabía muy bien, lo que era una sesión de strep tease, pero al ver los afiches y demás gigantografías, me imaginaba algo. El local repleto de gente. Mi viejo me decía, nos doblamos, frotándose las manos, y veces me agarraba de la cabeza. Sientate ahí, y no mires mucho. Me ponía al lado de los parlantes. El locutor calentaba la reunión. Y empezaron a salir las chicas. Aquella fue la primera vez, que veía tanta mujeres desnudas bailando. Pasaron muchas cosas, por mi cabeza. No se si a mi padre le importaba. A mi no, ya que con eso, nos daba de comer. Terminada la reunión, salía con su maletín, se despedía de sus socios y de las chicas. Nos subíamos al auto que papá tenía. Cuando nos íbamos, voltee a mirar a las chicas, como despidiéndose. Algunas me levantaban la mano y yo les respondía. Siempre íbamos callados. Él ponía sus cassetes que le enviaban unos amigos de México. Le gustaba Rocio Durcal. Siempre las mismas canciones. Antes de bajar del auto, al llegar, me daba una buena cantidad de dinero como propina. Se lo agradecía con una sonrisa. ¡No te lo gastes en huevadas!- terminaba. Sabía que me lo gastaría rápido, ya que me gustaban las figuritas de aquellos albunes que coleccionaba. O en cassetes de música que me eran de mi agrado.

A mi padre siempre le gusto el fútbol, cuando podía, siempre nos llevaba al estadio nacional. A pesar que no teníamos los mismos gustos y aficiones por el mismo club. A él no le importaba, de que equipo eramos mis hermanos y yo. El fútbol era un sentimiento para él. Nos decía, son libres de elegir. Como mi padre tenía amigos futbolistas, siempre le insistía que les pidiese que me hicieran una prueba. Él me respondía: Hijo te he visto jugar, y creo que no te van a aceptar. Pero de tanto insistir, él hablo con su gran amigo el "lobo" Ferreyra, un brasileño que jugo en la década del 70, y por este tiempo se dedicaba a la dirección técnica de menores, en el sporting cristal. Me llevo en su auto. En un papel, que me dio para darle, decía: 
-Oye Lobo, ahí te envió al menor de mis hijos, quiere ser futbolista, ya sabes, si es bueno tu mismo eres, si no te sirve, tu mismo lo desahuevas. Atte. Francisco.
 Mi padre lo miraba desde lejos. Cuando le dí el papel al lobo, ya me conocía. Había ido a casa algunas veces. Se metía unas borracheras con mi viejo y sus amigos. El profe Ferreyra me probo, y me dijo: Hijo, te veo bien, pero te falta mucho para siquiera estar en los juveniles. Pero sigue viniendo, que te haré entrenar. Con 13 años, iba los jueves y sábados a entrenar, pero nunca fui parte del equipo. Así me di cuenta, que no servía. Y que si estaba ahí con ellos, era por que mi viejo se lo pidió al Lobo. Y decidí dejar de ir a los pocos meses. Pero esto me abrió puertas en el barrio. Mis vecinos pensaban, que yo realmente pertenecía al club aquel, por que llegaba con la indumentaria. Y me invitaron a jugar con ellos, en el equipo del barrio. Así fue que mi padre, al ver aquello. Invirtió dinero en ellos, como agradecimiento. Lo curioso era que nunca jugaba. Siempre fui suplente. De clases a entrenar, y de allí a veces con mi padre.

Por aquellos tiempos. El teatro tuvo un buen auge. Y él estaba atareado, e involucro más en ese mundo a mi madre y a mis hermanos mayores, que los ayudaban en la producción. Los negocios en los café teatros con un socios, le dio mucho dinero. Una vez de casualidad, mi padre llego a vernos en un partido. Jugábamos en la liga juvenil distrital. Creo que esto ocasiono que el DT, que era un vecino nuestro, decidió ponerme en el segundo tiempo. Mi viejo me miraba y me gritaba: Te quiero ver correr, no te quiero ver de camarón. Estábamos cero a cero. El entrenador, se dirigió a mi y me dijo: Mira Daniel, es la primera vez que juegas, solo entra y trata de hacerlo mejor. Al entrar, no me sentía cómodo. Pero al pasar los minutos, gane un poco de confianza. En el equipo estaba mi gran amigo Ricardo, un chiquillo muy movedizo, muchas veces probo suerte en Alianza y en la U, pero como a veces no tenía ni para los pasajes, dejaba de ir. Hizo una gran jugada, se llevo a tres rivales, al verme solo, me la paso. Yo la cogí y de un primer toque la coloque, al rincón del arco. Había marcado un gol. Ricardo, vino y se acerco. Pensé que me iba a felicitar, solo me dijo: Bien Daniel, pero ten cuidado, no te vayan a cobrar posición adelantada. El entrenador solo dio unas palmadas frías, y mi viejo leía el diario. Había marcado, pero estaba en off side. Cosa que el arbitro se comió. Mi viejo se acerco a felicitarme, y solo exclamo: ¡Buena Pele! e invito a todos a comer pollo a la brasa. Llenamos la pollería. Fue la única vez, que invito a la gente. Es que nunca más volví a entrenar en el Real Madrid de San Martín de Porres, así se llamaba el equipo.

En cuarto de secundaria, con mis amigos del aula, quisimos formar, una grupo de música. Todo por que a las chicas les encantaba Menudo. Mis amigos los odiaban, pero a mi me encantaba la música de menudo. Y más aún, fue la forma de acercarme a Marylin, una de esas fanáticas. Tenían un club de fans, en el cole, y ella era la presidenta. Era la niña mas bonita del colegio. Fue un flechazo. Me enamore de ella. Pero no me atrevía a decirle nada. Como mi padre tenía nexos con gente que los traía, Me conseguía entradas, y se las regalaba. Pensando en que cuando se las daba pedirle una cita. Pero se me atragantaba eso. Solo tenía ojos para ellos. Para navidad, decidí decirle lo que sentía. Acordamos todos los compañeros, quedar después de cenar con nuestras familias, reunirnos y hacer una fiesta. Hacía un calor impresionante. Al acabar la cena de navidad, como a eso de las 3 de la madrugada, me fui. Mi madre quería que me quedase. Pero le conté al oído, lo que pretendía hacer. Y mi padre se dio cuenta de eso. Y me dijo: 
-Que le cuentas a tu mamá, es que a caso no confías en tu viejo. Saco 300 soles y me los dio, mis hermanos que ya pasaron los 18, saltaron y reclamaron. 
¡Ya carajo no jodan que es navidad!- les grito mi padre. 
Cuando iba caminando por la calle, vi llegar a Marylin con unas amigas, que no conocía. Mientras daba cada paso, me animaba: Vamos Daniel, tienes 15 años, no puedes ser tan huevon, mándate! mándate! En la reunión había más gente de lo esperado. Llegaron unos chicos, que eran de otro sitio. Se les pegaron a Marylin y sus amigas, y no se separaron de ellas, en toda la reunión. No tomábamos licor, Que hacía con 300 soles en el bolsillo. Se me acerco Williams y me dijo:
-Y huevon, ta' como eres, toda la noche mirándola y nada de bola te da. Cualquiera se da cuenta pues Daniel, vámonos al boulevard, con los demás, a pasarla mejor..
Y nos fuimos a otro sitio. Íbamos cantado canciones de The New kids
- Aguanta, aguanta, huevones, que es navidad, así que cantemos villancicos- dijo Manuel.
Y nos fuimos cantando: Campana sobre campana!!!
Me gaste parte del dinero. Ellos sucumbieron al pisco y al kanu. Dormimos en la casa de Williams, la cual era la que estaba más cerca al boulevard. A las 2 de la tarde, aquel día de navidad, lo cerramos comiendo un cebiche en el mercado del barrio. Quedamos para año nuevo. Sale! Por la noche, seguí pensando en Marylin, mientras cenábamos lo que sobro de ayer.


Alejandro y Nicolás, mis hermanos mayores, no estudiaron nada, pero llevaban el negocio de mis padres. Vivian bien, tenían de todo. Abrieron cuentas en el banco. A pesar que mi padre sabía de sus jugadas, los dejaba. Ellos sabían del negocio, y supieron hacerlo crecer, se asociaron con grandes promotores. Hacían grandes producciones, recorrían el país por completo. En fin, la realidad era que nos iba bien.


Mi padre necesitaba un maestro de educación corporal, para programar con algunos talleres, e hizo la convocatoria. Se presentaron muchos. Pero al final eligió a Salvador Espinoza. Un señor de tez morena, 1:90, que en su juventud había sido campeón de fisiculturismo. Y también estudio actuación. Con 40 años aún mantenía su físico envidiable. Mi padre siempre lo vacilaba, diciéndole que en vez de profesor , más bien parecía su guarda espaldas. Habían talleres y escuelas de teatros. Allí siempre los chicos, les pedían a mi padres una oportunidad, para presentaciones. Mis padres, mi hermanos y sus socios, no se hacían cargo de eso. Y en aquel cargo, destino al negro Salva. Salvador, detestaba que mi padre le diga "Negro Salva". Pero asi era él. Salvador se hizo muy conocido, captaba buenos talentos. Pero como no se le podía pagar mucho, se les ofrecía foguearlos, y que luego probasen suerte en otros sitios. Hacía bien su trabajo. Así como él, tenían a más gente tras de ellos. Esto era así. Mis padres y mis hermanos, respiraban teatro y funciones.

Con 16 años, se me ocurrió decirle a mi padre:
-Viejo, hazme una prueba para ver si sirvo, para ser actor.
-Tu actor, no pues, primero ve a una academia
- Pero aquí pues. me vas enseñar.
- Yo no puedo, yo no enseño, yo dirijo, habla con Salva, a ver que dice.

Una semana de prueba en el taller asociado, al cual mi padre me envío. cuando llego a verme dijo:
- Mira hijo, ahí esta Giorgio, es el profesor de teatro y actuación, ya le dije que te haga una prueba. Mientras él profesor enseñaba. Habían dos muchachas y un muchacho, que no sabían ni expresarse. Y Giorgio me dijo: Te haré la prueba, pero primero ve y dile a esos que se vayan, que no sirven para nada. Que vayan a otra escuela. Pero no le hice caso. Preferí quedarme sin nada.

En el grupo teatral, que estaba asociado a la empresa, había un muchacho de 15 años, llamado Junior, era muy guapo, actuaba bien, y cantaba excelente. Salva le decía a mi padre, que ese chico, puede llegar muy lejos como actor y cantante. A mi padre no le gustaba dirigir a amateurs, El mismo era, con actores consagrados. El cholo Fernando era un empleado, que se encargaba de la utilería, y era muy amigo de Salva. Y como siempre acompañaba a mi padre, me hice amigo de él. Pero siempre me decía: No le des mucha confianza a Salva, es muy bueno y todo, pero no te le acerques mucho. Es muy quisquilloso.

Yo me llevaba bien con Salva, siempre le pedía consejos, para tener un cuerpo como el suyo. Y él me contaba muchas cosas y trucos para eso. Era muy normal. Cierto día de ensayo. Salva le pidio a mi padre que incluyera a Junior, en la obra. Mi padre acepto. Preparalo bien, para ver si encaja- termino diciéndole. Llegada la hora, mi padre estaba sentado en un sofá, mientras llegaban los actores. Pero no estaba ni Salva, ni Junior. Mi padre preguntaba: ¿donde chucha andaban? y mando al cholo Fernando a buscarlos, Pero nada. Así que me dijo, anda ve si viene ese huevon-refiriéndose al cholo.  Y fui a buscarlos también. En ese instante me dio ganas de orinar, y al entrar a uno de los baños, vi como el negro Salva, sentado en la taza, le hacía sexo oral a Junior, quien de pie, y con los ojos cerrados, se dejaba. No se si eso le gustaba a Junior. Salí de ahí rápido. Ellos no se percataron de mi presencia. Y de eso se dio cuenta el cholo, quien estaba ahí viendo todo aquello, él se dio cuenta ya que me vio un poco confuso. Y me dijo: Por eso te dije que no te acerques a ese huevon, ese negro es cabro.
- ¿Y tu lo sabías?- pregunte al cholo
-Si, si a mi también me lo quiso chupar, pero ta' loco, no me deje, y me pidió que no dijera nada.
-¡Puta! que negro para cabro- dije, un poco palteado.


LA RUPTURA

Al pasar unos años mi madre, quien también manejaba aquello, empeso a tener problemas con papá. Debido a su rigidez, y muchas veces los problemas eran por celos. Era bien estricto.Tanto fue así que decidieron partir el negocio en dos partes. No se si fue bien o mal. Pero seguían teniendo mucho éxito. Esta cosa no agrado a mis hermanos, pero ellos, al final eligieron apoyar a mamá, Mi viejo considero normal esto. Es su madre y no puedo impedirlo. Así que decidió vender su parte a unos empresarios, que estaban muy interesados. Pero mis hermanos, no quisieron aquello y propusieron comprarle su parte. Y mi padre ironicamente, les dijo:
- Me van a pagar con mi propio dinero (aduciendo a todo ese dinero que mis hermanos le robaban) Al final no decidió vender. Sino cederles su parte eventualmente. Mientras él veía otras cosas.

Mi viejo siempre me preguntaba que quería hacer con mi vida, luego del colegio. Un día cuando fuimos a Chosica de paseo con unos amigos me pregunto:
- ¿Quieres ser médico?
-Nica... el cerebro no me da para tanto.
-¿milico? por que futbolista, no quisiste ser ¿verdad?
-Actor tampoco, Tal vez arquitecto, tal vez.
- Entonces mañana mismo te inscribo en la mejor pre de Lima.
- ¿Y cual es la mejor?
-Ya mañana buscamos. Por cierto ¿que fue de esa chiquilla?
-¿Que chiquilla?
-Te haces el loco...Ya mañana hablamos.
Puso el cd de Rocio Durcal, y se puso escuchar toda la tarde.

Cuando pensaba en Marylin, pensaba en que estaría haciendo. Ya no la veía. De la pre a casa, y de casa a la pre. Algunas veces me llamaba Williams, para salir de fiesta. Pero pasaba de eso.

Pocos meses después, postule a San Marcos, y no logre vacante alguna. Mi viejo me decía no pasa nada, sigue preparándote, sino hablo con mi amigo y le pido que te meta. Le pago un billete y ya esta. La verdad era, que no deseaba estudiar más. Pero llego un día que marco a todos en nuestras vidas, Después de tantas peleas y diferencias, mis padres decidieron separarse. Mi madre, quien ya estaba cansada de todo eso, decidió alejarse de ese mundo. Mi padre le recriminaba eso, ya que el siempre decía que fundo una gran empresa, y por bien de ellos la paso a mis hermanos. La ultima participación de mi padre, fue un domingo, en que mi hermano, le pidió a papá, que lo apoyase en llevar una función. La cual, mi padre criticaba siempre por su pésima creatividad. Trato de hacerlo bien. Y explotó, mando a la mierda a todos. Y ahí vendió su parte a mi hermanos. Alejandro y Nicolás, ya eran los dueños. Yo mientras estudiaba, hice un curso de fotografía, los apoyaba. Ellos decían que tenía talento para la fotografía y me dieron un lugar con ellos, a pesar que no sentía amor por esto. Ellos reformaron todo. Incluido al equipo, echaron a Salva, por sus malas conductas. El negro trato de hacer lo mismo que hizo con Júnior, con otros chicos.

Cuando se fue de casa, mi padre, me contó que tenía un proyecto. Que esperaba que le saliera bien. Me pidió que lo apoyara cuando estuviese preparado. No quería que anduviese con Alejandro y Nicolás. Mi padre los quería tanto. Pero también los veía como indiferentes. Se compro una casa y se mudo a vivir solo. Me dio una gran cantidad de dinero -Invierte bien ese dinero, no lo malgastes. Es lo que te puedo dar ahora- Termino diciendo. Yo cumplí los 18 y no sabía que hacer. Luego de pasear por el centro de Lima, me inscribí en unos cursos del museo de arte de Lima. Allí di rienda suelta a la fotografía. Y allí había unos expertos en esto y me les uní y tanto que así que me animaron a hacer un curso en la ciudad de México. Necesitaba dinero, Pero todo esa plata que me dio mi padre, lo metí en el banco en una cuenta que no podía tocar de aquí en unos años. No quise pedirle a mis hermanos, y se lo pedí a mi padre. En su casa estaba con una mujer muy joven. Ya estaba saliendo con ella. Tenía en casa unos papeles de compra de un inmueble. Aquel día estaba un poco irritado. Pero me dio el dinero, así sin preguntarme para que era. El inmueble que había comprado, realmente estaba un poco en ruinas. Cosa que no contaba él, pero eso no lo amilanaba. Me dijo que no quería terminar haciendo funciones de en pubs ni en cafés de mala muerte. Quería un pequeño taller. Cosa que iba a hacer. Así que me despedí de él y me fui. A mis hermanos no les importo que me fuese. Pero si a mi madre, quien no deseaba aquello, pero ya había tomado la decisión. Y partí con los compañeros que conocí.

La estancia para mi en este país creí que iba a ser buena. No fue así, solo al llegar tuve problemas con gente del edificio. Y en ese instituto de arte, no lo era lo que nos habían pintado. Pero al menos tratamos de adaptarnos. Así fue que no aprendí mucho, pero si lo necesario. Mientras recibíamos noticias de Lima.

Mi padre me envió unas fotos de aquella casa grande que había comprado. Era una ruina total, que él trato de recuperar. Así que invirtió mucho dinero y empezó a remodelarla, par hacer un centro cultural y ahí mismo su hogar. Cogía su auto, y se iba a supervisar. Confío aquella obra a un conocido suyo. Pero la suerte, no acompañaba a mi padre, ya que el inmueble estaba muy deteriorada. Le recomendaron derrumbar todo, y reconstruir. Él se negó. Y pidió que se haga un esfuerzo. Lo intentaron. Pasaron unos meses, y debido al apuntalamiento exagerado, gran parte de la casa se vino abajo, y de paso se trajo abajo, lo poco que habían avanzado. No me entere por mi padre, sino por noticias que mandaban mis hermanos. Pero la terquedad de mi padre era grande, y decidió reconstruir. Quise volver a Lima, y apoyar a mi padre. Así que acabando este curso en diciembre decidí volver. Algunos que llegaron con nosotros, habían pensado en quedarse, y luego tentar suerte en los EEUU. Sinceramente, no hice amistad, con nadie por este país. Y un lunes de septiembre volví. Iba rumbo a los 20. Aún era joven me decía. Podría intentar otra cosa. Cámara en mano, llegue a Lima. Fui donde mi padre. Estaba un poco molesto. Había terminado con esa mujer joven, y la obra con casi 2 años no acababa. Pero habían avanzado un montón. Mi padre no se alegro mucho, al verme, solo me dijo: Volviste Dalí..Me enseño todo lo avanzado. Realmente estaba muy bonita, esa enorme casona. Tenía un jardín. A unos kilómetros, estaba el cementerio. Y siempre la gente que pasaba se quedaba admirada por la remodelación.

Sin que mi padre me lo pidiese, hice un pequeño libro con fotografías de toda aquella casa que tome con mucho cuidado. Era tan magnifica, que parecía que hubieses viajado en el tiempo. Hice fotografías incluso a los escombros de aquel derrumbe. Se lo entregue un día. Sinceramente le encanto. Un libro con imágenes, muy bien editadas y cuidadas. Lo hice con la ayuda de un amigo. Mientras hermanos llevaban el negocio. Mi padre ya tenía sus planes. En su casa tenía dos perros grandes, que daban miedo. Vivía solo. Iba una señora hacerle la limpieza solo los sábados. Es que como hacía reuniones esos días. Ahora yo vivo con mis hermanos y mi madre. La vida era la misma como siempre. No trabajaba con mis hermanos, aunque ellos me lo pedían. Nunca acepte. Lo mio no era eso, ni siquiera la fotografia. A veces iba al barrio, a ver a los amigos de siempre. Me encontré con Ricardo, seguia en el equipo. El club, ya tenía un equipo superiór, y estaban la liga distrital. ni bien ni mal, pero siempre ahí. Mi padre que siempre ayudaba economicamente, dejo de hacerlo cuando compro aquella casa. Al igual que ese libro con imagenes que le hice a mi padre, también le hice al equipo con fotos de todos los años. Incluida aquella donde salgo. A pesar de estar cerca, no me anime en ir a ver a Marylin, quien me contaron que iba a la Villareal. Estudiaba comunicación. Pero con el correr del tiempo, se volvió un poco presumida. Me lo dijeron, cuando salía su nombre a relucir.


LA VIDA UN POCO DESPUÉS

Para la quincena de noviembre la obra de mi padre ya estaba terminada, y fijo el primer lunes de diciembre para inagurarla. Invito a todos sus conocidos, a todos ellos del medio. Invito a mi madre y a mi hermanos. Y a gente del barrio. Había tirado la casa por la ventana. Llegue con mi moderna cámara. Y al entrar mi padre puso a un muchacho a repartir copias de aquel libro que hice para él. Le gusto tanto, y le puso una dedicatoria para mi. Todos estaban maravillados con aquella colección. Me sentí agraciado y agradecido por parte de mi padre. La casa tenía un salón enorme. En un lado un pequeño teatro, un taller para nuevos talentos, unas oficinas muy grandes, y un gran jardín con pileta incluida. Ahí afuera me saco mi padre. Me dio las llaves del apartamento donde vivía -
-Toma es tuyo, vendelo, alquilalo, o vete a vivir ahí.
No supe que responderle. Solo le agradecí con una sonrisa. Ya dentro poco a poco fue acabando la noche, y todos se marchaban, no si antes deseándole suerte y éxitos. Y nos quedamos solos los dos.
-Y que es de tu vida, que vas a estudiar? me pregunto
-No sé, realmente
-Se que no te atrae este mundo, solo es cuestión de adaptarte. Además puedes hacer esto y otro a la vez.
-Tal vez, pero poco a poco.
-Y que fue la chiquilla que te gustaba?
- Le perdí el rastro, ya no me interesa.
-Y sigues sin debutar verdad?
-No soy actor, (sabiendo a lo que se refería)
-No huevon, si ya no eres virgen
-No sé verdad
-¿Cómo no sé? Que dices, cuéntame de verdad. Tu eres el único que me contaba sus cosas.
-Si, pero espero a alguien que valga la pena.
- La pena, huevon.
En ese momento llamo a dos de sus amigas, quienes llegaron casí al instante. Pago el taxi, en el cual llegaron. Eran unas chicas conocidas del medio. Me las presento. Son muy guapas. Y me dijo:
-Escoge a la que quieras, o sino a las dos.
Ellas sonrieron, y una me cogió de la mano y me llevo a una de las habitaciones. No voy a decir que no sabía. Ya que con mis amigos del colegio, y del barrio. Habíamos visto tantas películas. Ella me dijo, déjate llevar. Así que me deje. Esa madrugada, lo hice repetidas veces, incluso, mi padre le pidió a la otra que entrara. Y ahí con las dos. Termine esa noche. No se si fue agradable o satisfactorio, no se si agradecerle a mi padre por aquello.

Siempre los medios decían que mi padre era un vicioso. Además de un buen productor o director. A veces decía que ni él mismo sabía lo que era ya. Me dijo una vez, que uno es humano, siempre habían defectos, que se arreglan o no. Y él sabía llevarlo. No voy a negarte que unas veces me he metido unos tiros con amigos, o con socios. Pero solo en esas ocasiones. A pesar de ser muy jodido con su carácter, también era muy bueno. Tenía muchos hermanos, pero no los veía. Le dio trabajo a mucha gente, pero a veces se le iban por su carácter. En las navidades cuando pequeño, enviaba a gente a llevar regalos a los menos favorecidos. O hacía funciones para aquellos niños. Ahora estaba soltero, por que los problemas con mi madre eran infinitos. Soy humano, repetía. Si fuese un robot. Sería el robot más feliz del mundo.

Para la navidad que se acercaba, mis hermanos y mi madre, decidimos hacer una reunión, y pedirle que venga para estar en familia. como aquellos años. Algunas navidades, mi padre no estaba por cosas del trabajo. Nunca nos compraba los regalos. Teníamos que pedírselos, y él lo compraba, y cuando no podía nos daba dinero. Unos días antes, fuimos a verlo y él se negó, Y nos fuimos sin resultado, jugaba con sus perros en el jardín aquel. Mientras algunos de sus socios, ya preparaban lo relacionado a su proyecto. Mi madre esperaba que dijera que si, pero no.

Llegada la noche buena. Estábamos en casa, esperando las 12. Pero a eso de las 10 cogí el auto que me regalo mi padre y fui en su busca. Estaba solo, con sus perros. Mientras veía la tele. Me senté a su lado, y le empece a rogar. Él me pedía que no hiciese eso. Pero tanto insistí que lo tome del brazo y lo zarandeaba. Y él sin aceptar. Uno de sus perros, al ver que hacía con su brazo, se quiso abalanzar sobre. Mi padre le pego un grito. Se paro y me dijo: veo que no te puedo convencer, caballero nomas tendré que ir. Así que se cambio de ropa, y nos fuimos a casa. En el auto me decía lo bien que manejo. ¿No quieres ser mi chofer? -No, respondí. Y él replico, bien dicho. Llegamos a eso de las 11:30. A mi madre le brillaban los ojos, se saludaron como grandes amigos. Mis hermanos, también se alegraron y lo abrazaron fuertemente. Alejandro y Nicolás, estaban con sus mujeres. Y mi madre había invitado a unos amigos de siempre, y yo invite a algunos del barrio. Teníamos tanta gente. Para las 12, mis padres pusieron al niño Jesús en el nacimiento, como siempre fue. Nos deseamos feliz navidad entre todos. Llamadas por teléfono por aquí, por allá. Antes de cenar, leímos unos párrafos de la biblia. Una reunión muy amena, como las de antaño. Se oían villancicos. Departimos un montón.

Ya el cansancio nos ganaba. Y tome una decisión de salir a caminar, e ir buscar a los amigos. Casi sin querer, he llegado y he visto a Marylin, quien al reconocerme, se me acerca. Nos saludamos y nos deseamos Feliz Navidad, después de muchos años.
-Pensé que te habías quedado por México- me dijo con su linda sonrisa.
-No, ya llevo tres meses en Lima, y me voy a quedar por aquí. Y como sabías que estaba en México?
-Siempre pregunto por ti a los muchachos.
-Ah! y siempre pregunto por ti a ellos. Que milagro encontrarte justo esta noche ¿Y como vas en la Villareal?
-Pues bien, aunque pensé en ir a la UNI, no logre plaza, y escogí comunicación ¿Que tal?
-Pues bien. Me alegra verte, más aún en navidad.
-Sabes a mi también.
-¿Y tienes enamorado ya?
-No, realmente, con esto del estudio, Tal vez ahora en vacaciones y en verano, (risas)
-Eso si.
-¿A donde ibas?
-Salí a pasear en esta noche, que me trae recuerdos,
-Yo iba a saludar a mis tíos, antes de irme a descansar, me acompañas
-Claro...
En el camino, hemos recordado todas nuestras aventuras en aquel tiempo. No me atreví a decirle que esa navidad, quise declararme. Ella no pensaba en ir a alguna fiesta. Había cambiado, eso me parecía. Y no era esa persona que la gente decía que se había vuelto. Al irme le pedí si podía a volverla a ver. Y me dijo que si, Que siempre que quiera, vaya a verla. Me he ido, y le dí un beso en la mejilla. Era la primera vez que lo hacía. Me sentía muy. Feliz navidad nos volvimos a desear.

Cuando llegue, pensé en ver a mi padre en casa. Para conversar, pero ya no estaba, se había ido. Pero me había dejado un juego de mesa de regalo, estaba muy bien envuelto. Lo metió en el auto, sin que me de cuenta. Decía: Feliz Navidad, Daniel. Gracias por ser mi amigo. Lo abrí y me puse a jugar solo, ya que todos estaban durmiendo. Mientras veía la tele una película sobre navidad. No tenía sueño. Y apunte en mi agenda. Importante: Llamar a Marylin..(No te olvides Daniel) No te olvides....Tal vez, la llame en la noche y acepté salir a pasear en esta noche de navidad.