sábado, 7 de noviembre de 2009

La Promesa de Fabrizio Rossi

Cuando pequeño me fracture la rodilla de consideración. Yo apenas tenia nueve años y jugando con mi amigos en la ribera del río Rímac, cayó la pelota al agua, fui a recogerla y allí resbale y no pude pararme. El dolor era insoportable. Me llevaron en un triciclo hacía la posta más cercana, allí solo me la enyesaron y me mandaron a casa, me acompañaron mis amigos, mis vecinos.

Vivía cerca del río, allí nos bañábamos en verano, hasta que gente de otros lugares empezaron a echar basura y desperdicios. Fui a la escuela como todos. Mi madre siempre soñaba con que yo sea medico, pero nada que ver. Desde siempre quise ser mecánico de autos. Habían muchos talleres de mecánica y allí me ganaba mis propinas. Después del colegio estaba ayudando a los mecánicos, limpiando tuercas, pistones, bielas, y todo aquello. Siempre llegaba a casa muy sucio, y mi madre me reprendía diciéndome:
-Pareces un vendedor de carbón, mira como traes la ropa.

Mi padre no me dejaba ir a trabajar por la tardes, me decía:
-Ningún hijo mío va a trabajar, así que ponté a estudiar.
-Pero me gano un dinero, para libros y lapices -eso decía yo.
-¡Ay Pedro, por favor no inventes, si sé que todo lo que ganas se lo das a tu mamá- terminaba él.

Mi padre, es súper bueno, siempre trabajo para nosotros, aunque reconozco, que tomaba mucho, y era muy mujeriego, mi madre le hacía unos escándalos. Me puso el nombre de Pedro, ya que a él le encantaba la música de Pedro Infante, en cambio a mi hermano menor, mi madre le puso Danny, por el personaje de Grease, Danny Zucko.
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Al acabar el colegio, estudie mecánica, y empecé a trabajar en un taller, hasta que un señor, amigo de mi jefe, al verme mis condiciones, me recomendó en una empresa grande. Estoy allí gracias a él, y me va muy bien.

Desde que me lastime la rodilla, ya no pude seguir jugando al fútbol, algo que siempre me apasiono. Al pasar los años, pudimos cambiar de casa y vivo allí con mis padres y mi hermano menor, que estudia Ingeniería, estamos muy bien. Trabajo responsablemente, ya que de a pocos he ido subiendo puestos, y mis superiores confían en mí.

LA VIDA ALGO DESPUÉS


Ya tengo treinta años, y el dolor de rodilla  se volvió crónico, y me esta matando, pero no le doy importancia. Hasta Alfredo mi supervisor me obliga a ir al médico. -Anda Pedro, no seas terco, ve y que te vean eso- dice.

Cerca de allí, esta la clínica San Mateo, donde llevamos nuestro control médico, pero es la primera vez que voy, ya que sí lo hecho es por tanta insistencia de mi madre y de Alfredo. Me duele, pero allí nadie se percata de mí, ya que todos pasan y pasan, hasta que una enfermera dice: Pedro Estévez, es su turno. Allí después de dos horas. Ya dentro un médico, un poco mayor me revisa, y dice:
-Esto es normal, ya se te pasara, no te preocupes, tomate esto y veras- Me manda a parar y termina
-Ya acabe- dice él. 
-Ya doctor.
Me entra un poco de indignación, ya que no ha hecho nada, solo vio y ya. Ni le miro, ni me despido, salgo molesto diciendo palabras, y lo hago de manera que él se diera cuenta. El solo mira, bajando un poco sus lentes y su mirada.

Sigo hablando solo, esta vez más alto, con dirección a la farmacia, para que me den la medicina que receto este médico. Allí en caja la encargada me ve que sigo molesto, me despacha y dice:
-Son 300 soles, señor. Me ha entrado más aún la indignación, y le reclamo:
-¿Pero esto no lo cubre el seguro?
-No, señor esto no- dice ella.

Me voy sin nada, caminando y un poco cojeando, la gente me mira yo sigo refunfuñando palabras. Hasta que un muchacho alto me pregunta: ¿Que le pasa amigo? Lo veo y esta vestido de blanco. Es un médico, solo le respondo:
-Esto es un circo, vengo por el dolor, que no me han calmado y encima las medicinas me cuestan un ojo de la cara, y yo no tengo tanto dinero encima.
-No se preocupe y cuénteme su problema, a ver si puedo ayudarlo- dice él.
Me lleva a su consulta, allí le explico mi dolor, y él me revisa con mucha atención, me examina la rodilla. Ha pedido que me saquen placas y me ha pedido que vuelva en una semana para ver los resultados. Se lo he agradecido efusivámente. Me ha devuelto la confianza. Ya que realmente pensaba que todos eran iguales. Pero él era muy diferente a todos...
-Me llamo Fabrizio y acabo de graduarme, y gracias a unos amigos estoy trabajando aquí- dice sonriente. 
-Gracias Doctor, me alegra saber que usted tan joven sea tan responsable, Me llamo Pedro y soy mecánico, cuando tenga algún problema con su auto no dude en buscarme- le digo. 
-Muy bien Pedro, eso haré, ya que tengo una camioneta y vivo un poco lejos, y de tanto ir y venir, va a necesitar que alguien lo revise siempre, espero verte en una semana- termina sonriente el doctor.

Estoy con mi madre en casa, le cuento lo bien que me ha tratado hoy Fabrizio, allí cenamos los cuatro, mi padre ya se jubila, y me dice: hijo, y para cuando vas tener una novia, ya voy a tener tiempo para cuidar a algún nieto, eh?. reímos todos.

Volví a la clínica y estoy de nuevo en la consulta de Fabrizio, voy de frente no pido cita, ya que estaba pactada, me dice:
-Pedro, tengo que hacerte una pequeña intervención, tienes una pequeño desgarro mal curado. Esto es muy sencillo, vas a quedar como nuevo. Me pongo en sus manos, y como era de esperarse todo sale muy bien, tendré unos meses de descanso. Me regalo una rodillera ortopédica.


FABRIZIO ROSSI

Fabrizio, es muy bueno, tiene 27 años, es cirujano, no quiere que le diga doctor, solo Fabrizio, nos hemos hecho amigos, él lleva su camioneta al taller, y cuando no, voy yo a su casa de playa en el sur de Lima. El me dice a veces: Pedrito, a pesar de que soy mayor que él. Pero es muy reservado en su vida intima, no tiene novia, no tiene muchos amigos, solo conocidos, su madre vive en Milán, se marcho hace diez años, ya no volvió más. Camila, su hermana, estudio en Berlín y se quedo por allá, él vive solo. Su casa en una zona residencial la alquilo, y se mudo al sur de Lima, por ahí cerca vive su tío, Don Paolo, que esta un poco mayor, a veces lo visita. Me contó que vendió muchos terrenos e inmuebles. Todo lo tiene en su casa de playa.

Le brillan los ojos cuando me habla de don Marcelo, su padre, que esta en una clínica psiquiátrica, esta mal desde hace mucho, por eso se fue su madre. Pero no le importa dice él, mientras este trabajando y ayudando a la gente con su profesión, es feliz. Muchas veces viene Camila, a verlo y de paso a ir a fiestas en las noches limeñas.

Trabaja todo el día, al atardecer se marcha raudamente a casa, a veces cena con don Paolo, los fines de semana la pasa solo. He ido a su casa a revisar su camioneta muchas veces, su casa es muy grande y bonita, me da las llaves, me tiene mucha confianza.

Hoy es Lunes, y llevo a mi madre a la consulta de Fabrizio, él esta muy ojeroso, como si no hubiera dormido, aún con todo atiende muy bien a mi viejita, ella le ha tomado estima. Casi al marchar de ahí, le pregunto: ¿Qué te pasa Fabrizio? te veo muy cansado. Él responde: dormí un poco, casi nada. Charlamos mucho, ya luego me despido, pidiéndole que se cuide más.

Mi amistad con Fabrizio crece más y más. Ha llegado un día y me propone una cosa, algo un poco difícil pero estoy de acuerdo. Me propuso trabajar con él los fines de semana. Aún no se que se trata, pero es mi amigo, casi diría que soy el único, no tiene amigos, más que a su tío, don Paolo.

Fabrizio esta más cansado. Más y más. Y en su casa, me confiesa una cosa que me deja algo sorprendido: 
-Sabes, Pedro, mi padre es médico, ahora esta enfermo y viejo, siempre amo a su padre, mi abuelo, él era un hacendado muy trabajador, hizo de mi padre un buen hombre, yo no conocí a mi abuelo en vida, pero mi abuelo siempre tuvo suerte con las mujeres, y quería que sus nietos lo conocieran y sepan de sus historias, pero cuando tenia 60 años, tuvo un accidente, y antes de morir, le hizo prometer a mi padre que hiciera todo lo posible para devolverle la vida, que comprara lo necesario, las maquinarias que hicieran falta para congelarlo y llegado el día revivirlo, deseaba con todo su alma conocer a sus nietos, y él murió, haciéndole prometer a mi padre ese deseo. 


Don Marcelo, quiso cumplir esa promesa. trajeron una maquina congeladora especial desde los EEUU. Cosa descabellada, pero él deseaba hacer todo lo posible como cirujano. El abuelo de Fabrizio, lleva casi tres décadas congelado. Dice él, que aún le funcionan algunos órganos. De niño, Fabrizio, siempre miraba a su padre como él trataba por todos los medios resucitar a su abuelo. Don Marcelo sufría mucho por eso. Y miren como acabo, en una clínica, ya lleva muchos años internado, su madre no soportaba, que la gente llamara loco a su padre, y por eso marcho. Nunca más la vio otra vez.

Estoy sorprendido, por todo aquello, Fabrizio, me ha pedido ayuda para eso.No puedo solo. Me lleva a aquel lugar, en una sala, muy sofisticada. Sabe muy bien, que la gente piensa que esta loco, así como su padre, pero a él no le importa. Siempre visita a su padre, pero este ya no lo reconoce, muchas veces ha querido tirar todo por la borda, pero se mantiene en cumplir la promesa de Marcelo. Por allí, le llaman "Dr. Frankestein" Siempre le acompaño, comemos algo que siempre encarga por teléfono, a veces no come, por estar ahí metido en su experimento. 
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Hasta que ha llegado el día, estoy delante de ese cuerpo congelado. Parece algo sorprendente, no entiendo mucho. Solo apoyo a Fabrizio. Su abuelo, es alto como él, me parece algo Ilógico, pero que se le puede hacer con su terquedad. Al principio me costaba, pero te acostumbras, pero me duele el ver así a mi amigo, sufre mucho al no ver resultados.

Sigo trabajando en el taller, y Fabrizio en su consulta. Viernes por la tarde me recoge para irnos al sur de Lima. La casa esta un poco descuidada, así que decido hacer limpieza, y él me ayuda. Hemos bajado un pesado cuadro muy grande del salón que lleva años en la familia, Don Paolo, ha llegado y nos echa una mano, él dice: cuidado con el cuadro que fue traído desde Belgica, ¡uff! un montón de años.

Fabrizio, sigue sufriendo, el trajín, la promesa aquella, le quita la juventud, la vitalidad, él es muy bueno. Jueves por la mañana, me llama y dice:
-Pedrito, hoy llega Camila desde Berlín, yo tengo que atender a mis pacientes, ¿podrías ir a recogerla?
-Claro que si- le respondo.

Camila, se fue acabando el colegio a Berlín a estudiar, y se quedo por allá, debido a la actitud de su madre. Siempre le rogó a su padre que desistiera de su promesa. Algo similar paso con Fabrizio. Es muy linda, tiene pocos amigos en Lima, no esta casada, hace poco acabo con su novio alemán. La he reconocido al instante por la foto que me dio Fabrizio. Ella sabe que iré yo a recogerla. Me presento y ella es un poco fría, pero me saluda. Ahlí en la camioneta, me dice: llévame a mi casa en el centro de Lima. Pero le digo que esa casa esta alquilada, por Fabrizio.... 
-Ya hablare con él- dice un poco contrariada.
No hemos hablado casi nada en el trayecto. Ya de noche se han encontrado los hermanos. Están un pocos distantes, también llega don Paolo, a ver a Camila, quien sigue seria. Ha tomado el auto de su tío y se va a dar una vuelta.

Converso con Fabrizio, y me cuenta que siempre se llevo bien con Camila, hasta que ella marcho..
-Siempre insistía que olvidara todo y enterrara a mi abuelo. Pero no le hice caso. Estamos en casa charlando de muchas cosas. Camila, ha alquido un apartamento cerca de allí. Pasara por aquí unos meses.

Pasan los días y semanas, y sigue sin tener resultados, lo veo a veces sin fuerzas, pero él se anima diciendo: ya lo lograre.

Viernes de noche, esta Camila ahí. Decidí conversar un poco con ella, pero al final tuvimos muchos temas, ya al final, me dice:
-Gracias Pedro, por ser amigo de Fabrizio, no entiendo su terquedad, con un futuro prometedor por delante, espero que recapacite.

Hay una fiesta cerca de la playa, y Camila, me invita salir con ella. Le pido permiso a Fabrizio, y me dice: 
-Ve tranquilo Pedro, ve. 
Quiero a Fabrizio como si fuera mi hermano. Es muy bueno. Allí hay una gran fiesta, hay mucha gente que se hace llamar importante. Me siento un poco extraño, Camila, empieza a bailar, es muy común en las ciudades europeas. Ella es muy liberal, es muy guapa y ha atraído la mirada de los muchachos. Camila, me saca a bailar, no sé mucho pero ahí lo intento. Lo pasamos muy bien aquella noche.

Sábado por la noche, estoy con Fabrizio. En un instante me quedo dormido en el sillón de cuero, mientras él trabaja con el cuerpo de su abuelo. Y ahí he tenido un sueño muy rápido: Soñé que estábamos los tres ahí, Fabrizio, su abuelo, y yo, estábamos de juerga, y yo era felíz, al ver que Fabrizio había cumplido su promesa, el abuelo nos decía: muchachos tráiganme unas chicas, para pasarla chevere, vas a ver Pedrito como tengo jale con las nenas, tu y Fabri, van a aprender del maestro.... He despertado alegre. Mi alegría, se volvió triste al ver a Fabrizio sentado con la mirada al suelo, los guantes tirados. Él estaba cansado y un poco desesperado. Para la otra semana sera- termino diciendo muy cansado.

Don Paolo ha traído a Camila a cenar con nosotros. Ahí miro con emoción la belleza de la hermana de mi amigo. Ella ya empieza a tener confianza conmigo. En un momento Fabrizio me mira, casi un poco celoso, me llama a un lado, y me dice:          
-Pedro (ya no me dice Pedrito aquí) , sabes Camila, siempre fue una chica que no se conformaba con un solo novio, así que no te vayas a enamorar de ella, puedes sufrir, te lo digo de corazón. Solo le sonrío un poco desconcertado.

He quedado con Camila, a ir al bowling, a ella le encanta. Aunque he puesto atención a las palabras de Fabrizio. Allí, ella me mira y pone su dedo en un lado de mí cara y me la limpia, tenia un poco de grasa por el trabajo. Salí rápidamente del taller para estar con ella. Me enseña a jugar, y ahí tiene amigos, me los presenta. Hemos pasado un par de horas muy agradables. Comemos en una hamburguesería, y me dice: 
-Pedro, eres muy bueno, me caes, bien, pensé que ya no había gente como tu aquí en Lima- Se fue de Lima, por esos problemas, pero ahora quiere quedarse y empezar una nueva vida.

Fabrizio, esta muy cansado, pero sigue ahí con su terquedad.


Hoy he cogido vacaciones, voy a pasar más tiempo con mi familia, pero siento una gran necesidad de estar con Camila. Parece que me estoy enamorando. Las palabras que me dijo Fabrizio, parecen olvidarse.

Camila, me invita a ir a visita a don Marcelo. Mi anhelo de estar junto a ella, hace que acepté todas sus peticiones. Ahí, ella esta triste. Piensa que si Fabrizio, sigue así, va a terminar como él, y ella no desea eso. Casi una hora marchamos de allí.  Nos hemos ido al Multicine. Le apetecía ver una película. Un parque lleno de salas de cine. Allí tu puedes ver películas, las que tu elijas, y son para grupos, parejas o si quieres solo también. Allí, hemos escogido una sala de dos butacas y ponemos una comedia, aunque ella quiera ver "Grease" le comento aquello del nombre de mi hermano Danny, el por que de su nombre, ella me dice: Se ve que le gustaba esa película a tu madre, que bien, que original. Estamos viendo la película, ahí los dos, en ese instante, me quedo dormido, y he tenido un sueño. Veía como Camila, me besaba, y me abrazaba fuerte, me decía que era lo mejor que le había pasado. He despertado, por que Camila me despertó, le pido disculpas, ya que me gano el sueño, y ella me dice: No te preocupes, y allí empieza a besarme, fue algo hermoso, nos abrazamos fuertemente, fue eterno.

No se como tomara Fabrizio, de que este con su hermana, espero que no se sienta incomodo. Me llama el viernes y me dice: Pedrito, ven a recogerme a la Clínica, estoy cansado y no puedo conducir. Salgo a buscarlo, y me llama por el celular, Camila, me dice que tiene planeado dejar el apartamento e ir a vivir a la casa de playa. Ya nos encontraremos. En el trayecto voy con Fabrizio, le comento que fui con Camila, a ver a Marcelo, él se alegra...
-Al menos, le importa nuestro padre- dice muy cansado. 
Tengo miedo, pero al final le digo que estoy con su hermana. Él no se molesta, solo dice: es cuestión tuya, ya solo depende de tí. Charlamos mucho en el trayecto.

Fabrizio charla con Camila, por teléfono, yo estoy arreglando las cosas para empezar, entonces en ese momento escucho sin querer aquella conversación, por el carácter de ambos..
-Espero que no hagas sufrir a Pedro, tu tienes costumbre de hacer sufrir a los hombres.
La cosa se acalora, empiezan a discutir. No le digo nada a Fabrizio, ya que es mi amigo, casi un hermano, y se que él me estima, no me dice, pero lo se. De ahí ha pasado otra semana sin suerte.

He llamado a Camila, y me pide ir a verla a su apartamento. Ahí me dice que ya no va a ir a vivir a la casa de la playa, para no tener problemas con Fabrizio. Estamos los dos, abrazados en la ventana, viendo el paisaje de Lima. Luego me pide que comprenda a Fabrizio. Eso trato. Terminamos por profesarnos nuestro amor.

Pasan los meses, Fabrizio, sigue su labor en la clínica, es el más querido por la gente, a él le encanta su trabajo, y ni por eso deja de lado su promesa. Pero hoy es viernes, le digo que no podre ir hoy con él al sur, ya que tendré una cena con Camila. Él me pide que no preocupe, diviértete- termina.

Fabrizio, tiene la camioneta muy bien equipada, me hace revisarla todas la semanas. Hoy es Jueves, y me llama y me dice: Pedrito, mira, me ha llegado un buen material desde los EEUU, para mi labor (llama así a su experimento) espero que esto me sirva, así que me voy rápidamente para allá, así que mañana te espero. Se le nota euforia, esta entusiasmado. Espero le sirva. Son las once de la noche, voy a llamarlo, para ver como va, si lo que le llego, le ha sido de utilidad. Timbra su celular, pero no responde. Timbro al teléfono de la casa y tampoco responde. Así que llamo a Camila, para ver si sabe algo. Ella tampoco sabe nada.

He salido a buscarlo, me preocupa, últimamente estaba eufórico. Estoy en el trayecto hacía el sur de Lima, entonces, veo un gran despliegue policial, me he detenido a ver que ha pasado, escucho a la gente hablando y diciendo: era el loco, ese doctor loco, al que le dicen "Frankestein". 
Un dolor invade mi corazón, me pongo frío. He bajado a pesar de la advertencia que hacía la polícia. Me voy acercando y veo la camioneta siniestrada. Mi amigo Fabrizio, había muerto, por los rumores de la gente. Le pregunto por él a la policía, y me dicen: se lo han llevado a la morgue. Me he derrumbado totalmente. Llamo a don Paolo, quien no puede creerlo. Fabrizio, por salir rápido olvido el celular en su consulta, y por eso no llamaron a Camila, ni a don Paolo. Se había estrellado contra un poste, iba a toda velocidad, estaba emocionado, pensando en aquello que le mandaron de EEUU, le serviría. No se como decirle a Camila, pero ella ya estaba aquí, don Paolo, tuvo el valor de contarle, solo atina a abrazarme con fuerza, sin llorar.

A la mañana siguiente, los diarios, daban la noticia, los pacientes de Fabrizio, eran los más tristes, lo querían mucho. No podían creerlo, les hacía difícil aceptar. Camila, se hace cargo de todo. Allí los dos hemos acordado hacer algo, que debió hacerse mucho tiempo atrás, con Fabrizio, enterramos también a su abuelo, esto lo hacemos en privado. Ya al terminar de sellar aquella tumba, Camila, ha llorado mucho. Tenía todo el llanto contenido. No pude consolarla. Era imposible. Esa promesa le ha costado su familia. Me abraza con todo su corazón y me pide: No me dejes nunca sola, por favor. 


Hemos ido a ver Marcelo, y paseamos por el jardín de la clínica. Él nos mira, pero no conoce a nadie, solo le atina a decir: que bonita eres niña. Al pasar de un corto tiempo, Camila, me dice: 
-Pedro, Fabrizio en su testamento te dejo la mitad de la casa, y la otra a mí, pero yo no quiero vivir aquí, tal vez la vendamos o alquilamos, y nos vamos a vivir a una más pequeña. 
-Lo que tu digas, mi amor- le respondo. Don Paolo, se hará cargo de lo demás.

Mis padres adoran a Camila. Siempre los visitamos. Aunque no estamos casados. Ella espera un bebe, me dio esa noticia, un viernes que hacía mucho frío. Danny mi hermano, que ya se graduó, me pide ser el padrino. 


Me alejo un poco y deseo caminar por las calles, Camila se quedo con mis padres por unos días. Mirando el cielo oscuro de Lima, observo las estrellas y busco a mi hermano y lloro en silencio. Trato de comprender su terquedad en su promesa. Aquella que lo llevo a la muerte. Mi pequeño sera un varón, y se llamara como su tío, Fabrizio.
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1 comentario:

  1. buena historia, deberiamos todos realmente cumplir nuestras promesas

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