viernes, 7 de agosto de 2009

Aquel Viejo Sabio

He despertado un poco desesperado, es tarde y me veo al espejo, ya pase hace tiempo la barrera de los cincuenta, pero no me veo viejo, no tengo canas. Arrugas, una que otra, pero estoy muy cansado, apenas puedo con mi andar, tengo mucho sueño, y deseo seguir durmiendo. Pero debo de levantarme, si no llegare tarde al supermercado. Hay mucha gente haciendo cola, deseo que alcance para todos, hace mucho calor, pero tengo frió, llevo una gran casaca de cuero, la tengo ya hace mucho tiempo, un regalo de mi hermano, que por cierto no veo desde, no recuerdo. Ya perdí la cuenta de los años. La gente no compra otra cosa, ya no hay trigo, no se puede hacer pan, la tierra dejo de darnos frutos, apenas existen cosas que llegan de otros países. La tierra se echo a perder. Cuando escuchaba esas cosas del cambio climático, jamás pensé que fuera tan rápido, y que sus efectos fueran tan crueles. Hay mucha gente en la cola, eso me preocupa, me voy a quedar sin agua. Tengo dinero. El estado nos lo da como ayuda, yo deje de trabajar, vivo cansado, no hay trabajo, si lo hay, suerte para ellos.


La cola empieza a andar, espero que dejen algo para mí, esto es de todos los días, la gente empieza a salir con su botella de agua, solo venden un litro por familia, a cinco euros el litro, y si quieres, tienes que llevar tu botella, la dejas y te venden el agua, hace tiempo que dejaron de hacer botellas plásticas, aún existen muchas. Ha llegado mi turno, y tengo muy mala suerte, se ha acabado. Estoy un poco furioso, no sé, si yo tenga suerte alguna, no tengo nada más en casa. Le he rogado a la señorita del supermercado, que por favor, si no tendría algo por allí, tal vez, no sé. Ella me dice: lo siento señor, no hay. Empiezo a desesperarme, más aún. Le he pedido a unos señores si me vendían un poco, pero todos me la niegan. Casi no conozco a nadie, y eso que vivo aqui, un montón de años. Estoy sentado afuera en un bordillo, hay mucha gente, que aún sigue allí, compran cosas necesarias que aún existen. La gente pasa y me mira, estoy viejo y sediento, llegue tarde.

Una niña rubia, me ha mirado, sus cabellos tiene un brillo muy especial, y muy dulcemente pregunta, ¿que me ha pasado?. Le respondo que he llegado tarde a comprar agua y me quede sin ella. Ya no habrá más venta dentro de tres días, así que no se que hacer. La niña sigue allí y me dice: Hola, me llamo Andrea, mi mamá esta allí, voy a llamarla para que te de un poco. He sonreído ante la amabilidad de esta dulce niñita. Esta ella con su madre y charlan, parece que ella no quiere dar ni pizca de su botella, entonces me acerco, y le digo: disculpe señora, no era intención mía, su hija es tan buena, se lo agradezco de todo corazón. Ella me dice:
-No, disculpeme usted, es que en este tiempo, bueno demé su botella.
Me ha dado un poco más de un vaso, he tomado un poco, he guardado el resto para tres días que quedan en que llegue el otro reparto.
-Me llamo Santiago- le digo con una sonrisa
-ahí va, como el Apóstol- dice ella con jocosidad
-si, exactamente- respondo yo
-Me llamo Leire y ella es Andrea, mi hija, vivimos solas, ya que mi esposo falleció hace poco- dice ella con una sonrisa un poco entristecida.
Hemos charlado de muchas cosas y nos despedimos.


Han pasado esos tres días y he madrugado, a pesar de mi cansancio. Creo que ni dormi. Con gran prisa he llegado tan temprano, que he visto el camión gigante que trae el agua, no sé de donde vendrá. Ellos están ahí descargando, me les he acercado y preguntado de donde la traen. Ellos no saben, solo me dicen que lo traen desde el puerto, que llega de otro lugar que desconocen. Como podrá existir un lugar donde aún haya agua, y aqui no. Me ha entrado una idea muy descabellada, voy a seguir a esos hombres, me esconderé no sé donde. He pasado todo el día pensando en ello. He comprado mi litro de agua, y he visto nuevamente a Leire y a la linda Andreita. Me han dicho que estoy muy ojeroso, aunque no me han dicho que estoy viejo. Me he escondido en una parte muy secreta del camión, nadie se dio cuenta de mi, he burlado la poquísima seguridad que había. Nada. Voy rumbo a ver de donde traen esta agua, ¿y por que es tan cara?. Si a veces el dinero ya no sirve. He llegado al puerto, ellos ni cuenta se han dado, están descargando los envases vacíos y los llevan a una pequeña embarcación muy vieja. Le pregunto al dueño de aquella embarcación, hacía donde van, muy lejos, me responde. ¿Me dejan ir con ustedes?- les pido. El hombre aquel, se ha negado, no se puede chaval, no se puede- me responde, por favor-le digo. Al final de tanto insistir, ha aceptado y voy con ellos. Ya embarcado hablamos de muchas cosas, me cuenta que con el dinero que sacan de la venta del agua, quieren dar un escarmiento a los gobiernos. No sé como, pero se lo van a dar, yo escucho atentamente. Son seis dias de viaje. El trayecto se hace muy largo y un poco aterrador, al ver el mar, no hay vida, esa agua salada esta muy sucia y se ve mucha basura, apenas se navega. Hemos llegado a un pueblo muy lejano, no se que pais es realmente, hace un frio liviano. Pero de ahi no sé nada más, me despido de aquel tipo.


No se nada de mi familia, estoy viejo, hace mucho que deje de ver a mis hermanos, no sé si mis padres viven aún, ¿que será de mis sobrinos? me pregunto a cada momento, ¿que fue de mí país?, ¿que fue de mi amor?.

Llegan pocos camiones, empiezan a hablar unos hombres muy elegantes hablan de que queda muy poca agua, no saben, si se acerca el final. Palabras pocas alentadoras. Y buscando el camino correcto empece a andar y andar. Camine mucho en la vida, me encanta caminar, estoy cansado, pero voy para alla, lamento no tener un walk man y escuchar música, eliminaron las pilas y baterias, de la faz de la tierra. Voy tarareando "I should have known better" de "The Beatles". Al final no sé a donde voy y me he perdido. He llegado a una especie de isla, que estan cerradas por unos montes, como unas cuevas, me hacen recordar a Paracas, un lugar hermoso de mi país. Se ha ido un camión, lleva agua, para esa gente que se muere, por que les hace falta. No hay gente por los alrededores y me he adentro más en aquel sitio. En ese momento ha aparecido un señor mayor, muy viejo. Me empieza hablar y dice: Hola, ¿que buscas aquí, muchacho?. Sentí un poco de temor, le digo: hola, solo que me perdí, estuve buscando agua para mi pueblo.
Me ha hecho pasar y hay muchas botellas ahi, él las llena una a una, entra y sale a cada momento, y me dice: pasa y mira. En ese instante algo me ha impactado. Allí habia una laguna de agua cristalina, que se estaba agotando, estamos allí los dos, mirando el cielo azul, las praderas verdes y el agua que poco a poco se acaba. Me pregunta ¿de donde eres muchacho?. Nací en los Andes Peruanos, alli tampoco abundaba el agua- le he respondido. Me llamo Manuel, y ya soy demasiado viejo, dice él.

Tengo cincuenta y cinco años, estoy viejo también. No veo canas en mi cabeza, y no tengo arrugas en la piel, muy pocas. Manuel tiene los ojos azules, y esta muy anciano. Ha sacado un conejo para cenar, él mismo lo ha preparado, hace una fogata, para calentarnos, he decidido quedarme con él. Todos los dias lleno envases de agua, Manuel por la tarde esta mirando la laguna. Han llegado los hombres aquellos y se llevan todo el agua que esta en los envases, se van y solo agradecen a Manuel. He mirado a Manuel, y le pregunto:¿por que no les cobra?. Si ellos cobran cinco euros el litro. Manuel me responde: no me hace falta ese dinero, no sirve aqui, el agua nos la manda alguién que no desea que la humanidad se acabe. Vivo con Manuel, me ha enseñado muchas cosas, no es cansado esto de llenar los envases, me he es gratificante. Manuel mira todas la tardes la laguna. yo solo envaso el agua que él me trae. Han pasado muchos meses desde que llegue aquí, y en verdad, soy muy feliz.

La laguna se sigue acabando y eso me preocupa. Estoy durmiendo, y he tenido un sueño: He visto a Andreita, llorando y llamando por mí, me ha preocupado, me despierto y veo que Manuel gira la cabeza y me dice: sigue descansando solo fue un sueño. He vuelto a dormir y he tenido otro sueño: En el veia como el planeta se abria y salia un arma nuclear, que queria acabar con el cosmos, veia todos los planetas y estrellas. Me he despertado aterrado. Manuel, me ha vuelto a ver y me llama y dice: acercate y me lleva afuera, hemos mirado la laguna, y me pregunta: ¿crees en Dios?, si- le digo. Entonces ayudame a orar, por toda la gente- me pidio él. Estamos alli los dos rogando a Dios.

A la mañana siguiente , Manuel ha preparado un pollo para comer, yo sigo envasando el agua, llegan los hombres esos y se la llevan. Estoy con Manuel, que esta muy cansado, y me pide que me encarge hoy de mirar la laguna, hoy no esta bien. De repente empieza a chispear del cielo, cae agua, esta lloviendo sin parar. He llamado a Manuel, que se ha alegrado y dice: es un milagro, Santiago, es un milagro. Hay mucha agua. Se ha llenado la laguna. Aquel milagro, me unió más a Manuel. Pero en el fondo me entristece no saber nada de Andreita. He pensado en ir a buscar a Leire y Andrea. Le comento a Manuel la idea y él me dice: anda, pero vuelve lo más pronto posible. Volveré no te preocupes, le respondo, dando tranquilidad a mi amigo. Vivo con Manuel, pero no sé como se llama el lugar.

He viajado mucho, me han traido aquellos hombres a quienes Manuel les da el agua. Estoy de nuevo en casa, todo sigue igual. La misma vida, las mismas calles, y el mismo departamento que deje. Solo llovio alla. He buscado a Leire, y no la hallo. Me cuentan que esta en esta en el hospital, Andreita esta un poco mal, esta muy delicada y deshidratada. Les he traido muchas cosas y agua. Leire esta muy feliz al verme, Andreita tambien. Una gran alegría invade mi ser al ver a esa niñita de rubios cabellos. Aguanto el llanto por dentro, para no ponerla más mal aún. Me he quedado con ellas, y con suerte y nuestra fe, Andreita se ha sanado. Les propongo que vengan conmigo, sin dudar en ningún momento, ellas han aceptado. Preparamos lo necesario para nuestro viaje. Me han vuelto a traer aquellos hombres, he traido regalos a Manuel. Tambien he traido muchos libros, revistas, enceres y mi vieja guitarra. Llego y Manuel esta enfermo, esta muy viejo. Le he presentado a Leire y a Andreita, él esta contento al verlas. A pesar de su cansancio, nos preparo un conejo para comer. Estamos los cuatro pasándola muy bien y nos hemos distraido un buen momento. Manuel al ver mi vieja guitarra, me ha pedido si yo le podia cantar algo. He cogido mi vieja amiga y empece a cantar: "True Colors" de Phill collins, y le ha encantado. Pasan los dias y Leire ya aprendio la labor, envasamos el agua a diario. Por las tardes le da clases a Andreita. Manuel se a encariñado mucho, con ellas, y Andreita escucha atentamente las historias que él le cuenta. Se respira felicidad.




Manuel sigue enfermo y eso me preocupa. Pasan los dias y sigue muy cansado. Una noche, se ha acercado a mi y me dice: Santiago, voy a morir ya, es mi momento, debes seguir con todo esto, no te preocupes por mi, has feliz a la gente, yo tengo doscientos años y tu eres el que debe seguir orando a Dios, como lo hago yo por la tardes, cuando miro la laguna. Por la mañana me he despertado, pensando que era un sueño, y voy donde Manuel, Él ha muerto, estoy muy triste, a su lado, veo como sus ojos azules se cerraron para siempre. Lo he enterrado cerca de la laguna, voy hacer lo que me pidio. He charlado con Leire y le pido que me ayude, y ella responde con gran serenidad: sera un gusto para mi, es el destino que ha hecho que te conociera, cuenta conmigo, Santiago. Al pasar de los días, la tristeza se va alejando. Estoy rascandome la barbilla, no tengo barba, siempre fui lampiño. Andreita, se acerca a mi, y me ha regalado un maquina de afeitar, y dice: era de mi papa, ahora es tuya, la abrazo y le agradezco. Leire sigue envasando el agua, no esta cansada. Yo sigo orando a Dios. Por la noche cenando, se me ha ocurrido una idea un poco disparatada, le comento a Leire: si vamos y le decimos a la gente que venga con nosotros, podriamos fundar una nueva ciudad, asi podriamos vivir en comunidad. Leire con una sonrisa me dice: es una buena idea, vayamos hacía allá y contémosle a todos. He pensado en buscar a mis padres, hermanos y sobrinos, espero que esten bien.



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