martes, 1 de enero de 2013

Mentira


La mañana del 31 de diciembre, nos trajo un impresionante rayo solar. Decidí que debía levantarme temprano y aprovechar ese sol. Aunque me moriría de sueño por la tarde. Esos días eran de descanso. No tenía trabajo, por que pensé cambiar de aires, ya aburrido de lo mismo. Esperaba un 1996 mucho mejor.  El ambiente navideño, con el cual recibíamos un año nuevo.. tal vez con esperanzas. Una radio a todo volumen, hacía que este día sea muy placentero. Se aprovecha tiempo, en salir a pasear, y así escapar de la rutina de acompañar a tus padres, en la preparación de la cena que por la noche, iba a ver. Unos saludos gratos de los vecinos. Te preguntaban ¿qué planes para la noche? ¿cómo es? Ya veremos.. con una sonrisa. Solo escribía unos reportes, para un periódico local. De un tiraje corto. No me consideraba un genio de la pluma, ni el papel, pero sabía que podía dar más. Por eso esperaba ese año con fuerzas.

En la loza deportiva de mi barrio (a unas diez cuadras de casa) se preparaba para un reventón enorme. Toda la gente se alistaba para recibir con mucha diversión ese año nuevo. Todo era un color amarillo.

Por la tarde, fuí a comprar los panetones donde don Zacarías, el dueño de la panadería del barrio. Llevaba toda la vida ahí. Siempre hemos comprado ahí. No había otro lugar. Le pregunte por Alfonso, su unico hijo varón. Tenía 2 hijas mayores. Con él no eramos muy amigos, pero lo conocía por el barrio y el colegio. Le sacaba tres años de diferencia.
-No esta, pero hoy es su cumpleaños, cumple 18!
-Si, me comentaron, por eso quería saludarlo.
-Seguro salió a ver su jerma, no lo he visto en todo el día.
-¡Ah ya! si, tiene derecho a celebrar... bueno si no lo veo hoy, le da mis saludos.
-Claro Daniel, claro, pero vienes para tomarnos unas chelas.
-Ah, claro puede ser... ya lo vemos. Nos vemos don Zaca.
-Nos vemos.

En casa, con mis hermanos, disfrutamos del resto del día, siempre escapando de los quehaceres que estaba a cargo de mi madre, que a pesar de sus llamados, supimos amagar. Afuera de casa, siempre hay fiesta. Así como en todo lugar. Comentamos sobre ello. Nosotros siempre hemos disfrutado de esas fiestas en casa. Rara vez, hemos salido más allá del barrio, pero al pasar los años, ya un poco que se perdían esas costumbres. Todo preparado para la noche. Solo es cuestión de esperar la hora.


ALFONSO

Alfonso, era un muchacho muy menudo, bajo de tamaño, pero muy bueno. No eramos grandes amigos. Siempre coincidíamos en el colegio. Yo estaba en 5º y él en 2º. Como era costumbre, todos los alumnos del barrio que vivíamos cerca, nos juntábamos. Hacíamos "chacota" brava. A él lo vacilaban por ser el hijo del dueño de la panadería. ¡Oye súper pan! Él se molestaba pero le causaba mucha gracia. Desde pequeño ayudaba a su padre, y es por eso que al acabar el colegio se dedico a tiempo completo a ese trabajo. Algunas veces lo encuentro con sus amigos (muchos del colegio) tomando alcohol. Nos saludamos, pero solo eso.

1 de enero

Al llegar la medianoche, recibimos el año nuevo, como siempre. Nos acostumbramos a recibir y pasarlo en familia. Y luego ya se vería. A casa llegaron, los vecinos, amigos y uno que otro familiar más departíamos grandes momentos, y copas de champagne.

2:00 a.m

José, mi hermano mayor me anima a ir a aquella fiesta en la loza deportiva. Aunque hay muchas jaranas fuera. Al animarme, nos íbamos saludando a la gente, que se nos acercaba a desearnos un buen año. La bulla con esa música estridente, de esos parlantes que necesitaban un buen balance, hacía que la gente celebre a lo grande.

Ahí estaba "el gordo" un conocido que vivía en el barrio vecino. Estaba presente, puesto que era el cumpleaños de Alfonso. Junto a él sus demás amigos, muchos de ellos eran del colegio. El "gordo" ya tenía una fama de achorado, a pesar de su imagen de persona buena. Libaban licor, en cantidad. Era el más alegre de todos. Alfonso, llego y era el más esperado. Aclamado en su llegada. Nos saludamos, por año nuevo, y de paso lo felicite por sus 18 años. A su lado estaba Anahí, su enamorada. Muy sería ella. No hablaba mucho, la conocía de veces en que iba a la panadería a comprar, y estaba ahí con Alfonso. Él ya estaba con tragos encima. Había estado celebrando con su familia. Me hice a un lado, y empezaron a tomar en demasía. A el "gordo" le pareció bien que me fuera. Nunca me cayó bien, y yo a él también. Me despedí de ellos. Ya nos veremos, mañana.

Departía con los amigos, y los vecinos. Pero no me sentía a gusto. De verdad. Quise irme, pero al final decidí quedarme ahí. Ver como la gente bailaba y se emborrachaba, en esa noche siempre me pareció curioso. Pasada unas horas, unos se iban y otros llegaban. En un momento Alfonso, su enamorada y sus amigos, se iban a otro lugar. 

Se fueron a la "Huaca" centro de esparcimiento que esta al lado de la Huaca (un cerro protegido por la municipalidad, que se encuentra muy cerca de ahí, de la loza deportiva. Ahí había otra fiesta, más grande aún, pero ya había poca gente en ese lugar.

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Siendo las 4 de la mañana. Ellos quienes deseosos de celebrar los 18 de su amigo Alfonso. Se les ocurrió levantarlo en hombros. Alfonso ya estaba muy bebido, Anahí, no se le separaba por nada. El "gordo" era el artífice de las ideas que se le ocurrían al grupo. Entre 10 chicos, luego de levantarlo, lo empezaron a mantear, vitoreando su nombre, y a cada manteada, vitoreaban el numero, hasta llegar al numero 18. Alfonso, no deseaba eso, pedía que lo bajaran ya que estaba muy bebido. La cabeza se le iba. Era su primera gran borrachera. Los suplicios de Anahí, no le importaban al "gordo" que se vacilaba con aquello.
Las manteadas iban rápido...
-Bajenme mierda!- exclamo Alfonso..
-Tres! Cuatro!.... - Las risas de los amigos encabezados por el "gordo" hacían inútiles, los ruegos de Alfonso... Y llego el 18.. Al "gordo" no se le ocurrió mejor idea que hacer un guiño a sus compañeros y estos lo soltaron en pleno aire. Alfonso cayó. En la huaca, juegan muchos niños, más aún en verano. La cabeza de Alfonso fue a dar contra una piedra. Se golpeó la sien. Un fuerte golpe. Alfonso no se levantaba. Los amigos borrachos atinaron a reír, sin saber lo que había ocurrido. Lo soltaron, y dieron media vuelta. La broma, les pareció genial.
-Alfonso! Alfonso!- grito Anahí. 
Él no despertaba. Al ver la sangre que empezó a derramar. Anahí estallo en llanto, y solo llamaba al "gordo" para que auxiliara a su enamorado. Los amigos, y curiosos se acercaron. La música seguía. Alfonso no despertaba. No había ayuda necesaria que lo reanimara. Unos de sus compañeros, se acerco, quiso despertarlo, le golpeaba la mejilla. 
¡Hey huevón! ¡Hey "super pan"!

El temor invadió en la mayoría de ellos, que se hicieron los desentendidos. Los amigos huyeron, dejando solo al "gordo" quien no se atrevía a hacer nada. Miraba atónito. Luego de un rato, estallo en llanto. Anahí, no sabía que hacer. Todo parecía una pesadilla. No llegaba ambulancia alguna. Es en ese rato, que llego la policía. Llamada tal vez por un vecino de ahí. Ellos atendieron a Alfonso, pero él estaba muerto. Anahí no lo creía. Entro en crisis de nervios, y solo rogaba que trajeran una ambulancia. Esta llego, pero solo para llevarse el cuerpo. La gente creo prudente irse a sus casas. La policía quise buscar ahí mismo a los culpables, y a los testigos. Ante la huida de ellos, solo estaba ella. Mientras la calmaban, les preguntaban a algunos, pero solo respondían que no sabían mucho, ya que era un grupo que estaba un poco alejado del resto.  No contaron más. Eran del barrio vecino.

Camino a casa solo, me topé con unos cuantos de los muchachos. Estaban muy nerviosos. Y en eso Damian, se me abalanzo, me abrazo fuertemente. Quise hacerlo a un lado, ya que estaba muy bebido.
-Daniel! Daniel! Alfonso se murió huevón, esta muerto.
-¿Qué mierda dices?
-"Gordo" conchasumadre, por su culpa lo soltamos.
-¿Qué dices? no te entiendo, huevón.
-En la huaca! allá.
Entonces el otro que iba a su lado más calmado, me dijo lo que había ocurrido. Les pedí que me acompañaran, pero no quisieron. Damian seguía llorando. Me fui rápido hacía ese lugar. No esta tan lejos. Cuando llegué ya no estaban. Algunos policías, seguían preguntado a los que quedaban. Me les acerque, y me preguntaron quien era. Les dije que era amigo de Alfonso. Me preguntaron si sabia algo sobre lo que había sucedido. Les conté, lo que me contó Damian. Me indicaron el lugar, donde se llevaron a Alfonso. No quise ir, pero fui, no se por qué. Entre con miedo. Pero solo al dar unos pasos, me impidieron el acceso. Espere un rato. Ya amaneció.


Cuando el "gordo" se sintió solo, se fue a un lado de esa huaca, estaba aterrado. Lo siguió Adrían otro compañero del colegio. Solo atinaba a repetir !la cagué! ¡la cagué!

El rumor ya estaba en todo el barrio, y en los barrios vecinos.

La noticia para don Zaca, fue desastrosa. Sus hijas y esposa estaban a su lado. Anahí, no se calmaba aún. Y la policía necesitaba de su declaración. De los chicos, no se sabía nada. Llegue a casa, y mi familia ya sabía lo sucedido. Pero no entendían que pasaba. Alfonso no era muy amigo nuestro, pero sentíamos una gran pena.

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Era las tres de la tarde del 1 de enero y al pasar por la panadería era desolador. Estaban velando ya a Alfonso. Entre. No me atrevía a acercarme a don Zaca y su esposa. ¿Qué podría decirles? Entonces ahí, Anahí al verme se abalanzo sobre, y me exclamo :¡Fue el "gordo" el "gordo" él lo mato. Esas palabras hicieron que todos se fijaran en ella. Don Zaca se paro en ese instante, y le pregunto ¿cómo fue? dime por favor. La policía que estaba ahí, tomo recién la declaración de Anahí. Allí contó todo. Al detalle. Ellos se me acercaron. Preguntaron si los conocía. Había sido un juego, un accidente. Pero Alfonso ya no estaba.


El asunto no quedo ahí. No podía quedarse ahí. Tras una investigación, se entregaron voluntariamente todos ellos, excepto  el "gordo". Pero lo hallaron en la casa de una tía. El siempre se negó de su culpa. Era un accidente.  Quedaron libres de culpa. Pero Alfonso ya no estaba. Escribí una nota en el periódico. Quizás mi ira, mi furor ante ese hecho, hice que escribiría muy mal del "gordo"  Uno de sus vecinos, me contó que siempre fue así, pero no llegaría a ser un asesino. Y me dejo esta anécdota.

  "Había un perro, en el vecindario que era muy bonito, de raza. Ese animal, era el engreído del barrio, el "gordo" lo quería para él. En su afán de eso, un día se le acerco, y el perro estaba cansado, no quería jugar con él. El "gordo" con ira lo pateó de mala manera que medió mato al perro. Quiso escapar pero yo lo vi, lo abrazo, disimuladamente, se metió por un pasaje del barrio. Lo seguí, y entre unos arbustos lo quiso quemar. ¡"Gordo"! gritamos. Él se fue corriendo. Quizás, si no estaba Anahí esa noche, tal vez pensaría hacer lo mismo."

No creo que hubiera llegado a este extremo, si no estuviera Anahí. Pero ese accidente le costo la vida, a un amigo de siempre. Tras ese reporte que escribí, algunos le recuerdan, ese hecho. Le gritan: "gordo asesino" tu lo mataste... él solo responde: ¡Mentira! ¡Es mentira! No se si habrá sido un alivio, para la familia. Anahí tenía un mes de embarazo. Alfonso iba a ser padre.

Han pasado muchos años de eso. Me miro siempre retante, con el "gordo". Me cae mal. Damian y los otros siempre me saludan. Les quedo marcado siempre esa noche. Cuando compro pan donde don Zaca, no nos acordamos de ese asunto. Pero él ya no es el mismo. A veces cuando atiende lo acompaña el pequeño Alfonso. Otras veces Anahí.
-Hola Don Zaca!
-Hola Danielito ¿cómo vas?
-¿Lo mismo de siempre? 
-Y no va a ser...
-Nos vemos Don Zaca.
-Chau Danielito.




lunes, 26 de noviembre de 2012

Los días de Gael


Pasaron muchos años en los cuales estuvo viviendo en un hospital psiquiátrico. Vivía siempre deprimido. tenía dinero que fue acumulando en toda su vida. Herencias y largo trabajo de sus padres. Cuando estaba internado, iba Mariana una linda chica, que apostaba su vida a servir como voluntaria, en  ayudar a los enfermos. Gael y Mariana, se hicieron buenos amigos de a poco. Él estaba a su lado, esas veces que ella lo ayudaba a recuperarse. Ella lo hacía feliz. Muchas veces intento escapar de ahí, pero no por estar encerrado, sino por que el saber que estando afuera, Mariana, tal vez lo quisiera, más que un amigo . Él olvidaba un poco  su sufrimiento. 

Al salir del hospital, solo pensó en buscar a Mariana. Llego a su casa, y no estaba. Por más que tocó nadie abrió. No había nadie. Empezó a sufrir. Cogió un taxi y se fue a casa. No estaba curado del todo. Al ver esas calles, recordó su infancia, su adolescencia. Tiene 30 años.  Pago el taxi con un billete que le dieron en el psiquiátrico. El taxista le agradeció mucho, ya que era 10 veces más de lo que le había cobrado. Era una casa que sus padres compraron en los 50, en una parte alejada de la ciudad, pero con el tiempo fue creciendo. Estaba cercada, y su gran jardín era el asombro de los que pasaban por ahí. Lo esperaba Ariadna, su tía. Era la única familiar que le quedaba. Ariadna, no le tenía mucho cariño, debido a su problema. Pero a Gael le importaba un poco. Solo hablaban cosas sobre la casa, y sobre su salud. Gael, le pregunto, el por qué no fue a recojerlo, Ariadna, le contó que tenía muchos asuntos por resolver. Que lo disculpara. Le entrego todo los papeles, que quedaron sin arreglar.

En esa casa, solo habían recuerdos. Las fotos grandes, de sus padres. Ya no había esos cuadros tan costosos, que un día adornaron ese lugar. Se sentó en el sofá y empezó a recordar a Mariana. No sabía su teléfono. y por que le dio una dirección incorrecta. 

Al pasar los días Gael, pareció que recuperaba las esperanzas en esta vida. Salía al jardín, a regarlo todos los días. El señor que lo hacía, solo iba un día a la semana. Y cuando iba, Gael lo acompañaba. No quiso que se vaya. La gente que pasaba por ahí al verlo, se le acercaba. Lo saludaba, y les exclamaban su enorme sorpresa con su presencia. Y le felicitaba por su hermoso jardín. Por las tardes, salía a pasear por las calles, tan anchas. Caminaba bastante. Una vez, llego a un pequeño local, una pequeña bodega. Entro, y le pidió, a la dependienta, una señor mayor, la dueña del lugar, un té. Ella le dijo que solo se vendía en caja, pero él le pidió por favor, que le preparase, y que le pagaría. La señora, un poco confundida, acepto. Se sentó en un rincón. Miraba la calle, por una de esas ventanas, tan grandes. Entraba gente a comprar. Algunos conocieron a Gael, y lo saludaban. Eso lo hacía un poco más feliz. Un señor entro, al verlo, se le acerco, lo saludo. Y la dueña del local, le pregunto. al señor, sin que Gael se diera cuenta.-¿Qué quién era ese muchacho?.-
-Es el muchacho,  que estuvo en el manicomio, el de la casa grande.
-¡Ah! el niño de los Martinez.
-si, él-dijo aquel señor. Gael, los miro sonriente. En ese instante, la señora se acerco. Joven, yo conocí a sus padres, que grande estas. Gael le agradeció ese gesto. Conversaron por un buen rato, mientras, atendía a la gente que se acercaba a comprar. Le dijo que se llamaba Ana. Al irse compro unas cosas..
-Mañana vuelvo otra vez.
-Vuelve cuando quieras hijo.
-Gracias por todo.


Muchas veces recuerda a sus padres, cuando en la soledad. Ellos murieron cuando él solo tenía 10 años. En un accidente. De ahí solo vivió con su tía Ariadna. Él presentaba muchos cuadros de ansiedad. Nunca se recupero. Ariadna, no deseo que su sobrino, le contagiara su depresión a ella y sus pequeños hijos. Se acordaba de Mariana. Pero no deseaba volver nunca más a ese hospital psiquiátrico, a buscarla. El doctor Manuel, lo llegaba a visitar, una vez al mes. Lo trato por esos años. Y le cogió cariño. Pero no le preguntaba por Mariana. Por una extraña razón, no le preguntaba a nadie sobre ella. Incluso cuando estaba en el psiquiátrico, no le decía a ninguno de lo buena que era.

MIRIAM

Ariadna, no llega por ningún motivo a visitar a su sobrino. Pero a de a pocos, Gael, se va ganando amigos. Siempre llega a aquella tienda, caminando a pesar que los nuevos amigos que tiene le animan a comprarse un auto. Prefiere no hacerlo. Es muy feliz caminando. Va con mucho animo a ver a Ana, se han hecho grandes amigos. Entra a la tienda, y no estaba doña Ana, su gran amiga. Atendía una pequeña joven.
-Hola,
-Hola, esta doña Ana?
-No, mi abuela, no se encuentra, vuelve más tarde.
-Es que ella me prepara siempre un té.
-Ah, si, si me contó, sientate.

Gael, siempre toma un te, y lo acompaña doña Ana, siempre conversan de muchas cosas. Ella le cuenta de todo lo que ha pasado en todo ese tiempo. En ese pueblo, pasaron tantas cosas. Gael, le agrada la compañía de doña Ana, y se sentía un poco extraño, sin ella al lado. Su nieta, vio un poco su inquietud..
-¿Cómo te llamas?
-Gael
-Ohhh, que bonito nombre!
-Y tu como te llamas?
-Miriam.
-Tu nombre también es bonito, muy biblico.
-Gracias.
-........
-Te gusta el te, ¿verdad?.
.Si, es que es lo único que siempre he tomado desde siempre.
-Que curioso, pero no prefieres, no se, un café, un café con leche.
-Bueno tal vez... ¿Y donde vives Miriam?
-Ah, aquí cerca. Sino que vine por que mi abuela, me llamo, por que iba a salir.
-Doña Ana es muy buena, sabes..
-Si, lo se..


Miriam, con solo 18 años, era una las jovenes más hermosas que Gael haya visto en su vida. A él le agrado. Desde que Gael y Miriam se conocieron, se fueron haciendo amigos. A doña Ana, le agradaba la idea, de que su nieta, se haga amiga de Gael, por que empezó a quererlo, como un hijo. Pero conocía de sobra a su nieta, y llevaba esa amistad. Con cautela. Él parecía un poco curado de su depresión. Con esos amigos, que llegaban a verlo. Se le ocurrió, dar gran parte de sus terrenos, para un lugar de juegos, cosas que ellos le agradecieron. Aunque abusaban de su amistad, pidiéndole muchas cosas.

Gael, sigue viviendo solo, y hoy cumple los 31 años. No celebra sus cumpleaños. Nunca lo hizo. Se mira en el espejo. Su mirada pálida, le hace recordar sus días en ese psiquiátrico. Ve a Mariana en ese espejo. La ve sonreír. Le pregunta donde esta, pero ella solo sonríe. Se olvida de todo, y se pone a hacer limpieza. Coge de unos cajones viejos, unos discos de vinilo, que escuchaba su padre. Mientras hace esa labor. Los recuerda. Al terminar se para en la ventana a mirar las calles. Sonríe, y agradece por esos amigos, que ha hecho desde que volvió a casa. La paz de ese instante se borra, al ver venir a su tía Ariadna. Ella ya lo diviso desde la calle. Sale a abrirle...
-Hola hijo, feliz cumpleaños.
-Hola tía,  gracias, pasa..¿y mis primos?
-Ah, ellos.. están con sus novias, tal vez vengan por la noche..

Ariadna, ve sorprendida al ver lo bien conservada que esta aquella mansión, a pesar que Gael no tiene servidumbre.
-¿Como te va hijo?
-Bien, muy bien..
-Ahora que estas bien, no desearías venir a vivir con nosotros...
-Ahora que estoy bien? Si no lo estuviera, me invitarías.. Gracias tía, te quiero, pero quiero quedarme aquí.
-Te entiendo, ahora dime, como quedaste con el asunto del dinero que nos corresponde.
-¿Que dinero tía?
-Aquel que dejo tu mamá, sabes que algo nos corresponde.
-Ellos murieron intestados, entiendes que no te corresponde nada ¿verdad?
-Hable con mi abogado, y me explico, sobre aquello.
-Como están mis primos, como les va?
Esa tarde hablaron de muchas cosas. Se fue prometiéndole volver. Gael, no desea volver a verla.

Gael, siempre llega a la tienda, y pregunta por Miriam. Doña Ana, quiere a su nieta, pero la conoce bien. Y trata de decirle, en caso  empieza a sentir algo, por su nieta, por que no desea que le hagan daño. Al llegar Miriam, Gael, se alegra. Él nunca ha insinuado algo a una chica, y eso hace que sea muy tímido. Miriam, lo invita a salir. Gael acepta ansioso. Pero él desea que ella conozca antes, su casa. 
-Esperame que le pida permiso a tu abuela- susurro aquello en el oido a Miriam. A paso lento se le acerco, y le explico a doña Ana. Tal vez ella, sabe como es Gael, de bueno, pero no sabe de como lo vera Miriam. -No se preocupen- dijo Ana... Y ellos se fueron. Cogió un taxi. Mirian queda muy sorprendida por aquella bella mansión, por dentro. Ya la conocía por fuera. Muchas veces paso por ahí..
-Y vives solo?
-Si
-¿Pero tan grande?
-Si..
-Ohhh,..impresionante.
 Recorrió cada una de los ambientes. Mirian, siempre soñó con vivir en una casa así. Gael la miraba muy feliz. Pero en un isntante, todo parecio cambiar..
-Mariana...
-Miriam, soy Miriam, no me cambies el nombre ¿eh?
-Si, si perdón- Gael miro en el rostro de Miriam, a Mariana. Marcho a su habitación. Se tumbo en la cama. Y pensó en Mariana. 

Toco la puerta, Miriam en ese instante- Gael, ya vamonos- Se levanto y se fueron. Ella lo llevo a pasear, por el centro de la ciudad,  pasaron por varias tiendas. Gael no dudaba en concederle algún deseo. Ella insinuó muchas cosas. Al empezar la noche, ella le invito a bailar. Se avergonzaba en decirle que no sabía bailar.-Yo te enseño, no te preocupes. Así fue la primera vez que Gael, entraba a un lugar así. Bailaron toda la noche. No sabía si era feliz, pero estaba cómodo a su lado. Miriam, revoloteaba a su lado, como una gran danzante. Cogieron un taxi, Gael, la dejo en casa de su abuela.

Gael sueña, con Mariana. Como volver a verla. Por la madrugada, se toma valor, y va al psiquiátrico, pero solo de lejos. era muy temprano. Un pequeño dolor de cabeza lo agobia, por lo vivido ayer. Se sentó, al frente. Esperando ver a entrar a Mariana. Esta fijamente, mirando, sin que nadie se de cuenta que esta ahí. Pasa mucha gente, por aquella puerta, pasan horas y horas.. Pero mariana, nunca entro. Ya es muy tarde y no ha comido nada, dan las 6 de la tarde. Y Mariana nunca apareció. Se fue a la tienda de doña Ana. Ahí le sirvió el te de siempre. Ella le pregunto de donde venía.
-Tienes el semblante muy triste hijito.
-Estoy bien.
-A mi no me engañas hijito.. estas triste ¿te hizo algo Miriam? ella me dijo que se divirtieron.
-Si, estoy bien.. Creo que es el cansancio.
-Ah, eso sera ¿Quieres comer algo?
-Si, gracias.. ¿Y cuando viene Miriam?
-Mañana esta por aquí otra vez
-Me dejarías que salga a pasear otra vez..
-Si, si se divierten claro que si.

Miriam, y Gael, salen otra vez a pasear. En una tarde. Él decide ir a ver a Mariana, a aquella dirección que le dio, esa vez. Miriam, le pregunto, donde iban. Él solo le dijo que era una amiga, que conoció hace mucho. Al tocar, otra vez, salio una persona ya mayor. El sintió una emoción al ver a ese señor. Tal vez,  sea su padre o abuelo.
-¡Hola! ¿Esta Mariana?- pregunto
-¿Quién? . ¡Mariana!. -Aquí no vive Mariana alguna- le dijo ya un poco ofuscado el señor. La dirección era la misma. Él se la enseño.
-La vez pasada llegue y no abrió nadie.
-Esta casa, me la acaba de dar el gobierno, no vive nadie desde hace muchos años. Como estaba deshabitada, me la dieron para vivir.
-Entonces, disculpe señor.
Miriam, le pregunto que quien era esa Mariana... (se extraño, y recordó que Gael, le llamo así) Él no tuvo otro remedio que contarle todo. A ella, le extraño mucho que no le contara que estuvo por muchos años en un psiquiátrico. Tuvo un poco de temor. Lo miro, fijamente..
-Crees que estoy loco verdad?
-No, no.. Gael, eres muy bueno.. no digas eso.
-Y por que me miras así.
-Es que me llamaste Mariana, y pensé que confundiste mi nombre, pero esa Mariana, existe, pero no vive aquí.
-Eso parece.

Se fueron a pasear, a pesar que él iba cabizbajo. Miriam, lo animaba a cada momento. Ella le comento, su sus sueños, y su anhelos. Gael, al ver que tenía muchos sueños. Trato de ayudarla.. Se lo dijo, Ella al principio, pensó que era un abuso por su parte. Le dijo que deseaba tener una tienda en el centro.  Vender muebles de lujo. Gael no dudo en ayudarla. Pero ella, le dijo que aceptaba si no le dijeran nada a su abuela. 

Gael conoció a la madre de Miriam. Le invito un día, y fue a conocer a su familia. Miriam con 18 años, estudiaba administración. Y ya había aceptado la ayuda de Gael, para montar ese negocio. Ubico un local muy céntrico en la ciudad. Hizo todo lo relacionado a los tramites. Cuando llego el día. Miriam, le contó a todos que fue un préstamo quu hizo a un banco. Gael estuvo de acuerdo con ello. 

 Gael, siempre anduvo en su casa. Solo salía a veces a ver a doña Ana. Ella ajena a todo, agradecía a Dios, por haber conocido a ese muchacho, que quería como un hijo. Le contó, lo bien que le iba a su nieta en su negocio. Gael, no fue a ver a Miriam, cuando ella, abrió ese negocio, con una gran inauguración y una fiesta. Invito a Gael, pero él no acepto ir. Para que no sospecharan a través de la mentira que dijo ella, al decir que el dinero se lo dio un banco. Pero a él le agradaba Miriam pero no se atrevía a decirle algo, en ese aspecto.

CUANTAS VECES MARIANA

Gael, repitió muchas veces, esa acción de ir  aquel psiquiaátrico a ver a Mariana desde lejos, pero ella nunca apareció. Un día eran las 12 del día, cuando cansado de esperar, decidió ir a ver y darle una sorpresa a Miriam. Ya no la había vuelto a ver, desde hace mucho. Paso por una floristeria y compro un hermoso ramo de flores. Iba emocioando, se imaginaba la cara de Miriam, cuando viese ese hermoso ramo. Al llegar, su sonrisa se ilumino, a cada paso que daba, pensaba en que decirle. Cuando entro, vio a Miriam, con un muchacho. Él se acerco..Miriam se alegro..
-¡Gaeelll!! y se le abalanzo.. ¡Que alegria! ¿Cómo has estado? cogió de la mano a ese muchacho..
-Mira Gael, él es Joaquin, mi enamorado. Gael, con un silencio, decía sus palabras. Miriam, se dio cuenta. Entonces Joaquín, en una actitud altanera., palmoteo un hombro de Gael, y exclamo, ¿con que tu eres el banquero protector? ¡pues muchas gracias muñeco! Gael, le cogió la mano, y la hizo a un lado. Dio media vuelta, y se fue confundido. Ante la mirada de algunos clientes.. Miriam, fue detrás de él, para explicarle muchas cosas. Pero Joaquin la detuvo..

En casa, Gael, empezó a pensar en Mariana. Ya no quería saber nada de Miriam. No le importaba el dinero. Nunca le hizo falta.

Al día siguiente, por la mañana, Gael, cogió un taxi, y marcho a la tienda de Miriam. Era muy temprano. Con una piedra que tenía en el bolsillo, rompió el cristal de las ventanas y exhibidores. Rompió la cerradura, y con patadas, logro hacer un hueco. Ya dentro, las alarmas soltaron. Mientras llegaba la policía. Empezó a romper muchos muebles. Desato su furia. Al llegar la policía, lo redujeron, y fue arrestado..

Miriam, le denuncio, y de paso le puso una orden de alejamiento. No quería verlo para nada. Ya dentro encarcelado, Gael, no hablaba nada. Llego a verlo Doña Ana, y ella le decía muchas cosas. Pero él no decía nada. Miraba al suelo. Al irse doña Ana, llego Ariadna. Le increpo su actitud. Contó a la policía, sobre la situación de Gael. Él seguía sin hablar.. Ariadna, tomo esto como una locura. Hablo con ellos, y les dejo unas sugerencias. Por la noche. Llegaron unos enfermeros del psiquiátrico. Algunos  lo habían visto, cuando él quería ver a Mariana de lejos afuera de aquel lugar. Al verlos de blanco, se levanto raudo, y les pregunto ¿Y Mariana? No le respondieron, en ese sentido. Le dijeron que si deseaba ir con ellos. -Ya los conozco, conozco el camino... vámonos..

En la madrugrada, en una cama fría, Gael soñaba con Mariana. 

Al amanecer, pidió, que llamaran a doña Ana. Les dio la dirección de su tienda. -¡Que venga por favor!-
Cuando el doctor Manuel, él que siempre lo trato, le pregunto, por que hizo eso. No quiso responderle. No me aguanto, tal vez.
-Doctor y que es de Mariana?.
-¿De quién?
-De Mariana, esa muchacha voluntaria..
-Bueno, Gael, la verdas es que hay muchas, pero no recuerdo a Mariana, tal vez, ya estoy viejo- En ese instante sonreiron.
-No se olvide de llamar a doña Ana ¡por favor!
-Esta bien, voy a decirle a alguien que vaya, no te preocupes.

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Tocan la puerta de esa fría habitación..
-Hola Gael, otra vez, por aquí..
-Hola Mariana- el corazón de Gael saltaba de emoción..
-Si ya estabas recuperado.
-Si y lo estoy, pero vine a verte..
-Si, ¿de verdad?
-Claro, no sabes cuanto he esperado verte otra vez., no te encontré, te busque en esa dirección..
-Si, si pero buscate bien.
-Mariana, no sabes lo que siento por ti, eres todo para mi.
-¡Ay Gael! 

En ese instante, pide entrar, doña Ana, quien le trae te y unas galletas.. La sonrisa de Gael se ilumina. al verla. y a ella le brillan los ojos.
-Doña Ana, gracias por venir..
-Hola hijito, no podía dejar de venir a verte, te vas a venir conmigo- Se abrazaron con mucho cariño. 
-Ya se arreglo todo, hice que Miriam, retire la denuncia. ¿querrás vivir conmigo?
-Claro que si  y nos vamos a mi casa, hay suficiente lugar..
-Claro hijito.
-Mire doña Ana, ella es Mariana...
- ¿Quien hijito?
-Mira Mariana, ella doña Ana, es como mi mamá..
-........
-¿con quien hablas hijo? No hay nadie Gaelito, solo estamos los dos.
- Con Mariana, no la ves? es linda  ¿verdad?